Un año después.
La música sonaba con alegría y podía ver cómo la gente bailaba y daba vueltas en el centro del gran salón. Una que otra risa se dejaba escuchar entre el barullo de las conversaciones que tenían los invitados. Había demasiados rostros sonrientes, el pueblo estaba de fiesta una vez más como hacía un año. El motivo de la celebración era el nacimiento de los gemelos que habían tenido la princesa de Arendelle y su, ahora, esposo.
Suspiré con suavidad dejando escapar los nervios que me estaban consumiendo por dentro y me hacían temblar. Palmeé el bolsillo derecho de mi pantalón asegurándome de que aun estuviera ahí esa pequeña cajita que contenía mi futuro.
No podía dejar de caminar de un lado a otro por el balón. Necesitaba tranquilizarme antes de hacer alguna estupidez.
Apoyé mis manos en el barandal del balcón y dejé que la brisa de verano me acariciara las mejillas en un intento de relajarme. Cerré los ojos y volví a suspirar. Con lentitud abrí los ojos y me permití admirar la hermosa vista que tenía el balcón.
El pueblo de Arendelle se erguía frente a mí lleno de pintorescos colores que eran aún más hermosos de noche.
Sonreí con algo de nostalgia al recordar que este balcón con su hermosa vista habían sido testigos de todo el cambio que había tenido mi vida.
La primera vez que vi este lugar fue hace dos años atrás, en ese momento tenía demasiado odio y rencor en mí que solo podía pensar en ser rey sin importarme el costo.
La segunda vez que llegué aquí estaba tan solo y deprimido hasta que un hermoso ángel vino a mí y descongeló mi corazón con su amor.
Hoy, este lugar, sería testigo del momento y el cambio más importante de mi vida.
— ¿Hans? —me giré con rapidez al escuchar aquella dulce voz. Ella se veía tan hermosa y radiante como la nieve cuando le acaricia el sol—. Anna dijo que querías hablar conmigo.
—Ven aquí.
Estiré mi mano hacia ella y Elsa la tomó. La atraje hacia mí y la tomé por la cintura para hacerla sentar en la orilla del barandal. Me senté a su lado y ella me sonrió de una manera que me hizo querer poner el mundo entero a sus pies.
—Pero mira qué bonita sonrisa.
Ella se sonrojó y lo único que yo quería hacer era besar sus mejillas varias veces.
—Estoy muy feliz.
Se encogió de hombros y acerqué mi mano para acariciar su mejilla con suavidad. Cada día que pasaba al lado de esta hermosa mujer no tenía duda de lo mucho que la amaba.
—Elsa—tomé su mano entre las mías mientras la miraba a los ojos—, ¿eres feliz?
—Claro que sí.
—Quiero decir—suspiré y bajé la mirada sintiendo como volvía a ser presa de los nervios y el miedo. ¿Qué si ella decía que no? La miré algo inseguro—. ¿Eres feliz conmigo?
La pregunta la tomó por sorpresa, pero aquella expresión fue cambiada por una dulce y cálida sonrisa que me hizo derretirme.
—Sí, lo soy.
—Elsa, sé que hemos pasado por momentos muy difíciles, pero quiero que sepas que tú has cambiado todo en mí. A tu lado no hay soledad y sé que me amas tanto como yo te amo, aun cuando todo apuntaba en nuestra contra.
—El amor siempre es más fuerte—murmuró ella y me acarició con ternura la mejilla—. Te amo, Hans.
—Sé qué debo hacer esto de manera formal, pero podremos repetir esto después y tú puedes fingir sorpresa—ella frunció el ceño obviamente confundido por mis palabras. Me bajé del barandal, saqué la cajita de mi pantalón y a la par que abría la sorpresa que tenía para ella me hinqué en una rodilla—. Elsa, ¿te casarías conmigo?
Ella no pudo evitar soltar un jadeo y cubrió su boca con una mano mientras admiraba el anillo por un par de momentos, después me miró a los ojos y la sentía escrutando mi alma. Me estremecí temiendo que ella pensara que le proponía matrimonio por las razones equivocadas, pero no era así, realmente me había enamorado de ella y si Elsa llegaba a decirme que no, se iba a sentir como la muerte misma.
No podía vivir sin Elsa.
Los minutos en los que se tardó en responder me parecieron una eternidad, pero lentamente comenzó a asentir con la cabeza y yo no podía creerlo hasta que su respuesta salió de sus labios.
— ¡Sí!
Bajó del barandal para abrazarme por el cuello y yo me puse de pie correspondiendo ese dulce abrazo. La hice girar en el aire mientras ella reía de forma que me hacía burbujear el pecho.
La dejé con suavidad en el suelo y saqué el anillo de la cajita para colocarlo con delicadeza en su delgado dedo. Tomé su rostro entre mis manos y la besé con mucha suavidad.
Eran increíble las formas que tiene la vida de llevarte por lugares que nunca creíste posibles. Solo para enseñarte que las tragedias más grandes pueden ser transformadas en lo más hermoso que te ha pasado jamás.
Que todo aquello que endureció y enfrió tu corazón puede ser transformado con amor.
ESTÁS LEYENDO
Frozen Love
FanfictionEncerramos los fantasmas de nuestro pasado, pero a veces escapan buscando una redención. Hans ha regresado a Arendelle junto con sus doce hermanos mayores. ¿Podrá reparar el daño que les causó a Elsa y a Anna? Otorgar el perdón no es fácil y menos c...