Especiales Bajoterra

Tarea Escolar

Era lunes, lo que significaba que era mi turno de recoger a Kayla y Asher de la escuela, Kayla tenía 12 años y Asher 11, solo se llevaban un grado de diferencia así que estudiaban en la misma escuela y tenían casi los mismos horarios. Twist y yo teníamos un acuerdo, yo los recogía por la tarde de lunes a miércoles y los llevaba a la escuela por la mañana los jueves y viernes, por lo que el los recogía jueves y viernes y los llevaba temprano a la escuela la mayoría de la semana.

Llegué a lo que podría considerarse el estacionamiento de la escuela, en realidad la escuela no tenía uno pero los padres solían dejar sus mecabestias en ese sector frente a la escuela, y considerando que la caverna Futuria se había vuelto bastante segura con el pasar de los años no era de extrañarse que se hubiera construido una escuela en una caverna con tanta tecnología.

Estacioné mi mecabestia y bajé de ella, caminé hasta la entrada de la escuela con tranquilidad, después de todo había llegado unos cuantos minutos antes del timbre de salida. Tomé mi celular para revisar que no hubiera alertas de emergencia o mensajes de Twist asegurándose de que no había olvidado que hoy me tocaba recoger a los niños, después de ver que mi celular estaba libre de noticias lo guardé y me dediqué a esperar que la hora de salida llegara.

Miré a mi alrededor y pude ver una cabellera roja conocida, me acerqué y pude comprobar que era Trixie, sus hijos eran casi de la misma edad que mis hijos, Aria y Damon eran mellizos*, por lo que ambos tenían 12 años.

-Hey Trixie, llegaste temprano- dije a modo de saludo, Trixie al darse cuenta de mi presencia me sonrió y saludó con la mano.

-Eli es el que llega tarde, yo siempre llego a tiempo- dijo ella con una sonrisa.

-Creo que jamás me acostumbraré a que los demás padres se secreteen entre ellos pensando que no sabemos que hablan de nosotras y de nuestros hijos- dije algo fastidiada, no importaba cuantos años pasaran, siempre había uno que otro padre que hacia comentarios sobre los peligros a los que estaban expuestos nuestros hijos, o sobre el hecho de que creían que sus hijos corrían peligro estando en la misma escuela que los nuestros.

Trixie estaba  a punto de contestarme cuando la campana sonó, los papás comenzaron a hacer una fila fuera de la escuela para vocear y recoger a sus hijos, Trixie y yo nos formamos también entre pláticas y una que otra pequeña anécdota familiar, la fila avanzaba rápido y Trixie delante de mi les dijo el nombre de sus hijos.

-Aria y Damon Shane Sting- escuche a la maestra bocear los nombres de mis sobrinos, unos cuantos segundos después los vi aparecer a ambos por la puerta.

Aria con su cabello rojo como su madre recogido en una coleta alta y un flequillo de lado que dejaba ver sus ojos azules como los de mi hermano, era alta pero no tanto como Trixie, detrás de ella apareció Damon, con su cabello azabache despeinado y ojos verdes llenos de felicidad, era apenas un poco más alto que Aria, ambos saludaron y abrazaron a Trixie para después darse cuenta de mi presencia y saludarme con un abrazo.

-Me alegro de verlos chicos, pero yo también tengo que recoger a sus primos- dije mientras me apartaba un poco de ellos para decirle a la maestra los nombres de mis hijos, aunque ella ya sabían por quienes veníamos.

-Kayla y Asher Blair Shane- segundos después ya tenía a mis hijos conmigo y caminábamos junto con Trixie y sus hijos a las mecas.

Ya estando todos montados en las mecas y despidiéndonos Aria le habló a Kayla.

-No olvides la tarea de ortografía, no la apuntaste así que podrías olvidarla- seguido a eso se despidió con la mano y Trixie después de un hasta pronto avanzó en su mecabestia.

De igual manera arranqué la mecabestia y después de un camino que se hizo corto debido a que Asher me contaba como había ganado ese pequeño partido de babosaball y Kayla quejándose de que no entendía de que hablaba el profesor de matemáticas, llegamos a casa, abri el garaje y estacioné la mecabestia dentro, ninguno de los chicos espero a que parara la mecabestia cuando ya se habían bajado y salido corriendo dentro de la casa a saludar a su padre.