-Casi tres semanas para que nos cambien las sábanas, qué ascazo.
Se quejaba Alex retirando aquella fea tela azul que cubría el delgado colchón.
-Pero si ponemos los sacos encima, qué más da si están sucias.
Habló Robert tranquilo mientras deshacía también su cama.
-¿Qué no están sucias?! Robi...
-Ah... Cierto
Rió el menor al darse cuenta.
Terminaron de retirar las bajeras y se dirigieron a donde las de organización para dejarlas ahí.
-¿Cuánto queda para las actividades de la tarde?
Preguntó Robert alzando la mano para cubrir sus ojos del sol.
El mayor miró el reloj que colgaba de su muñeca y fijo la vista en aquellas agujas.
-Casi dos horas.
Dijo mirando de nuevo a su novio.
-Dos horas...
Habló Robert acercándose al otro y bajando la mano, aprovechando que la altura del otro ya le tapaba la luz del sol.
-Sí...
Dijo el mayor acariciando la mejilla del moreno.
-¿Y si vamos a una de esas tiendas que están vacías?
Susurró Robert acercándose a su oreja.
-¿Quieres ir a ensuciar sábanas ajenas?
Rió el más pálido sin dejar de acariciarlo.
-Hay muchas que están vacías, nadie va a dormir allí... Y tienen los colchones limpios... Listos para ser usados.
Siguió susurrando el menor acercándose a la nariz contraria.
-Donde tú digas.
Dijo Alex susurrando también.
El moreno sonrió y agarró la mano de su novio, tirando de él para comenzar a caminar lejos de allí.
Empezaban a dejar atrás a la gente y las tiendas a las que daban uso, para ver un espacio enorme vacío y silencioso.
Tanteando las últimas tiendas, encontraron un buen grupo de estas completamente desocupadas y con todo dentro.
-¿Te gusta?
Preguntó Robert alzando la tela para dirigir la mira hacia el interior de la tienda.
Un lugar exactamente igual al que dormían pero ordenado y vacío, solo con dos colchones y sus bajeras.
-Perfecto.
Contestó Alex después de analizar el lugar, se deshizo de sus zapatos y se agachó para adentrarse.
El menor siguió sus pasos, y nada más el otro se giró para mirarlo, el moreno ya se había abalanzado sobre sus labios y atrapado su cabello.
Abría la boca hambriento, saboreando su saliva como si le diese de beber y jugaba con su lengua como si buscara un caramelo en el interior de la boca ajena.
No esperó, y Robert quitó su propia camiseta para después tumbar suave a su novio sobre los colchones, y ponerse sobre suya.
Tomó una posición dominante atrapando sus piernas y sentándose sobre su entrepierna.
Alex alzaba su torso para llegar a los labios rosados del otro, quien levantó la camisa del contrario para dejar ver su abdomen, y se acercó a él para besarlo cuidadosamente.
Y mientras subía despacio iba quitando aquella tela, y dejando ver todo su torso.
No se demoró y atrapó con los dientes los pezones que amenazaban desde que había quitado la camiseta.
Alex se limitaba a sonreir mientras disfrutaba de aquellos estirones y succiones, de aquella presión en su entrepierna y de su novio moviéndose encima suya.
-Qué ansioso te noto hoy.
Dijo bajo el mayor cuando Robert dejó ir sus pezones.
-Has llevado todo el día la camiseta de tirantes y la bandana y no podía dejar de mirarte.
Habló el menor besando corto al otro.
-No sé cómo puedo tener un novio tan guapo.
Volvió a decir besándolo de nuevo.
-No se quién tiene más suerte.
Dijo Alex en cuanto el otro se separó y dejó ver su cara roja.
-Yo.
Contestó seguro el menor sin dejar de mirarlo.
-Y ahora más que vas a tener.
Habló el más pálido haciéndolo girar para ponerse él encima suya.
Bajó el pantalón y boxer del menor y dejó ver su erección latente y dura.
Alex sonrió, acercándose, y abrió la boca para sacar la lengua.
Posándola sobre el miembro de Robert, comenzó a lamer su extensión sin prisa alguna.
Parecían caricias con un rastro húmedo, hasta que se decidió a saborear al completo todo aquello.
Abrió la boca decidido y presionó con los labios sintiéndolo todo en su interior, moviéndose rápido sobre suya y oyendo sonar los altos gemidos de Robert.
-Me voy a... Para que me...
Hablaba el menor sin poder acabar sus frases.
Pero Alex no se detuvo y continuó con sus movimientos sobre la extensión del otro.
Unas veces más y el moreno no aguantó a dejarse ir en la boca de su novio.
Lo dejó respirando agitado y con los labios rojos de tanto mordérselos.
Agarró de las mejillas a su novio y se lo comió en un beso, probando de sus propios fluidos.
-Quítate el pantalón ya.
Exigió Robert tras dejarlo ir.
-¿Solo el pantalón?
Preguntó gracioso el mayor desabrochando el nudo.
-Todo.
Concluyó el moreno tirando del pantalón y llevándose en el estirón también la ropa interior.
Robert se abrió de piernas y las alzó para que su novio se pusiese entre estas.
Y sin ningún tipo de preparación el mayor comenzó a adentrarse en la bonita entrada del otro.
Robert curvó la espalda y siguió mordiendo su labio mientras lo sentía entrar.
Notaba sus paredes apretarse ante aquel tamaño y el placer aumentar a cada mínimo movimiento que hacía.
El menor posó sus manos sobre los muslos del otro y lo agarró para sentirlo más cerca.
Mientras que Alex se acercaba de cada vez más después de cada estocada.
Dando golpes en su entrada y haciendo rebotar su trasero.
Se sentía bien ahí dentro, tan caliente y apretado que su miembro se movía fuerte hacia delante y atrás.
Robert lo siguió también con su cadera y lo acompaño en aquellos balanceos haciéndose sentir todo lo que podía en aquel instante.
Cada vez sonaba más fuerte y los gemidos de ambos se acompañaban entre si.
Alex no tardó en colapsar dándolo todo en aquel punto dulce, y lo dejó ir, cayendo rendido encima suya.
Para besarlo de nuevo y tocar de nuevo su cabello y torso.
Que bien sabían sus labios cuando no había dejado de mordérselos.
Este último pensamiento os dejo que imaginéis quien de los dos lo habrá pensando, hasta mañana
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30 días de lemon challenge
Short StoryNo es ninguna otp porque lo importante aquí es el lemon.