Pasaron años, ella por fin volvió para continuar formarse como profesionista, su vida en EUA habían hecho de ella una chica fuerte y que no se rinde fasilmente. Las ocacionales visitas a Japón no eran suficientes, ahora viviría ahí buscando superars...
-Valla, quien diría que Tai ronca fuerte- Mimi reía por lo bajo mientras veía a su amigo en el asiento del copiloto tiritando de frio y roncando como si fuera un gran monstro a punto de atacar la ciudad
-Sí, a veces es bastante molesto- suspiro Yamato apacible mientras conducía por la avenida principal
Mimi se quitó la chaqueta que minutos antes le había prestado el castaño, colocándosela en vista del frio que acosaba sus sueños. Su amiga Sora también se encontraba adormilada, faltaba poco para que el cansancio le ganara, parecía estar bastante cómoda.
Yamato la observaba por el retrovisor ocasionalmente, notando las curiosas expresiones que la castaña hacia al ver a sus amigos.
-Oi! - esbozó Yamato hacia la joven – en la parte trasera hay una chaqueta, póntela- sentenció sin dar más explicación
Mimi sorprendida volteó hacia tras del asiento, efectivamente, una chaqueta negra de cuero con varias hebillas de metal se encontraba arrumbada, parpadeo un par de veces, dudando en tomarla.
-Anda, de lo contrario te resfriaras seguro-
Obedeció al instante, era una sensación... distinta, podría decir. Tenía un aroma muy peculiar era fuerte, varonil y un tanto embriagador, "Yamato tenía buen gusto para las lociones" pensó, se perdió un momento en ese olor tan peculiar, cosa que no pasó desapercibida por el joven, llevando a sonrojarse solo un poco.
-Es por aquí- interrumpió abruptamente Mimi, cosa que hizo a Yamato regresar la mirada al camino lo más pronto posible. Al parecer ella no se había percatado de su mirada lo cual era un alivio.
Mimi proseguía con las indicaciones, él nunca la había visitado en su infancia y los únicos dos que podrían saber su dirección estaban ya con Morfeo. Ahora eso podría considerarse como otra conversación entre ambos.
-¡Bien! ¡Llegamos! - recostó a su amiga a lo largo del asiento trasero del auto con la mayor cautela posible –bueno... supongo que tendrás que despedirme de ellos- le sonrió amablemente, a lo que él asintió mirándola de reojo.
-Buenas noches-
-Disculpa la molestia Yamato- dando una leve reverencia, el joven negó con la cabeza dejando escapar una leve sonrisa de lado, cosa que sorprendió a la castaña
-Descuida, será mejor que ya entres a tu casa- ella asintió y dio la vuelta rumbo a su pórtico, volteó momentáneamente agitando su brazo en señal de despedida.
El joven arrancó y ella entro por la puerta, notando un leve calor recorrer su cuerpo, cerró el pestillo recargando la frente sutilmente, notando que aun traía su chaqueta...
*Fin del Flashback
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