Capítulo Trece: El viaje

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Draco suspiró cuando cerró el libro que acaba de finalizar. Había trascurrido tres meses desde que él decidió darle una oportunidad a Harry, y vaya que la había aprovechado. Sonrió al recordar cada detalle que Potter tuvo hacia él. Debía admitir que cada día estaba más enamorado. Y aunque ninguno lo había confesado abiertamente estaba seguro de que Harry sentía lo mismo.

Durante todo ese tiempo muchas cosas cambiaron. Harry se había encargado personalmente de ponerlo en contacto con Blaise, se emocionó al ver nuevamente a Pansy, y aunque debieron viajar a Estados Unidos acordaron reunirse nuevamente cuando estuvieran de regreso. Draco también visitó en varias ocasiones a Severus y le contó todo lo que estaba sucediendo. Snape no estaba muy convencido de las decisiones de Draco, pero aun así las aceptaba, finalmente Malfoy ya no era un niño, aun así le advirtió a Potter que si lo hacía sufrir nuevamente acabaría con él.

Lo único que empañaba la felicidad de Draco era que su padre aún no deseaba verlo, estaba al tanto de todo lo que Harry estaba haciendo para conseguir su liberación, pero aún no lo había conseguido. Lucius no aceptaba las decisiones de su hijo y aunque lo amaba no podía perdonar su traición. Además, aunque Potter se lo prometió, no le otorgaban el permiso para que Draco pudiera usar nuevamente su magia. Unos golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos.

—Adelante —dijo. Vio entrar a uno de los elfos domésticos. La criatura hizo una reverencia y luego habló.

—Lamento molestarlo, señor —se disculpó inclinando la cabeza—, pero acaban de enviar este mensaje para usted, es del señor Potter. —Se acercó a él y le extendió un pequeño trozo de pergamino enrollado. Draco lo tomó.

—Puedes retirarte. —Se dispuso a abrir el papel. El elfo hizo nuevamente una exagerada reverencia y se marchó. Al quedarse nuevamente solo Draco leyó el mensaje. Sonrió, era la caligrafía de Harry, muchas veces no podía entender sus escritos. Se lo había comentado, pero Potter se negó a que Draco lo ayudara a mejorar su garabato.

Draco, accidentalmente olvidé unos documentos importantes en el despacho, los necesito con urgencia y no confió en nadie para que vaya a casa a recogerlos. ¿Serías tan amable de traerlos? Se encuentran sobre el escritorio.

Harry...

Draco terminó de leer la nota y rio, sólo Harry podía ser tan descuidado para olvidar documentos importantes. Se levantó y salió de la biblioteca. Fue a su habitación y decidió vestirse un poco más formal. Después de todo era el esposo de Harry Potter. Cuando estuvo listo salió y fue en busca de los papeles. Debía admitir que ir al cuartel de los Aurores le producía cierto temor, no podía olvidar que estuvo en ese lugar por mucho tiempo. Aun así ahora iba por otro motivo. Les informó a los elfos que saldría y les ordenó que no permitieran a ningún extraño entrar a la mansión. Sonrió, se sentía bien poder dar órdenes nuevamente, aunque ya no era cruel con las criaturas que lo servían. Entró a la chimenea y arrogando un puñado de polvos flu desapareció entre las llamas color esmeralda.

ooOOoo

Cuando apareció en el departamento de Aurores sintió que todos dejaban de trabajar para prestarle atención a quien acaba de llegar. Draco apretó los puños y levantó su mirada, recorrió el lugar y los recuerdos golpearon su cabeza rápidamente, el lugar le provocaba escalofríos. No estaba seguro del lugar en el que trabaja Harry, así que decidió preguntar a un joven que acababa de salir del ascensor.

—Buenos días —saludó al desconocido—. Estos buscando la oficina de mi esposo —le informó. Antes de poder seguir hablando el joven se adelantó.

El precio de la libertad [HARCO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora