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Querido anónimo...

O querida, ya no sé ni siquiera cómo llamarte.

Estoy sorprendida, petrificada. Cada vez que recuerdo esa carta, no puedo evitar sentirme extraña.

Después de todo... ¿eres una chica?

Oh Dios mío, no lo creo.

Ya decía que tus cartas son muy empalagosas como para provenir de un hombre.

Creo que olvidé por qué estaba molesta contigo.

Atentamente, Riley.

Para mi anónima... | #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora