Cambiar el destino. [En El Mundo De Naruto]

Una cena con el Hyuga.

Capítulo IX.

[Narra; Himeko]

Ya era otro día en Konoha; extraño a mi familia, especialmente a mi madre. Es un poco duro, pero tenemos que permanecer aquí hasta hallar la manera de volver. Yuna parece divertirse aquí, pudo conocer a algunos de sus personajes favoritos. Joyce no sé muy bien si le agrada este lugar, pero igual parece que ya se está acostumbrando. Espero que pronto yo igual pueda encajar y acostumbrarme.

Ahora estoy con las chicas entrenando por las afueras de la aldea. Yuna dijo que no estaría mal crear nuestro propio jutsu, así que eso estamos tratando.

—¡Tengo una idea! —Dijo Joyce.

—¿Qué sugieres? —Preguntó Yuna.

—Estaba pensando que podríamos unirnos en una sola persona, así combinamos nuestras habilidades.

—¿Te refieres a unirnos para usar el rinnegan, sharingan y byakugan de tal manera que nos convertiría en un Dios? —Pregunté yo.

—Así es.

—Me gusta esa idea. Pero tendremos que entrenar mucho por no sé... ¿Años?

—Eso no será problema, digo, tenemos mucha resistencia. —Habló Yuna.

—Bien, pues está decidido.

—Debemos volver, se está haciendo tarde. —Me levanté del suelo, ellas imitan mi acción y nos dirigimos a la aldea.

(•)

—Chicas, iré a comprar ingredientes para cocinar, ustedes sigan. —Ellas asintieron y entré a una tienda.

Me quedé unos minutos ahí, compré las cosas y salí. Al caminar hacia el apartamento me encontré con el chico del clan Hyuga frente a nuestra puerta. »¿Qué hace aquí?«

—¿Se te ofrece algo? —Pregunté mientras me acercaba.

—¿Qué haces aquí? —Evadió mi pregunta con otra. Él tenía el ceño fruncido.

—Yo vivo aquí. —Dije obvia. —Yuna debe estar adentro, ¿quieres pasar? —Tomé la perilla de la puerta y le di la vuelta.

—¿Qué? ¿De qué hablas? Yo no vine a ver a esa perdedora. —Habló apurado y un poco nervioso. Miré sus manos un segundo y estaban sudadas.

—Aja si, y yo nací ayer. —Dije con sarcasmo. —Ven, puedes pasar.

Abrí la puerta y entré a la casa.

Neji también entró. Oí unos pasos apurados que se dirigían hacia aquí, era Yuna.

Al hechar un vistazo, ella se sorprendió al ver al Hyuga a mi lado.

Me reí.
—Lo encontré en la puerta de casa.—Aclaré.

—¿No es demasiado grande para que lo aborten? —Se burló ella y me reí más. Escuché un "tsk" del Hyuga.

—Ven Neji, puedes quedarte a cenar si así lo deseas. —Habló Yuna y se acercó.

Le dió un beso en la mejilla y él se sonrojó levemente.
—¡¿Qué crees que haces?! —Preguntó un poco alterado el Hyuga.