15. Infierno.

1.8K 141 10
                                    

Sus manos temblaban como una hoja tanto o más que sus piernas, había temor en sus ojos y yo no estaba en condiciones de frenar.

Su mirada perdida, su cuerpo estático y esas ganas de dañarlo que corrían por mi sangre. ¿Cómo llegué a esto? Quizás deba dejar de intentar ser una simple humana cuando mi oscuridad está siempre recordándome que a alguien como yo no le pasan cosas buenas. Quizás deba aceptar que no estoy apta para una vida normal, que no estoy hecha para sentirme feliz.

Los demonios no tienen sentimientos, Iz. Lo sabes.

Mordí mi labio inferior haciendo que este sangre; no quería lastimarlo pero al mismo tiempo lo deseaba con todas mis fuerzas. La mitad de mi cuerpo humano no quiere ver el sufrimiento pero la otra mitad está pidiéndolo a gritos. ¿Así se siente perder el control? Sentir que no puedes contenerte.

Deberías dejarte ser y listo. No te das una idea lo bien que podrías sentirte sin tener que estar midiendo todo lo que haces. Soltó la vocecita en mi cabeza.

- Deja de mirarme así ... - mi voz no sonaba como siempre, se oía metálica y sin temor. - no puedes moverte asi que ya deja de intentarlo o saldrás lastimado...

Deslicé una de mis manos por su rostro con lentitud apreciando cada rasgo de temor, era admirable saber que yo podía causar eso. - Ahora serás mi juguete por unas horas y prometo que te dejaré ir... - sus ojos inexpresivos estaban fijos en mi. Miedo era lo único que dejaban ver.

¡Qué placer!

Mi piel había tomado una tonalidad fantasmal, mis manos quemaban como si el fuego quisiera irradiar la habitación, sabía que mis ojos estaban rojos como la llama y que todos mis sentidos racionales se habían apagado. Ésta era mi peor versión. Difícil sentir compasión por alguien cuando la culpa no afecta tu mente. Cuando estás tan enojada con el mundo que quieres destruir todo. Incluso a la poca humanidad que habita en ti.

Es momento de ser, Iz. Ya basta de problemas humanos tan dramáticos.

Pensé que jamás volvería a sentirme así y cometí el error de confiar en un maldito pendejo que no hizo más que lastimarme. ¿Hay sentimiento más humano que el dolor?

Mis uñas lucían como agujas capaz de rasgar la piel de este muchacho. De este ser sin importancia.

Tomé su rostro entre mis manos y presioné mis uñas en sus mejillas; un alarido escapó de sus labios haciendo que una sonrisa ladina se formara en los míos. - ¿Te duele? - murmuré sobre sus labios acercándolo más a mi. - ¿Te hace daño? — me aleje de él sabiendo que no podría responderme, estaba bajo mi trance.

—Es difícil explicar que pasa por la cabeza de un demonio cuando sabe que tiene que seguir su instinto. En este momento no sabría explicar lo que estoy sintiendo, es como fuego que arde en mi sangre y por todo mi cuerpo y lo peor es que no sé cómo controlarlo. Soy un semi-demonio, jamás  he matado a alguien pero después de hoy puedo asegurar que soy capaz de dañar a un humano como tú — Mi voz sonaba calmada, como muy pocas veces. Me acomodé en un enorme sofá color carmín de esa horrible habitación de motel mientras jugaba con mi cabello que brillaba de un color rojizo intenso. Podía sentir como mi mirada quemaba en cada uno de sus sentidos, el resplandecer de su piel bajo la luz me dejaba ver que estaba poniéndose pálido, quizás el miedo.— ahora mismo sé que va a costar detenerme. Te he traído hasta aquí con el motivo de desquitar mi ira… no tienes la culpa de lo que sucede o … sí, tus recuerdos me dicen que eres un mal hombre y te mereces cada rasguño. El típico mujeriego eh…  —Susurré la última frase con desprecio negando un poco para luego continuar hablando con ese tono irónico y ensombrecido. — odio a los hombres como tú sin embargo no soy la mejor mujer del mundo empezando porque no soy una simple mujer… ¿Sabes lo que siente ser anormal en un mundo de prejuicios? Llevo una vida ocultando lo que soy en realidad… hasta que pasan cosas como éstas y no puedo controlar la maldad que habita en mi… —Reí volviendo mi mirada hacia el muchacho frente a mi. Acomodé mi cabello en una colita alta levantándome para acercarme hacia el hombre que me miraba fijamente con sus enormes ojos verdes y podía presentir que él ya sabia que no saldría de aquí, al menos no consciente. Le dediqué una amplia sonrisa comenzando a caminar delante de él como si fuese a hacer un surco en el suelo pensando claramente cada una de mis palabras y dejándome llevar a la vez.— Cada año se va haciendo más difícil controlarme… solo la noche y sus vicios pueden mantenerme contenta o al menos hacerme olvidar la  idiotez en la que  vivo… mi madre escapó hace unos años para seguir con su vida retorcida y nos olvidó, mi padre es un idiota que no sabe en qué mundo vive, mis hermanos y hermanas siguen escondidos al igual que yo aunque peor… ellos desean ser buenos y se esfuerzan  cada día para encajar… ¿Encajar? Quién quiere encajar en un mundo tan patético como éste… con gente como tú… — cada paso que daba resonaba en el piso fijando mi mirada en él. Reí un poco mientras las palabras salían ladinamente de mis labios y su mirada fría reflejaba mi maldad.— Mis instintos no son como los de Kiev o Roma, ellos generalmente gustan de socializar con el mundo y hasta intentan llevarse bien con ustedes… simples mundanos — dije sonando irónica lanzando una gran carcajada mientras caminaba por detrás de la silla en la que él se encontraba. Rodee su cuello con mis brazos como si fuese a acariciarlo.— Pero realmente yo no puedo; siento una sensación de gozo cada vez que me muestro como soy. No me basta con utilizar mis dones a veces necesito poner en riesgo todo, hasta mi propia vida o la de alguien más … — Susurré en su oído deslizando mi nariz por su mejilla como si estuviese olfateando, podía sentir su piel quemar al contacto de la mía y el pulso acelerándose.   

IBIZA ✔️ || Historia Finalizada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora