XiuHarem ( One Shots )

Sin visión (XiuChen)

Sintiendo el aire que le envolvía, Jongdae no pudo aun así sonreír. Sentado en aquel banco, en la completa soledad, a pesar de la risa de los niños, de los gritos de sus madres, del canto de los pájaros y del suave respirar de su perro, Jongdae solo podía pensar en porque las cosas malas iban a él, como si tuviera una especie de imán para la tristeza o el desastre, no lo sabía, pero aquel accidente que tuvo dos años antes le había, literalmente, fastidiado la vida para siempre. Jongdae solo podía verlo de esa manera.

No estaba envuelto en oscuridad como cualquiera pensaría, pero ahora, simplemente, la nada absoluta lo envolvía. Para cualquier otra persona sería difícil de entender, para Jongdae mismo le era difícil a pesar de llevar dos años en la ceguera, sin acostumbrarse a la idea de no poder volver a ver los colores del mundo, lo hermoso del cielo azulado, o las estrellas que por las noches en el monte podía apreciar al ir a casa de sus abuelos; tampoco podría apreciar más el rostro de su madre, de su padre o de su hermana, ni su casa, ni el hermoso parque que recordaba y donde estaba sentado ahora mismo.

Ya no podría ver nada.

Y su horrible vida no empezó ni acabó con el accidente, no señor. Era como si la vida le odiara, como si tuviera una maldición o algo y dudaba que fuera porque de pequeño no compartía sus juguetes, por aquel helado que tiró encima de su primo Junmyeon cuando era pequeño por llamar la atención de la chica que en ese entonces creía que le gustaba o por aquel día que gastó una broma pesada a su hermano y terminaron en el hospital. Lo dudaba.

Empezó cuando la universidad llegó a él, la carrera que siempre deseó cursar a flote y él dentro de ella, estudiando con la pasión que nunca tuvo en el instituto, motivado a aprender lo que fuera con tal de sacársela; empezó cuando en primer año un profesor pareció tenerle manía, caerle mal o algo, no lo sabía, tampoco porque era que le odiaba y le hacía la vida imposible siempre que estaban solos o donde nadie podría darse cuenta, siguió con el puñetazo que se llevó el profesor el día que intentó propasarse con él – sexualmente – y encima fue expulsado de la universidad dos semanas – no entendía como no fue definitivamente, pero bueno, algo de suerte tuvo esa vez –, continuó con el enterarse que sus padres se iban a separar después de años de peleas y malentendidos extraños, después llegó el accidente, al tercer año de universidad, que lo dejó sin la visión y por último, ya para rizar el rizo como decía su abuela, su novio le dejó después del accidente por no saber actuar ahora con él.

Por pena.

Por no creerle bueno para él por su no visión.

Por ser ciego.

Por desconocimiento.

Por idiota.

O así lo creía Jongdae, porque Minseok, su novio, nunca le dijo realmente porque lo dejó salvo un '' lo siento, pero realmente no sé cómo sobrellevarlo, siento si parezco cobarde, de verdad que te amo, lo siento ''.

Amarle... ya, claro. Y él era idiota.

Se levantó del asiento, mecánicamente, sin rastro de aquella sonrisa que alguna vez le caracterizó por ser gatuna, como su exnovio decía '' un gatito adorable '', y con el perro bien sujeto de la correa especial, comenzaron a andar hacia casa, el guiándole. Era evidente para cualquiera su ceguera, más quizás por el perro, o quizás porque lo acompañaban unas gafas de sol ante la incomodidad que producía su mirada vacía.

El ruido de los niños de fondo persistente, el viento fuerte sobre su rostro más fuerte que nunca, unas risas – de dos chicos – hacia su derecha y Jongdae siguió, sin lamentar nada ya, porque lo lamentado ya estaba y después de dos años seguía su vida de forma monótona, dejando los días pasar con una depresión que era evidente para su entorno pero que nadie quería ver, salvo él mismo, y aun así no hacía nada para tratárselo. ¿Para qué? Pensó un día, recién levantado mientras tomaba el desayuno, si ya no valía como ser humano.