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Querida anónima...

Creo que ya puedo acostumbrarme a llamarte así.

Juro que esperé tu carta.

Abrí mi casillero cada vez que podía, pero lamentablemente tus palabras fueron ciertas.

No volviste a escribirme.

Pasé todo el día pensando en ti.

Quiero recuperarte.

Y no sé por qué.

Atentamente, Riley.

Para mi anónima... | #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora