PUNTO DE VISTA NOAH (PdV Noah)
Mi nombre es Noah, tengo dieciséis años y nací el 30 de Junio. Actualmente estoy en primero de Bachillerato, y a pesar de que los estudios no son lo mío, he llegado hasta donde estoy a base de esfuerzo.
Mis planes a largo plazo son: vivir con mi novio Spencer, hacer una carrera de Filosofía, trabajar como profesor y tal vez adoptar un segundo gato. No soy demasiado ambicioso, pero sin embargo estoy decidido a cumplir lo que me propongo.
Mi situación familiar es como la de cualquier otro: tengo un padre y una madre, Maximino y Judith -ambos felizmente casados-, una linda hermana pequeña de cinco años llamada Sofía y un abuelo y una abuela paternos, Emilio y Miriam.
Volviendo al presente, ahora me encuentro encima de Spencer, estando ambos sin camiseta, tumbados en la cama de mi habitación. Según mi madre tiene entendido, él me está ayudando con unas cosas de Matemáticas y, aunque ni de broma se cree mis absurdas excusas, me veía obligado a decirlo, ya que Sofía siempre andaba cotilleando por las esquinas -realmente parecía que esa pequeña tenía aparatos de escucha por toda la casa, o tal vez un oído superdesarrollado capaz de oír a través de las paredes-. La cuestión es que mientras no lo mencione en voz alta, me asegure de echar el cerrojo y no haga ruido, mi madre no hacía preguntas sobre qué pasaba allí.
Cuando nos apetecía hacer ruido, íbamos de fin de semana a la residencia donde vivía mi querido novio universitario. Aunque quedaba a una hora de mi casa, creédme que merecía la pena; en todos los sentidos tenía unas vistas increíbles.
-Pensé... Que querías estudiar... -susurró Spencer, cortando el beso con un ligero temblor en la voz, probablemente causado por la excitación.
-Oh vamos Spens~ -repliqué levemente enfadado.
Decidí darme por vencido, ya que cuando Spencer se ponía pesado, no había quien lo hiciese tranquilo, siendo consciente de antemano que tras esa habría constantes quejas; sospecho que es una forma tímida y pasiva de decir que le dejase en paz. Me puse a su lado y, tras respirar hondo, me abracé a él tumbándome de lado, hundiendo mi rostro en su cuerpo.
-¿Desde cuándo "estudiar", dicho por mí, significa estudiar? -bufé indignado, desviando la mirada. A veces parecía que no me conocía en absoluto, y eso me frustraba.
-Pero no te enfades... -dijo el pelirrojo con un tono dolido.
Imagino que tomó en serio mis palabras, ya que se volvió hacia mí y, tomando mi mentón con la delicadeza que tan sólo él tiene, depositó un pequeño pero reconfortante beso en mis curvados y rosados labios. Yo suelo ser el que toma la iniciativa, debido a que mi Spency es bastante tímido, pero cuando él lo hacía, una ola de afecto me recorría de pies a cabeza.
-No mientas, me echaste Amortentia* en el café mientras no miraba, ¿cierto? Porque no veo otra explicación lógica al porqué estoy tan locamente enamorado de cada fibra de tus huesos -dije de forma melosa, mientras lentamente volvía a colocarme sobre él, ante todo con mi impenetrable sonrisa.
-Si lo hubiese hecho, lo sabrías porque el café olería a libro nuevo, tal vez a vainilla... -respondió Spencer de forma elegante a mi piropo. Por muy tierno que sonase, me dejó en bandeja mi respuesta, no sé si a propósito o sin querer.
-En realidad, este hubiese sido su olor -respondí prácticamente al instante.
Aún sobre mi amado, tomé una cosa, la cual se encontraba en el suelo, y la puse frente a él. Obvia y tiernamente confundido, reaccionó con un rubor aún más tierno que su incertidumbre al percatarse de la situación. Él en respuesta, tomó su camiseta de mis manos y la lanzó contra el suelo velozmente; una vez tuvo las manos libres, tomó mi rostro entre sus manos, atrayéndome así con más facilidad hacia él. Cortando apresuradamente la distancia entre nuestros rostros, me besó apasionadamente, a lo que yo correspondí con una hábil reacción adicional, desabotonando y deshaciéndome de nuestros molestos pantalones.
Ni siquiera recuerdo el cómo llegamos a este punto, pero después de tener sexo tres veces seguidas, sinceramente ya no me importaba nada más a parte de Spencer.
Dos horas después mi amante estaba algo cansado, por lo que decidimos dormir un rato. Él se durmió enseguida, pero como por mi cuerpo aún recorría la adrenalina del momento, tan sólo me tumbé de lado, observándolo dormir para ver si así me entraba el sueño -algo así como sucede cuando ves bostezar a alguien y a ti también te dan ganas de hacerlo.
Mientras le echaba una ojeada a su hermoso y desnudo cuerpo, decidí repasar la lista del porqué me resultaba tan atractivo: tenía un año y medio más que yo, lo que creaba la envidia e incredulidad en algunos de mis amigos; iba a la Universidad, atrayente en parte por la misma razón que lo dicho anteriormente; es un gran artista, por consiguiente me hacía todos los dibujos y autorretratos suyos que le pidiese y más -tengo una pared donde pongo la mayoría, llena de dibujos suyos y algunas fotografías nuestras-; es alto, y aunque no me gusta tener que ponerme de puntillas para poder besarle, he de reconocer que me causa placer tanto enloquecer como sonrojar a alguien cuya altura me supera en 15 centímetros; su pelo, al ser pelirrojo, ya contrastaba de forma natural, siendo llamativo de igual forma; su estilo de ropa tan elegante e informal al mismo tiempo, además de su elección de colores atrevida -aunque no tanto como la mía, era así desde su punto de vista.
Asimismo, aunque su físico y las particularidades que ha ido definiendo con el tiempo son increíbles, tal vez tan sólo eran el 35% de los motivos por los que me enamoré de él.
Pensándolo detenidamente, fueron los pequeños detalles los que me fueron cautivando progresivamente -por ejemplo, cuando estuvo a mi lado el día en que me escapé de casa, a pesar de la lluvia y de lo estúpido que fui-, su calidez innata la cual me acoge en mis bajadas y está junto a mí en mis subidas, la forma en que me mira y me da a entender que todo irá bien, el cómo congenian mi personalidad extrovertida y alocada con su timidez y sensatez...
Desde el momento en que lo conocí, supe que teníamos una conexión especial, y que nos depararía un largo y hermoso futuro juntos, y lucharé cuanto sea necesario para poder conseguirlo y ser feliz junto a Spencer.
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*Amortentia: poción mágica de la saga Harry Potter, la cual huele a las cosas que más te gustan. Su uso es enamorar locamente a quien ingiera dicha pócima.
Y esto es todo por hoy <3. Espero que os haya gustado la pequeña introducción a esta nueva pareja 7u7. Aunque no es demasiado, el siguiente capítulo será también sobre ellos. Siento que el capítulo no haya sido demasiado largo, pero como ya dije, no será el único.
Pd, el de los medios es Spencer. Si os fijáis, es un dibujo bastante más mejorado y en digital de uno de los del capítulo anterior ^^. Me llevó algunos días, así que espero que sea de vuestro gusto :'3♡.
Perdonen las faltas de ortografía, las expresiones mal escritas y/o repetidas y demás. Gracias por leer <3

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Be You
RomanceEste es la historia de dos jóvenes enamorados, conocidos de prácticamente toda la vida... Estos chicos eran: Lucas, un chico alto, con sonrisa dulce, estudioso y, por encima de todo, mi inseparable mejor amigo; el otro chico, Alex, como podéis adivi...