I

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Katsuki
I
Te veo

——♥——

¿Ya la viste? —susurra acalorada viendo a la susodicha entrar al colegio. Izuku cierra la puerta de su casillero rodando los ojos. Sabía a la perfección que Uraraka estaba a punto de hablar mal de otra niña a la que, eventualmente, ella no conocía, pero que su amiga sí. Voltea sin ningún interés de saber quién es aquella que se ha ganado, sin querer, las constantes críticas de Ochako, mas sin embargo, toda su mirada es encapsulada por tan magnífico ser.

Es muy bonita.

Jesús, deberían prohibirle la entrada a la gente así, ¿acaso no creen que eso podría...? —Empieza con su parloteo Ochako sin pelos en la lengua apuntando a la chica quien entra con calma al colegio.

—Uraraka-chan, ¿Quién es ella? ¿La conoces? —interrumpe sin perder de vista a la rubia que acaba de pasar delante de ellas.

Es bastante hermosa.

Bakugō Katsuki —contesta notando el gran interés que su amiga de la infancia refleja hacia la nombrada. Y le molesta.

Su nombre...

— ... Es precioso. —murmura perdiendo de vista a la rubia justo a la hora de subir las escaleras.

Midoriya-chan, prométeme que no le hablarás, es una rarita —dice Ochako con asco, haciendo sus típicas caras de fuchi que la caracterizan. Izuku arruga el entrecejo—. Bueno, no es una rarita. —Rueda los ojos, mordiéndose los labios hasta soltar una pequeña risa burlona—. Es un rarito, después de todo, eso dice ser.

Izuku le mira confundida.

¿Ves? Por eso no debes interrumpirme cuando quiero decirte este tipo de cosas. —regaña apuntándola con el dedo acusador. Ochako esboza una sonrisa que a Izuku le da algo de pavor. Se acerca a ella, lo suficiente como para poder susurrarle al oído—. Katsuki es una niña que se cree niño. Asco.

Izuku pela los ojos con total asombro.

—¿Qué...?

¿Qué de qué? ¿Acaso no entiendes? Es una mamarracha. Una tomboy. Una niña-niño. Una completa rarita que quiere ponerse pene. —Suelta con el característico veneno que usa al hablar de las demás niñas del colegio. Tan hiriente. No por nada Ochako es considerada una bully. Una que tiene la decencia de dejarla en paz por considerarla su amiga—. Así que... No te le acerques, no quisiera que te pervirtiera. A mí nadie me saca de la cabeza que es una pervertida lesbiana reprimida creyente de que si se pone pene las cosas le serían más fáciles. No. Las cosas no son así.

—Uraraka-san, no me gusta que hables así de la gente, ella debe tener sus razones para querer... —La mano de Ochako ahora está sobre el cuello de Izuku, apretándolo con fuerza, poniéndola contra los casilleros. Le falta el aire, la mira suplicante, que pare. Que pare, por favor.

Le tiene miedo.

—Es una pervertida. —Suelta muy cerca de ella, nota la molestia en su voz, nota que Ochako realmente la desprecia y sabe que no es por el hecho de que Katsuki sea una disque lesbiana reprimida. Sabe que hay algo más detrás de todo. Y quiere descubrir ese algo.

Ochako la suelta al ver que su querida amiga se pone morada.

Es una pervertida lesbiana reprimida —repite aun más furiosa que antes. La empuja contra los casilleros, dejándola en el piso. Izuku nunca le pondría una mano encima a Ochako. Tal vez por eso permite que ella le haga todas las cosas que quiere.

Tal vez.

Ochako se da la vuelta, dejando a su querida mejor amiga lagrimeando tirada en el piso, notando su creciente miedo hacia a ella. Y le satisface saberlo. La mira encantada.

Katsuki es una basura. Una mierda. —susurra con enfado—. Y hay que tratarle como tal.

——♥——

Si, él la había visto. La había visto observarle de pies a cabeza. La había visto seguirle con la mirada. No le dijo nada, absolutamente nada. Aquella chica de ojos verdes, para nada discreta, le había observado desde que puso un pie en el colegio después de tanto tiempo. Y eso, en cierta forma, le molesta.

Lo había visto con falda.

Lo había visto con los labios pintados.

Lo había visto con las pestañas rizadas.

Lo había visto con broches en el cabello.

Lo había visto como una niña.

Pero a la vez le encanta. Después de todo, aquella niña de ojos verdes, es bastante bonita. Una chica tan monísima como ella no es el prototipo de persona a la que usualmente llama la atención.

Él no tenía la culpa de nacer en el cuerpo equivocado. Nunca pidió tener el cuerpo de una chica.

Katsuki Bakugō es un hombre aunque parezca todo lo contrario.

Y estaba decidido a todo a darse a conocer como uno. Costara lo que costara.

***
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KatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora