Katsuki
II
Niña buena——♦——
—¡Perdón! —exclama agachada recogiendo sus libros. Había entrado en la situación más clisé. Tropezar con un chico. Estúpida. Es inteligente, la primera en su clase pero no podía evitar ser algo torpe. A veces las cosas no salían como ella quería. El joven se queda delante de ella, sin moverse de su lugar.
—Ten más cuidado la próxima vez. —Es lo único que dice antes de retirarse de la zona. Ella voltea para verlo pero ya no está en su campo visual. Se encoge de hombros, recogiendo sus cosas. Esto le pasa por no meter el resto de los libros a la mochila por no sobrecargarla. El resto de las personas que pasan delante de ella simplemente siguen su camino. Nadie parece querer ayudarla. No importa. Ella puede, siempre ha podido, ¿Cómo diantres no?
—¿Te ayudo? —Levanta la mirada, sorprendida. Un chico alto de cabellos bicolores está agachado, justo delante de ella, tomando sin permiso sus cosas, dándoles un orden. Un chico de ojos heterocromáticos.
—Gra-gracias —tartamudea nerviosa. Sus mejillas se ponen rojas por la incomodidad del momento. No es la típica chica popular, pero sí es la nerd de la clase. Se avergüenza, por un momento, de sus trenzas que caen en sus hombros.
Ningún chico se fijaría en ella.
Mucho menos el que yace delante de ella quien la examina con la mirada.
—Aquí tienes. —Le extiende los pocos libros que ha recogido, apilándolos con los otros. Ella se levanta con éstos en las manos—. ¿No crees que son muchos?
—¿Tú crees eso? Yo pienso que tengo pocos. —Esboza una pequeña sonrisa tímida—. Muchas gracias por tu ayuda, me gustaría quedarme a charlar, pero tengo una importante clase en primera hora. ¡Nos ve...!
Ve como la mitad de los libros que trae en las manos le han sido arrebatados. El chico de bicolores cabellos se los ha quitado.
—Se ve pesado así que te acompañaré. —La pequeña sonrisa del chico le da a entender que se trata de un caballero en toda la extensión de la palabra. Un chico con valores.
—Muchas gracias, en serio. —Vuelve a sonreír, tratando de no mostrarse tan nerviosa como en un inicio. Hace un leve movimiento con la cabeza, indicándole que la siga—. Espero no interrumpir tu primera clase.
—No importa, el profesor es muy comprensivo, no dirá nada así que no te preocupes por ello. —Ambos caminan sin despegarse. Andan algo lento para evitar otro posible desastre. Tenya tiene la impresión de que varios de los libros están algo maltratados así que planea que, al entrar a su respectiva aula, revisarlos por si hubo un posible daño. Una vez delante del salón de clases, el cual, por mera suerte del destino, no está muy retirado de la entrada.
Hay, como mucho, unas diez personas dentro del salón de clases. No encuentra por ningún lado a Mina, su mejor amiga. Una suerte. Ella estaría brincoteando de aquí a allá por verla con un joven tan apuesto y caballeroso. Por verla siendo coqueta.
—Es aquí, muchas gracias... —Lo mira a los ojos, preguntándole con la mirada su nombre. Él le entiende.
—Shōto Todoroki —se presenta, dándole los libros que él ha acogido amablemente unos momentos antes. Ella los toma.
—Muchas gracias, Todoroki-san. —Ella vuelve a sonreír y él le corresponde ese gesto.
—Es un placer. Por cierto, ¿podrías decirme...? —El sonido de la campana de entrada a clases le ha interrumpido. Ella pega un respingo. Por casi llega tarde.
—¡Oh, Dios! Todoroki-san, por favor, vaya a su salón o podría perder su clase. —insiste, dándose la vuelta para dejar sus libros encima de su respectiva mesa, la cual, la comparte con Mina.
—Sí, pero antes... —Alumnos, compañeros de Tenya, entran apresurados al aula, unos corriendo, otros con eventual fatiga de levantarse temprano para asistir a la clase, le interrumpen. A Tenya le da algo de gracia que el joven Todoroki le interrumpan a cada rato.
Pobrecito.
Es lo único que piensa. Hace un ademán con la mano, diciéndole "adiós" con ella. Todoroki hace lo mismo, encogiéndose de hombros. Y camina perdiéndose en los pasillos, desapareciendo del campo visual de Tenya.
Ella suspira. Revisa que los libros estén en perfectas condiciones. Por mera suerte del destino están bien. Mina llega al poco rato, corriendo detrás del profesor, quien le cierra la puerta en la cara. Ella toca la puerta y el profesor la abre.
—¡Buenos días, profesor Kirishima! ¿Me permite pasar? —saluda ella, como ya es habitual. Tenya piensa en una nueva manera de regañarla, pues, al parecer, no han servido sus sermones habituales.
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Qué chica. Linda, recatada, responsable. Sincera y de mirada cálida. Shōto, en un inicio, había pensado que aquella chica con la que había chocado, era de otra aula por el aura tan madura que percibía de ella. Pero no. Al ver el salón en la que ella entraba, se dió cuenta de lo menor que era.
Pero eso no le interesa en lo absoluto. Ella es una niña buena, sin duda alguna. Una niña que ha captado su atención.
El no saber su nombre es una excusa válida para acercarse.
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