Después de pasar unos quince minutos en medio del pasillo, insuficientes a mi parecer, sonó el timbre de la escuela, el cual rebotaba en cada rincón de esta e indicaba que el recreo había finalizado y que, por lo tanto, teníamos que volver a nuestras respectivas clases.
-No me quiero separar de ti. No ahora que sé que ambos sentimos lo mismo -respondí apenado, mirándole directamente a los ojos de forma suplicante.
-Oh vamos, no me hagas sentir culpable, sabes que tenemos que volver a clase -sonrió lastimosamente por no poder cumplir mi egoísta deseo-. Hagamos un trato. Ahora iremos a clase, y después a la salida te acompaño a casa.
-De acuerdo... -susurré en voz baja y a regañadientes.
De eso ya hacían dos horas. Estoy en clase, apoyándome en la mesa con ayuda del codo dejando caer mi cabeza sobre mi mano, haciendo como que atiendo a la profesora de Matemáticas cuando en realidad lo único que se pasea por mi mente es mi adorable y sexy mejor amigo, Lucas. No puedo parar de pensar en qué me deparará el futuro...
-¡Eh!, Alex -una voz reclamaba mi atención, pero yo estaba absorto en mis pensamientos-. Alex, ¿me estás escuchando? -sentí un toque en la cabeza de advertencia, haciendo que bajase de mi dulce nube.
-¿Qué pasa? Atiende o la profesora te echará la bronca -le respondí a la insistente chica sentada en el pupitre junto al mío. Miré la hora, y eran las 13:20 por lo que quedaba una hora y diez minutos para poder salir de aquí y lanzarme a los brazos de mi amado.
-Eso debería decirte yo a ti. Llevas un buen rato atontado, y como no prestes atención luego no sabrás hacerlo por tu cuenta -dijo la chica pelirroja un tanto preocupada de más por su amigo y compañero de clase.
-Ya sabes que las Matemáticas no me resultan un obstáculo -le guiñé un ojo, restándole importancia al asunto para que se relajase un poco el ambiente.
-Hemos terminado por hoy, en cambio hay algo que debo comentaros antes de irnos -dijo la profesora Pilar, un poco frustrada al darse cuenta de que nadie la atendía a pesar de sus esfuerzos-. Ya corregí los exámenes de la semana pasada, y el resultado ha sido catastrófico. Menos del 5% de la clase ha aprobado, por lo que he decido repetir el examen en vez de hacer la recuperación. Este será la semana que viene, y hasta entonces estaremos repasándolo. Podéis recoger.
De repente, todos empezaron a hacer ruido, recogiendo sus respectivas cosas, moviendo las sillas y hablando exageradamente alto. Yo, en cambio, guardé mis cosas en silencio y me quedé sentado en mi silla esperando a que sonara el timbre del cambio de clase.
Al par de minutos, la profesora se acercó a nosotros por mi espalda, haciendo que me sorprendiera bastante.
-Alexander y Sara -empezó diciendo Pilar-, vosotros dos sois los únicos que aprobaron, Alexander con un 8'7 sobre 10 y Sara con un 8'5 sobre 10 -Sara y yo sonreímos ante aquella noticia, aunque no era nada nuevo para nosotros-. Chicos, me parece que no necesitáis hacer el examen de recuperación, por lo que os doy permiso para, hasta el día del examen, ir a la biblioteca para estudiar cualquier otra materia -al decir eso, nos guiñó un ojo al mismo tiempo que mostraba una amplia sonrisa en su rostro.
Sara y yo compartimos unas miradas cómplices, sorprendiéndonos a la vez que entusiasmarnos.
-¿Está segura? -preguntó Sara, aunque yo también me hacía la misma pregunta.
-Claro chicos, os lo merecéis. Para dos alumnos que realmente consiguen aprender, no los voy a a castigar con otro examen -sonrió, y acto seguido de terminar de hablar, sonó el timbre que indicaba el final de la clase.
Ambos soltamos un eufórico "gracias" al unísono y fuimos hacia nuestros asientos, cogimos nuestras cosas y nos fuimos al aula de plástica, ya que ahora teníamos esa asignatura, como es obvio.
La hora pasó rápido, ya que realmente me gusta el dibujo. Al sonar el último timbre del día, recogí mis cosas y me fui tan rápido que a Sara no le dio tiempo ni de preguntar si la acompañaba a casa, como solía hacer a menudo.
Cansado y jadeando con la respiración y el pulso agitados, por fin llegué a la entrada de la escuela, la cual era mi destino y el sitio donde me reuniría con Lucas. Lo vi a unos metros de distancia, así que corrí hacia él, lleno de alegría y entusiasmo. A mitad de camino me vio, y ante eso abrió sus brazos, preparado para darme una cálida bienvenida. Cuando al fin me encontraba a su lado lo estreché entre mis brazos, apoyando además mi cabeza sobre su pecho, a lo que él correspondió pasando su brazo izquierdo tras de mí, estrechándome aún más contra él y haciendo presión mientras que el brazo derecho me acariciaba con dulzura el cabello; noté que estaba sonriendo al ver mi leve aunque notable sonrojo.
-Eres adorable, y eso me vuelve loco -me susurró al oído con un tono un tanto lujurioso, haciendo que mi rostro enrojeciera por completo cual tomate. Para evitar que me viese así, hundí aún más mi cara contra su pecho, avergonzado.
Aunque todos nos viesen de forma extraña, en estos momentos me daba igual, ya que era el chico más feliz del lugar. Además, creo que si me preocupara por el qué dirán, no podría ser feliz, ya que mi felicidad ahora mismo se haya en Lucas, y sé que no es lo "normal" que don chicos se amen, pero que le voy a hacer. O al menos eso intento tener en mente...
De camino a mi casa, hablamos sobre qué hicimos el día de hoy. Son cosas sin demasiada importancia, pero momentos como estos los disfruto al máximo.
Casi a mitad de camino, donde no había demasiada gente al rededor, se nos acabó un tema de conversación concreto, por lo que tan solo caminamos. Nuestras manos estaban bastante cerca a mi parecer, y cuando Lucas se pegó aún más a mí, le miré sorprendido, pero él mantuvo la mirada en el horizonte. Volví la vista al frente y, acto seguido y sin mirarle directamente, tomé su mano. Creo que el tampoco me miró; tan solo se aferró más a mi agarre, a lo que respondí de igual manera y al mismo tiempo me arrimé más a él, estando ambos unidos el uno al otro. Caminamos de la mano hacia mi casa, pegados sin decir una palabra el resto del camino, ya que realmente no hacía falta pues con tan solo una mirada sabíamos lo que rondaba por la cabeza del otro. Yo sólo podía pensar en Lucas, y Lucas únicamente pensaba en mí.
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Hi \:v/, sólo vengo a decir que el de la foto de los medios es Alex. Iba a poner a otro en un principio pero decidí cambiarlo porque es la imagen que más se asemeja a como lo imagino (créditos del dibujo a quien corresponda uwu).
Gracias por leer y disculpen las faltas de ortografía, la repetición de expresiones y cualquier fallo.
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Be You
RomanceEste es la historia de dos jóvenes enamorados, conocidos de prácticamente toda la vida... Estos chicos eran: Lucas, un chico alto, con sonrisa dulce, estudioso y, por encima de todo, mi inseparable mejor amigo; el otro chico, Alex, como podéis adivi...