5. Masturbación al pasivo.

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-Cuarto día terminado, buah, estoy agotado.

Alex se tiró con demasiado impulso sobre los colchones y se hizo un poco de daño en las rodillas.

-¡Joder!

Gritó retorciéndose sobre los sacos.

-Es mejor no contar los días que llevamos, o los que nos quedan...

Hablo el menor deshaciéndose de su camiseta sudada para empezar a buscar ropa nueva e ir a la ducha.

-Joder...

La intención de Alex era decirlo bajo pero su voz grave se lo impidió y llegó a oídos del menor.

-¿Qué pasa?

Preguntó Robert sacando ya la toalla y teniendo toda su ropa para irse.

-Que mi novio está delante mía sin camiseta y no lo estoy llenando a besos.

El chico pálido se incorporo de manera lenta y cogió al otro de la cadera, poniéndolo así encima suya.

-A-alex...

El mayor acariciaba los mechones negros del otro teniendo sus labios demasiado cerca para no ser besados.

Y aún con sus dedos entre la cabellera del menor dejó caer sus labios por los del otro y empezar por fin un beso.

Se tornó rápido y apasionado cuando Alex aprovechaba para acariciar el desnudo de la espalda de su novio.

-Sabes... A mi no me importa que me dejes marcas...

El mayor se quitó con dificultades la camiseta, aún teniendo a Robert encima suya, y dejó al descubierto su pálido pero bien formado torso y abdomen.

Robert no dudó ni un segundo y dejó ir la toalla para concentrarse y atrapar de seguida la otra clavícula del mayor para dejar en ella las mismas marcas que en la otra esa misma mañana.

-Creo que si no lo haces por el cuello a mi tampoco me importaría...

El moreno habló entre susurros acariciando los abdominales de Alex entre sonrisas.

-Creo que tengo algo mejor, y de seguro que no te deja marca... Tú solo quítatelo... Todo.

El chico pálido se quedó sonriendo y esperando a que su novio se desvistiera, y aprovechó para incorporarse y sentarse delante suya.

Cuando por fin se desnudó, Alex agarró el miembro del otro de una y empezó con unos suaves y largos movimientos verticales.

A medida que pasaba el tiempo y aumentaban los gemidos, el mayor sonreía más ante la reacción de Robert y aceleraba el movimiento de muñeca para causar de cada vez más placer.

Llegados al punto que el menor no pudo aguantar más y acabó por correrse sobre la mano pálida del otro.

-Ahora no puedo escaparme de la ducha.

Sonrió Alex lamiendo su mano.

-No está mal.

Volvió a hablar el mayor y le ofreció su mano para que probase de su propio líquido.

Robert sacó la lengua gustoso y probó de la mano de su novio.

Poco después paseó su lengua barriga arriba y lo besó de nuevo.









Qué intensito, mañana más, ados

30 días de lemon challengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora