12. Contra la pared.

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-No puede ser que además de la comida luego tengamos que volver a servir la cena.

Se quejaba Robert sirviendo la comida.

-No es para tanto, Robi.

Alex contestó mientras hacía el mismo trabajo, a su lado.

-Como mínimo ayer lo pasamos bien.

El moreno rió mirando de reojo a su novio, sin dejar de trabajar.

El mayor rió también, y compartieron más miradas durante el trabajo.

Más tarde, ellos también pudieron comer, y luego hacer las actividades del mediodía y tarde.

Estaba siendo un día muy largo, pero ya se escondía el sol y llegaba a su fin.

Tenían que empezar a ir a la cocina para preparar la cena que más tarde servirían.

Estaban los dos solos en aquella cocina, esperando a que alguien les diese instrucciones.

Una de las de organización llegó y les explicó qué y cómo tenían que cocinar, para luego dejarlos solos de nuevo.

Se pusieron a cocinar mientras escuchaban las típicas canciones de campamento y suspiraban aburridos.

Alex tenía el móvil sobre la mesa y lo iba mirando de vez en cuando, no se pudo resistir y acabó pidiendo que se lo devolvieran.

Al contrario, Robert estaba concentrado en su tarea y quería terminar lo antes posible para salir de allí.

-Robi...

El mayor habló dejando de lado el móvil y los utensilios, acercándose al otro.

-Dime.

Contestó Robert concentrado.

-¿No te da morbo hacerlo aquí?

Preguntó bajito cerca de la oreja del moreno.

-Qué.

El menor se sobresaltó y rápidamente giró su rostro de sorpresa hacia su novio.

Alex se quedó mirando sus labios, sin tocarlos, relamiendo los suyos, sin apartar la mirada.

-Alex...

Dijo el menor acariciando el pelo del otro.

El más pálido no se quedó mucho más tiempo mirando y se acercó lo suficiente como para besarlo.

Cogerlo de la cintura y pegarlo contra él para llegar mejor con su lengua y saborear mejor sus distintos gustos.

Robert notó la mano del mayor dejar su cintura subiendo por su espalda bajo la camiseta.

-Para, para, para. Alex ¿Y si viene alguien?

-Quién coño va a venir ¿Nos van a ayudar a hacer la cena?

El moreno se quedó unos segundos mirando al otro y volvió a besarlo antes de contestar.

Acarició bien su lengua con la del contrario y abrió la boca para alcanzar todas sus partes.

-Sí que da morbo.

Contestó por fin en un susurro ronco y volvió a atraparlo con más saliva.

Alex caminó agarrándolo de nuevo bajo la camiseta y lo hizo chocar contra una de las paredes.

Bajó de su boca hasta su cuello y lo besó lento quitando su camiseta.

Entre beso y beso sus manos se concentraron en aquel pantalón y se deshizo del cinturón para bajarlo.

Ya en ropa interior volvió a sus labios y sonrió cerca suya cuando palpó su trasero.

Robert tiró la cabeza hacia atrás apoyándola en la pared y sonriendo, con su moreno decorado de un rubor que lucía precioso en sus mejillas.

El mayor metió dos dedos de golpe y pudo sentirlo estrecho desde el primer momento.

Mientras que con su otra mano acariciaba su mejilla y sonreía cerca, Robert cerraba los ojos concentrado.

La cadera del moreno comenzó a moverse y a estimularse casi por si solo y cuando Alex se dió cuenta, dejó de perder el tiempo usando su mano.

Bajó su pantalón y ropa interior para sacar aquella erección que volvía loco al menor.

Robert cogió su estrecha cadera y volvió a cerrar los ojos cuando se introducía.

Alex jadeaba flojo cerca del otro, mientras dejaba pequeños besos en su mejilla y nariz y se movía de manera vertical, chocando lo menos brusco que podía contra la pared.

Sentía el aliento del otro chocar contra él en pequeños jadeos y gemidos que poco a poco se iban escapando de los labios de Robert y el mayor atrapaba en pequeños besos para que no sonaran tanto.

Se separaba de nuevo y embestía más fuerte y llegaba más hondo.

No podía seguir besándolo porque se movía demasiado rápido como para contenerse.

Robert se empezó a tocar sintiéndolo cerca y excitó al mayor cuando notaba su mano frotando su propio miembro tan cerca de su abdomen.

El menor se mordía el labio y suplicaba terminar a la vez, acelerando de cada vez más la agilidad de su muñeca.

Alex iba tan rápido como podía y profundizaba hasta donde llegaba.

Sintió al menor correrse, y él se relajó para venirse también en su interior al mismo tiempo y sentir ambos de los líquidos en los dos cuerpos.

Acarició su espalda de vuelta a las mejillas ardientes del menor y besó con hambre sus labios, que de tan rojos parecían irritados.

Alex sonreía como podía mientras se besaban con brusquedad y las manos del moreno agarraban su trasero estrujándolo con las palmas de sus manos.









Que bien cocinan, no he llegado a las 1000 palabras pero tengo que estudiar así que lo siento mucho, hasta mañana

30 días de lemon challengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora