Make a Wish

Secreto a Voces *Agentreign*

Desde que la primera vez que la sostuve en mis brazos supe que iba a cuidarla con mi vida. No importaba lo que tuviera que hacer, decidí desde ese día que ella sería lo más importante para mí y que no permitiría que nada se interpusiera en su felicidad, por supuesto que para eso tuve que trabajar duro y no me arrepiento ni me arrepentiré de nada de lo que hice por ella, de las largas horas extras de trabajo, las noches en vela, levantarme temprano, todo ha valido la pena.

La vi crecer con el tiempo y muchas mujeres se maravillaban con el excelente trabajo que estaba haciendo como madre soltera, otras por otro lado me decían que mientras más grandes el trabajo se volvía más complicado, aunque nunca entendí eso, para mí comenzó a ser un poco más sencillo cuando Ruby supo cómo tomar el autobús de regreso a casa y meter su almuerzo al microondas.

Ahora... creo que entiendo a lo que se referían, pues ¿cómo se supone que sales del closet con tu hija?

¡Tengo 33 años! Aparentemente mi alter ego le dio, no una, sino varias palizas a Supergirl, y ahora me hallo en una situación que a mi parecer es más aterradora de lo que fue encontrarme con Reign hace ya un año. Desde mi fallida relación con el padre de Ruby no me había interesado en conocer a alguien más, decidí enfocarme en lo realmente importante en mi vida, mi hija y nuestro futuro.

Sin embargo, desde que Alex entró a nuestras vidas todo parecía ser más que sencillo, algunas noches no debía preocuparme por si Ruby cenaba o no pues Alex se encargaba de, no sólo enviarme un mensaje, sino adjuntar una foto de ambas cenando, algunas veces no debía apresurar una junta para ir a recogerla a la escuela pues Alex lo hacía, cuidando de ella hasta mi llegada o hasta que algo surgía en su trabajo. No noté exactamente cuando los fines de semana familiares dejaron de ser sólo entre Ruby y yo y comenzaba a estar ella presente, o cuando comencé a preparar tres cenas, o incluso cuando sus pertenencias se confundían con las mías en mi propio hogar.

Me di cuenta de todo aquella noche hace ya seis meses. Ruby se quedaría en casa de una amiga debido a que harían un proyecto escolar, esa tarde Alex se había encargado de recogerla a la escuela y asegurarse de que en su mochila no faltara nada que pudiera necesitar en casa de su amiga. Llegué al momento justo en que Ruby se marchaba así que invité a Alex a cenar, en aquel momento no creí que sería gran cosa pues muchas veces hemos cenado juntas con Ruby. Ella iba a marcharse instantes luego de cenar, sin embargo mi insistencia la hizo quedarse y acompañarme en aquella noche estrellada. Nos sentamos en el sofá y estuvimos hablando durante un tiempo mientras yo buscaba algo interesante que ver en la televisión. Nuestra pequeña reunión se convirtió en algo más agitado cuando nos acabamos la botella de vino y entonces abrí una de whiskey que me había regalado Lena hace un tiempo. Fue entonces cuando la conversación que estábamos teniendo acerca de su hermana y su trabajo en la DEO comenzó a tomar un rumbo distinto.

—Así que ¿no has salido con nadie luego de lo de Maggie? —pregunté mirándola con atención, ella carraspeó un poco acomodándose en su sitio.

—Bueno, he tenido... ya sabes, encuentros... con... ¿personas interesantes? —mi rostro cambió por uno lleno de sorpresa y ambas soltamos una risa ante lo que dijo, producto del alcohol —¿Qué hay de ti?

—¿Qué hay de mí? —comencé a reír moviéndome en mi sitio como si aquella fuera la mejor broma que me habían dicho en el mundo —Creo que ni siquiera he besado a un hombre en... ¿cinco años? Algo así.

Nuestras risas continuaron por un rato hasta que Alex al fin se tranquilizó un poco, mi rostro se hallaba algo caliente por la revelación. Ella se acercó a mí en el sofá, había un extraño brillo en su mirada que no pude identificar al momento, quizás porque tenía demasiado alcohol en mi organismo pero si lo pienso bien, estoy segura de que ella sabía muy bien lo que hacía en ese momento.