capítulo 14 "un problema"

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—¿Conmigo? Nada –respondí levemente–

—¿Porque lo hiciste? –me preguntó con una mirada penetrante–

—¿Cómo sabías que era yo? –pregunte para cambiar el tema–

—fuiste la única que ví entrar...–contó– ¡No me cambies el tema! ¿Porque hicite eso? –respire profundamente–

—Porque quiero –respondí seca– ¡Tu no eres nadie para decirme que hacer y que no! –grite, todo lo alto que pude, lo empujé y me pare tambaleando me– ¡Me largo! –dije dando un paso, segundos después pierdo el equilibrio y me voy de frente, antes de caer zabdiel me atrapa–

—Eres, tan.....–penso la palabra más adecuada– rebelde...–dijo al fin–

—¡Suéltame! –dije ignorando su comentario–

—Señorita, permítanos ayudarla –me dijo un hombre que apenas y entro–

—¿Quien es usted? –pregunte aún en brazos de zabdiel–

—Soy el dueño de este restaurant...–respondió con una amabilidad muy notable–

—¿No es muy joven usted? –lo mire de pies a cabeza, era alto, con unos ojos azules igual de claros que el cielo, tenía sus músculos formados, su cabello lo llevaba asía atrás, era muy guapo la verdad–

—De echo tengo 23 años –me sonrió, dejando ver una línea perfecta de sus blancos dientes– Pero ese no es el tema, permítame ayudarla con sus cortés...

—Oh...–baje la mirada y la fijé en mis brazos, aún escurría sangre, volví la mirada asía el– No quiero molestar...–respondí tímida–

—tranquila no molestas –hablo zabdiel, ya me avía olvidado de él–

—Zabdiel, llevela a mi oficina –ordeno el jefe de zabdiel, el solo asintió y paso unos de mis brazos por sus hombros y me ayudó a caminar–

[...]

—No, era necesario señor...–pause para que me dijese su nombre–

—Zac, me llamo Zac –dijo poniéndome una venda, desde mi codo asta las manos, al terminar sus hermosos ojos azules se posaron en mi– Pero no me digas 'señor' me hace sentir viejo –soltó una risita–

—Ok, entonces Zac –el sonrió– mi nombre es ____ –le regale una sonrisa, que al instante me devolvió–

—¿Cuántos años tienes ___? –dijo inspeccionando cada parte de mi cuerpo, eso me hizo sonrojar–

—Tengo 18 –respondí al instante– bueno... Fue un gusto conocerte Zac, pero tengo que irme se hace tarde...

—¡Oh! Si, si... Le diré a zabdiel que te acompañe –dijo y acto seguido salió de la oficina déjame sola–

Me paré de la silla donde me encontraba, y empecé a obcervar la oficina, mire el escritorio... No hay fotos, osea que no es casado, seguí mirando, hasta que mis ojos se posaron en un gran espejo, donde pude ver mis dos brazos vendados... Una vergüenza gigante me invadió, sentí como mis mejillas tomaban un color rojizo. Unos minutos después entro Zac seguido de zabdiel.

—¡____! –lo miré– Zabdiel está más que encantado de llevarte a tu casa... –volteo hacia zabdiel– ¿Verdad zabdiel? –dijo con una voz un poco más dura de la que me habló a mi–

—Claro, encantado...–respondió este, con tono sarcástico– ¿Vamos ya? –desvío la mirada hacia mi, yo asentí y empecé a caminar hacia la puerta donde se encontraba el–

—A... ¡Zac! –el me miró– siento lo de el baño –dije apenada, el sonrió y asintió–

[...]

—Si no me querias acompañar, pues no hubieras aceptado... –me defendi ante las quejas de zabdiel–

—¡Pensé que tenías auto! –se quejo por milésima ves–

—¡Ahora ves que no! –grite–

—¡Estoy cansado! –volvio a quejarse–

—¡Una queja más, y juro que te golpeó hasta que me duelan las manos! –amenacé–

—¡Uy! Pero que agresiva –comento, rodé los ojos seguí caminando. Al cabo de unos minutos de silencio incómodo– ¿Porque te cortas? –pregunto sin mirarme, lo mire sorprendida, suspiré y trate de inventar algo–

—Tengo problemas...–respondí cortante–

—¿Que clase de problemas? –volvio a preguntar–

—Problemas, que me son difícil de enfrentar sola... Y recurro a eso para sentirme mejor... –conté–

—dime ____... –dejo de caminar y me miro fijamente a los ojos– ¿Eso hizo que tus problemas desaparecieran?

—No, pero....

—¡Lo ves! –grito– Es como un circulo vicioso, te lastiman sentimentalmente, y tú te lastimas físicamente, para sentirte mejor...¡Es estúpido! –grito–

—¡No lo entiendes! –grite desesperada–

—¡Lo entiendo a la perfección ___! –me grito el más frustrado que yo– se... Sé que se siente, sentirse impotente, al tener problemas que no sabes cómo sobrellevar, tener que lidiar con el día a día... Por lo que cree que la mejor manera para olvídalo es cortarte...

—¡Deja de tratar parecer que me entiendes! –grite interrumpiendo–

—¡Te entiendo, porque yo también me hacia daño a apropocito! –grito, alzándose una manga de camisa, en todo su brazo tenía unas cicatrices, pequeñas y redondas–

—¿Que son? –dije suavizando y exprecion y mi voz–

—Son quemaduras... –respondió el– mi padre, golpeaba a mi madre y en ocasiones a mi... –conto–

—¡No me tienes que contar! –hable–

—A lo que quiero llegar, es que... Si yo pude salir de eso, tú igual –me ánimo– Te puedo pasar el número de la psicóloga que me ayudó y.....

—¡Alto! –el callo y me miro confuso– no necesito una psicóloga, no estoy loca... –dije a la defensiva–

—Los psicólogos no son solo para los locos –rió– ella te puede ayudar con tu problema y.....

—¿Problema? ¡Nadie me puede ayudar con mis problemas! –dije sobresaltada–

—¡Vamos cálmate! –me habló tranquilo–

—¡Sabes zabdiel, ya puedes irte... Yo me puedo ir sola! –vete por favor, quiero estar sola–

—¡Pero...! –reclamo–

—¡Vete! –repetí, pero con más frialdad en mi voz, zabdiel dió media vuelta y se propuso a caminar al lado contrario–

—Sabes donde encontrarme si me necesitas... –susurro para después seguir su camino–

Suspieré y me propuse a seguir mi camino a casa, ya estoy cansada, este día no a ido tan bien que digamos, primero; mi novio me engaña con mi hermana después; descubren que me cortó ¡Y para colmo! ¡Quieren que valla a un psicólogo! Ni que estubiera loca... Seguí caminando hasta visualizar mi casa, pero avía algo inusual hay, había alguien más hay... Me acerqué más a aquel extraño, ya estando a unos centímetros de el, Vi quien era, estaba sentado y su peso recaía sobre la puerta principal, de pronto pego un ligero viento frío, el se estremeció y cruzo sus brazos, lo mire con ternura, se veía realmente lindo así.

—joel... –susurre moviendolo levemente, el tomó mi mano y la quitó– vamos Joel, despierta... –lo volví a mover–

—me quedaré hasta que ella vuelva... –murmuro somnoliento–

—Ya volví Joel... –al pronunciar esas palabras, abrió sus ojos lentamente, hasta que puso verme mejor–

—¡Hola...! –me sonrió, con los ojos medio abiertos–

—¡Hola! –solte una risita, pobre debió de estar aquí desde hace mucho tiempo–

—Si que tardaste... –murmuro con una risita–

solo mía (joel pimentel y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora