8. Felación.

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-Sé que dije que no lleváramos la cuenta de cuántos días llevábamos o cuántos quedaban pero... ¡Es domingo y

-Ya lo sé, Robi... La fiesta...

Lo cortó Alex antes de que el menor se lo repitiese.

-¿No te apetece?

Preguntó Robert en un tono triste.

-Me apetece más lo que hacemos en nuestra tienda...

-¡Alex! Que estamos en el comedor...

Dijo el menor dando un golpe suave al hombro de su novio.

-Solo digo la verdad...

Dijo el más pálido acercándose más al moreno, olvidando los chicos y chicas que paseaban por ahí.

Robert subió su mano tímida hasta la mejilla del otro y se acercó para besarlo.

No duró mucho, pues aún le daba vergüenza besarlo en público, pero poco a poco iba superando su miedo.

-Vamos a cenar.

Dijo el moreno separándose, aún acariciando la mejilla del otro.

Bajó su mano y agarró la del contrario para levantarlo del banco y llevarlo consigo a la cola donde servían la cena.

Después de cenar y las actividades de la noche, la gente se empezaba a preparar para el pequeño concierto que habían montado las de organización.

Al principio su amigo Diego era quien ponía la música.

Y todos los de su quinta, incluido Alex, a quien no le apetecía especialmente estar allí, bailaba y se lo pasaba bien, cosa que le sorprendía hasta a él mismo.

Pero duró poco, pues las de organización habían contratado a una pequeña banda y Diego solo estaba haciendo tiempo hasta que hicieran las pruebas de sonido.

Al empezar lo que ellos consideraban concierto, hasta Robert supo que aquello no iba a mejorar.

Ambos aguantaron casi por una hora con aquella horrible música y al ver que aquello iba para largo decidieron dejar el concierto e ir a su tienda.

-Tengo que admitir que al principio no ha estado mal... Pero luego...

-Lo sé... Menos mal que Diego ha puesto música antes de que llegaran esos...

Admitió Robert desilusionado.

Siguieron hablando de camino a su tienda y dieron las buenas noches a la gente que se iban encontrando por el camino.

-Buah, que ganas de ponerme ya el pijama.

Dijo Robert en cuanto pisó el interior de la tienda.

-Buah, que ganas de que te quites la ropa y no te pongas el pijama.

Antes de que el menor pudiera decir nada Alex ya lo había callado con un beso y empezado a acariciar su espalda por debajo de la camiseta.

-Lo decía en serio.

Volvió a hablar el mayor subiendo de cada vez más sus manos para deshacerse de la camiseta de su novio.

-¿Y tú?

Preguntó Robert vergonzoso en cuanto se quedó sin su parte de arriba.

El más pálido no se lo pensó y se deshizo de su camiseta también.

-¿Algo más?

Alex preguntó en un tono pícaro acercándose al menor.

-No está mal por ahora...

El moreno contestó pasando su mano por encima del torso de su novio.

Tomaron la buena decisión de tumbarse por fin y siguieron besándose sobre los sacos de dormir.

Esta vez era Robert quien se encontraba sobre el mayor y quien dejaba de besar sus labios para descender por su cuello y pecho.

Disfrutó de los pezones de su novio y siguió bajando sin darse cuenta, llegando con besos cortos a los pálidos abdominales de Alex.

-Oh...

Dijo Robert sonriendo poniendo una mano sobre la entrepierna del mayor, e hizo que este soltara un gemido corto y abriese los ojos sorprendido ante aquel acto.

-Alguien está despierto.

Volvió a hablar el menor empezando a bajar el pantalón del otro.

-R-robi...

Lo paró Alex antes de que bajará su boxer.

-P-puedes... ¿Puedes probar a hacerlo con tu boca?

Preguntó tímido el mayor.

-Claro que puedo probar.

Dijo Robert deshaciéndose por fin de aquella molestia, liberando la erección de su novio.

Se quedó un rato mirándola sorprendido, hasta que se decidió a abrir la boca, y sacando la lengua empezó a lamer su extensión.

Alex apretaba los puños teniendo uno de los sacos entre sus manos, sin querer agarrar al menor y hacerle daño clavándole las uñas.

Unos lametones más tarde Robert abrió la boca decidido a introducir aquello en su interior.

Empezó de manera lenta saboreando poco más que la punta y poco a poco fue profundizando sus movimientos y alcanzando de cada vez más y más.

Alex gemía excitado sin poder contenerse.

Miraba de reojo a su novio y veía una gota de sudor descendiendo por su frente, esforzándose en hacerlo sentir bien. Y qué bien lo hacía.

No tardó mucho en que todo aquel placer lo sobrepasara y acabase por venirse en la boca de Robert.

-Definitivamente sabes genial...

Dijo el menor cuando trago el líquido de su novio.

-No digas chorradas.

Alex lo agarró para que dejara de estar entre sus piernas y lo puso encima suya para volver a besarlo.










Me encanta Alex, hasta mañanap, ados

30 días de lemon challengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora