Cálpitulo 1

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MONTREAL, 1 DICIEMBRE DEL 2011.

Dolor, tristeza, soledad. La peor mezcla de sentimientos que el ser humano puede procesar. Cuando un hombre falla a su palabra, pierde toda credibilidad. Cuántas noches no me advirtió de lo que sucedía. Cuántas lagrimas derramó y nunca quise entenderlo. Tuvimos que llegar a esto para darme cuenta de la clase de mujer que es Mía. 

Maldita! ¡Mil veces maldita!-

Mis gritos se ahogan entre la rabia y el dolor que siento. Nadie de los aquí presentes podrá evitar que la mate.

-Christian hijo-

Ella es la persona menos indicada para estar aquí.

-No me llames hijo. Retirate. Querías comprobar que estoy sufriendo, lo estoy. Ahora puedes estar feliz. Engendraste a un ser despreciable,  una mujer sin escrúpulos, a una zorra-

En una abrir y cerrar de ojos la mano de Grace se impacta sobre mi rostro. Mi rabia aumenta más.

-No hables asi de tu hermana, Christian Grey. Ella solo es una víctima de todo esto. No te das cuenta el dolor de perder a su hija y el ser utilizada por un canalla la llevaron por una mal camino-

-A caso no entendiste nada de lo que se dijo en ese maldito lugar. No te basta toda la sangre derramada para darte cuenta de quién es tu hija. ¡Es una maldita ASESINA!-

Mi hermano me jala con fuerza para lograr separarme de ella.

-Cada mal momento que mi mujer pasó  por su culpa y cada lágrima que mi hijo derramó, se los cobraré con creces. La buscaré hasta debajo de las piedras y si tú te metes en mi camino, no importa que me condene, pero te quitaré. Ya no puedo senrir más dolor. Le fallé a la mujer de mi vida, a mi familia. Sabes cuántas noche ella lloró por culpa de Mia, por mi falta de carácter, mi falta de pantalones para quitarla de nuestras vidas. Pero estúpidamente algo en el fondo de mi alma se negaba a aceptar totalmente es cruel verdad. Pero como fui tan tonto de no pensar que si fue capaz de abandonar a su hijo, ella era capaz de cosas peores. Si tan solo los hubise mantenido alejados de aquí.  Nada de esto habría pasado-

La culpa me doblega, el dolor me derrumba y caigo de rodilas. La voz de Elliot se escucha por un susurro. Poco a poco las voces de todos se apagan. Nada puede der más que la culpa.

-Mi dulce niño por favor. Escuchame-

La dulce voz de mi abuela me llama. Mientras sus manos acarician mi rostro. Eso me rompe más. Sin pronunciar palabra alguna me abrazo a su cintura y lloro con un infante en busca de amor y consuelo.

-Abuela, Ana mi Ana-

-Lo sé, mi dulce niño-

Todos visten de negro y no es para menos.

CICATRICES DEL ALMA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora