Esencia *Supercorp*

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Se dio cuenta de que algo no estaba bien con su hermana menor cuando fue a visitar a sus padres aquel viernes por la noche luego del trabajo. Samantha le avisó que tendría una cena importante con varios ejecutivos, por lo que no llegaría a cenar a casa y fue por ello que decidió pasar por el vecindario al norte de la ciudad para así darle una pequeña visita a su familia, con la cual había dejado de vivir un año después de graduarse de la universidad y comenzar a trabajar como oficial de policía en el centro de National City, se había mudado con Sam quien tenía su propio trabajo como directora administrativa en la empresa de la familia de su mejor amiga desde la preparatoria. Apenas llegó a la casa de sus padres se encontró con que su papá estaba viendo un partido de baseball, mientras que su madre preparaba la cena, ella saludó a hombre y decidió ayudar a su madre con quien tuvo una pequeña charla.

—¿Cómo van las cosas con Sam?

—Ah, ya sabes, no me quejo. —su madre la miró con una ceja alzada, sintiéndose extrañada al recibir esa respuesta y ella se alzó de hombros —. ¿Quieres detalles de nuestro kamasutra?

—Por favor, no. —ambas rieron ante su broma y Eliza negó con su cabeza, dándole un pequeño golpecito en el hombro como un regaño para que evitara hacer ese tipo de comentarios —. Hablo acerca de su relación ¿está todo bien? ¿O te quedarás a dormir aquí nuevamente por ver a tu ex a sus espaldas?

—¡Por última vez, fue una coincidencia! —su madre giró sus ojos, asintiendo a lo que decía sin creerle una sola palabra. Alex soltó un bufido —. Ok, bien. Fue una tonta coincidencia ver a Maggie esa vez en la estación de policía, intercambiamos números, charlamos un poco... me invitó a tomar el almuerzo, acepté y ya.

—Lo que fue una verdadera coincidencia es que Sam estuviera en el mismo restaurante —Eliza comentó soltando una risa, presionando el botón que encendía la luz del interior del horno para mirar lo que estaba dentro del mismo. Su hija se quejó por su comentario —, ¿qué estabas almorzando? ¿Pizza? —Alex asintió con su cabeza y ella sonrió —, pues entonces podríamos decir que literalmente te agarró con las manos en la masa.

—¡Mamá! —la mujer mayor rió ante la expresión de vergüenza en el rostro de Alex —¡Fue una tontería! No puedo creer que tuve que contárselos... hubiera pagado un hotel.

—Cariño, Sam me llamó esa misma noche antes de que llegaras, de igual forma me habría enterado.

—Oh, es cierto, ahora tú y mi novia son mejores amigas, ¡las mejores amigas por siempre!

—Hay un muro de los lamentos en el jardín, digo, por si quieres llorar —la mujer soltó una risa y Alex bufó, mirándola con su ceño fruncido —Ya hablando en serio... tienes veintisiete años, Alexandra, te mudaste con Samantha hace ya dos años, han sido pareja por seis años ¿no piensas en casarte?

—Mamá, una boda requiere tiempo, dinero, planificación... y no sólo eso, tengo que planear cómo pedírselo, quiero decir, no puede ser sólo una cena casual... tiene que ser algo importante ¡algo grande desde la proposición! Que sienta mi amor ¿entiendes lo que digo?

—Por supuesto, cariño. Recuerdo que tu padre me lo pidió en un restaurante lujoso, la luz de la luna entraba por la ventana del lugar, había músicos tocando algo suave —la mujer mayor soltó un suspiro, pestañeando varias veces con sus manos en su pecho, haciendo que Alex sonriera un poco al verla recordar aquel momento —. Fue algo inolvidable, y muy familiar, tus cuatro abuelos estaban presentes... inclusive tú lo estabas, ya ves, nos hicieron casarnos para que tomáramos la responsabilidad de nuestros actos.

—Gracias por recordarme que fui hecha con amor, mamá, de verdad.

—Cariño, no digo que no fuiste hecha con amor, amo a tu padre, ¡siempre lo he hecho! Pero el primer hijo nunca es el mejor planeado, diría que lo entenderías... pero por obvios motivos tú debes planearlo muy bien.

Make a WishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora