11. Semidemonio.

2.2K 150 18
                                    

Corrí por los pasillos de la escuela en busca de Roma pero no podía encontrarla, sentía mucho miedo. Unos chicos de último año me seguían el paso, los tenía a pocos metros cuando noté que me acercaba a las canchas de deporte, intenté correr más rápido pero no me daban las piernas, ellos estaban más entrenados que yo. Y obviamente era más grandes.

Corrí como si mi vida dependiera de ello y realmente me sentía así, temía por lo que ellos pudiesen hacerme. Los conocía y sabía las historias que contaban sobre ellos.
Mi hermano mayor solía decirme que me aleje de ellos pero cuando los vi molestando a Sam en el comedor no dude en meterme y ahora soy yo la que tiene miedo por su vida.

Mis piernas no daban más y los chicos no parecían cansarse, me distraje unos segundos y sentí mis rodillas pegadas al suelo, ardían como el infierno. Seguro estaban rasgadas pero lo que más me preocupaba era que estaba muy lejos del establecimiento y que ellos estaban a solo unos pasos de mi. Grité con fuerzas cuando uno de ellos me tomó del brazo haciendo que me levantase y fijara mi mirada en él. Era mucho más alto que yo, rubio y de buen físico, los otros dos que venían detrás de él eran de cabellos negros y llevaban mucho sudor en el rostro. Ninguno parecía afectado por el hecho de que solo era una niña indefensa de diez años.

- ¡Wow, nos hiciste correr, pendeja! - su voz agitada me hizo temblar. Quería que Kiev estuviera aquí.

Mis mejillas comenzaban a arder al igual que mis ojos y mis rodillas. Podía sentir la humedad en mis pómulos. - eres veloz pero tus piernas cortas no iban a llegar lejos. - dijo mientras me tomaba de las dos manos y uno de sus amigos hacia lo mismo con mis piernas.

- ¡Sueltame! ¡Déjame! Mi hermano vendrá... - gritaba mientras me llevaban vaya a saber dónde.

- Tú hermano no debe saber dónde estamos.

- Él vendrá. - chillé soltando mis lágrimas mientras pataleaba con fuerza. Sentía mucho miedo.

- Tranquila, bonita.

- ¡Quítame las manos de encima! - sentí como me dejaban caer haciendo que mi cabeza golpee con lo que parecía ser césped. Seguíamos en el campo de deportes. - ¡Kiev vendrá por ustedes! - mi voz sonaba temblorosa mientras mis lágrimas viajaban por mis mejillas humedeciendo mi rostro. Cerré mis ojos con fuerza cuando sentí como rompían la camisa del uniforme. Mi llanto iba aumentando a medida que sus manos se iban aferrando a mi cuerpo. - ¡Basta, por favor! No hagan esto...

- Solo es un juego, princesa. Luego te irás como si nada. - susurró en mi oído uno de ellos.

No usaba sostén, era solo una niña y todavía mis pechos no habían crecido. Ni siquiera tenía curvas. No entendía por qué me harían algo así pero el miedo me hacía temblar. Sus manos acariciaban mi cuerpo sin asco aún cuando no podía dejar de llorar y de rogarles que no lo hicieran.

Pero cuando sentí que sus manos se metían por debajo de mi falda y la arrancaban algo en mi cambió. Todo se volvió oscuro. Una sensación de odio cubrió mi cuerpo, era como fuego quemando. Primero creí que estaba muerta, eso fue lo que se me pasó por la mente pero luego entendí que de verdad había fuego en mis manos. Mis ojos dejaron de derramar lágrimas para abrirlos y contemplar a los adolescentes mirarme con miedo. ¿Miedo? ¿Por qué tendrían miedo de mi?
Observé mis manos que contenían llamas pequeñas, sentía una seguridad rara en mi. No sé cómo explicar lo que pasó, me levanté del suelo en el que me tenían observando aún como ellos estaban petrificados ante mi. ¿Por qué no se movían? Las llamas de mis manos se apagaron y noté como mi cuerpo daba pasos en el aire.

IBIZA ✔️ || Historia Finalizada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora