18. Fuera de casa.

95 5 10
                                    

-Casi tres semanas para que nos cambien las sábanas, qué ascazo.

Se quejaba Alex retirando aquella fea tela azul que cubría el delgado colchón.

-Pero si ponemos los sacos encima, qué más da si están sucias.

Habló Robert tranquilo mientras deshacía también su cama.

-¿Qué no están sucias?! Robi...

-Ah... Cierto

Rió el menor al darse cuenta.

Terminaron de retirar las bajeras y se dirigieron a donde las de organización para dejarlas ahí.

-¿Cuánto queda para las actividades de la tarde?

Preguntó Robert alzando la mano para cubrir sus ojos del sol.

El mayor miró el reloj que colgaba de su muñeca y fijo la vista en aquellas agujas.

-Casi dos horas.

Dijo mirando de nuevo a su novio.

-Dos horas...

Habló Robert acercándose al otro y bajando la mano, aprovechando que la altura del otro ya le tapaba la luz del sol.

-Sí...

Dijo el mayor acariciando la mejilla del moreno.

-¿Y si vamos a una de esas tiendas que están vacías?

Susurró Robert acercándose a su oreja.

-¿Quieres ir a ensuciar sábanas ajenas?

Rió el más pálido sin dejar de acariciarlo.

-Hay muchas que están vacías, nadie va a dormir allí... Y tienen los colchones limpios... Listos para ser usados.

Siguió susurrando el menor acercándose a la nariz contraria.

-Donde tú digas.

Dijo Alex susurrando también.

El moreno sonrió y agarró la mano de su novio, tirando de él para comenzar a caminar lejos de allí.

Empezaban a dejar atrás a la gente y las tiendas a las que daban uso, para ver un espacio enorme vacío y silencioso.

Tanteando las últimas tiendas, encontraron un buen grupo de estas completamente desocupadas y con todo dentro.

-¿Te gusta?

Preguntó Robert alzando la tela para dirigir la mira hacia el interior de la tienda.

Un lugar exactamente igual al que dormían pero ordenado y vacío, solo con dos colchones y sus bajeras.

-Perfecto.

Contestó Alex después de analizar el lugar, se deshizo de sus zapatos y se agachó para adentrarse.

El menor siguió sus pasos, y nada más el otro se giró para mirarlo, el moreno ya se había abalanzado sobre sus labios y atrapado su cabello.

Abría la boca hambriento, saboreando su saliva como si le diese de beber y jugaba con su lengua como si buscara un caramelo en el interior de la boca ajena.

No esperó, y Robert quitó su propia camiseta para después tumbar suave a su novio sobre los colchones, y ponerse sobre suya.

Tomó una posición dominante atrapando sus piernas y sentándose sobre su entrepierna.

Alex alzaba su torso para llegar a los labios rosados del otro, quien levantó la camisa del contrario para dejar ver su abdomen, y se acercó a él para besarlo cuidadosamente.

Y mientras subía despacio iba quitando aquella tela, y dejando ver todo su torso.

No se demoró y atrapó con los dientes los pezones que amenazaban desde que había quitado la camiseta.

Alex se limitaba a sonreir mientras disfrutaba de aquellos estirones y succiones, de aquella presión en su entrepierna y de su novio moviéndose encima suya.

-Qué ansioso te noto hoy.

Dijo bajo el mayor cuando Robert dejó ir sus pezones.

-Has llevado todo el día la camiseta de tirantes y la bandana y no podía dejar de mirarte.

Habló el menor besando corto al otro.

-No sé cómo puedo tener un novio tan guapo.

Volvió a decir besándolo de nuevo.

-No se quién tiene más suerte.

Dijo Alex en cuanto el otro se separó y dejó ver su cara roja.

-Yo.

Contestó seguro el menor sin dejar de mirarlo.

-Y ahora más que vas a tener.

Habló el más pálido haciéndolo girar para ponerse él encima suya.

Bajó el pantalón y boxer del menor y dejó ver su erección latente y dura.

Alex sonrió, acercándose, y abrió la boca para sacar la lengua.

Posándola sobre el miembro de Robert, comenzó a lamer su extensión sin prisa alguna.

Parecían caricias con un rastro húmedo, hasta que se decidió a saborear al completo todo aquello.

Abrió la boca decidido y presionó con los labios sintiéndolo todo en su interior, moviéndose rápido sobre suya y oyendo sonar los altos gemidos de Robert.

-Me voy a... Para que me...

Hablaba el menor sin poder acabar sus frases.

Pero Alex no se detuvo y continuó con sus movimientos sobre la extensión del otro.

Unas veces más y el moreno no aguantó a dejarse ir en la boca de su novio.

Lo dejó respirando agitado y con los labios rojos de tanto mordérselos.

Agarró de las mejillas a su novio y se lo comió en un beso, probando de sus propios fluidos.

-Quítate el pantalón ya.

Exigió Robert tras dejarlo ir.

-¿Solo el pantalón?

Preguntó gracioso el mayor desabrochando el nudo.

-Todo.

Concluyó el moreno tirando del pantalón y llevándose en el estirón también la ropa interior.

Robert se abrió de piernas y las alzó para que su novio se pusiese entre estas.

Y sin ningún tipo de preparación el mayor comenzó a adentrarse en la bonita entrada del otro.

Robert curvó la espalda y siguió mordiendo su labio mientras lo sentía entrar.

Notaba sus paredes apretarse ante aquel tamaño y el placer aumentar a cada mínimo movimiento que hacía.

El menor posó sus manos sobre los muslos del otro y lo agarró para sentirlo más cerca.

Mientras que Alex se acercaba de cada vez más después de cada estocada.

Dando golpes en su entrada y haciendo rebotar su trasero.

Se sentía bien ahí dentro, tan caliente y apretado que su miembro se movía fuerte hacia delante y atrás.

Robert lo siguió también con su cadera y lo acompaño en aquellos balanceos haciéndose sentir todo lo que podía en aquel instante.

Cada vez sonaba más fuerte y los gemidos de ambos se acompañaban entre si.

Alex no tardó en colapsar dándolo todo en aquel punto dulce, y lo dejó ir, cayendo rendido encima suya.

Para besarlo de nuevo y tocar de nuevo su cabello y torso.

Que bien sabían sus labios cuando no había dejado de mordérselos.









Este último pensamiento os dejo que imaginéis quien de los dos lo habrá pensando, hasta mañana

30 días de lemon challengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora