AshtonLa mesa familiar solía estar llena. No solo de comida, también de charlas, risas, bromas y un calor reconfortante que ahora está ausente. Faltan mis hermanos y mi padre. El silencio es denso e incómodo mientras desayunamos. Mamá ha estado muy callada. Más de lo normal. Supongo que su consciencia la atormenta después de lo que hizo con Asher y Arianne.
Nadie se despidió de ella, mi padre la evita y yo... soy un fantasma en la Fortaleza. Reynard es la única que me ayuda a no sentirme abrumado. Ella es mi luz en medio de la oscuridad. A pesar de que también carga con sus propios demonios, nunca me abandonó. Nos reconfortamos el uno al otro. Una unión que nadie romperá jamás. Ni siquiera los mismísimos dioses.
—Tengo que acostumbrarme a esto —murmura mamá después de minutos densos —. No sabemos dónde están. ¿Alguna vez llamarán?
Mastico el pan tostado untado en mantequilla antes de hablar:
—Si te refieres a Asher y Axel no esperes nada de ellos. No dieron ninguna dirección por seguridad y sabemos que tu hijo mayor en estos momentos no es tu mayor fan. No va a dirigirte ni una palabra. ¿Sabes por qué? Lastimaste a su compañera.
Reynard se tensa en su asiento y no pronuncia ni un comentario.
—Supuse que ella encontraría una manera de alejarlo de mí.
¿Ella? La rabia se dispara en mis venas y toma cada gramo de mí no explotar. Creí que estos días la harían reflexionar. Pensé que miraría a nuestro alrededor y se daría cuenta que está más sola que nunca. ¿Por qué continúa culpando a otros de sus malas acciones?
—No es culpa de Arianne y lo sabes —respondo —. Reacciona de una vez y acepta que tus decisiones te llevaron a esto. Papá se fue y tus hijos están lejos. Asher no te perdonará nunca por las cosas que hiciste y dudo mucho que te dé una oportunidad de conocer a tu nieto. Te quedaste sola, mamá.
Sus ojos azules brillan con lágrimas no derramadas.
—Quería lo mejor para él.
Me burlo.
—Eso no debiste decidirlo tú en primer lugar. ¿Qué te dio derechos de pensar que podrías alejarlo de Arianne?
—Yo...
—No quiero escuchar tus excusas. Cada cosa que dices solo sirve para apartar a tu familia —Me limpio los labios con la servilleta —. Espero que la soledad te ayude a abrir los ojos. Vivirás cientos de años y dudo que quieras pasarlo sin tus hijos o tus futuros nietos.
Reynard sigue sin responder y bebe su café. Ha estado inalterable y me pregunto si tuvo nuevas visiones que la mantienen asustada. No me dijo nada, pero sospecho que pronto lo hará.
—Necesitamos estar más unidos que nunca y pelear juntos las batallas que se aproximan —susurra ella.
Mamá bufa, limpiándose las lágrimas.
—¿Alguna vez terminará?
Reynard sonríe débilmente.
—No lo sé. Puede tardar... años, pero mientras tanto es indispensable que peleemos lo que próximamente vendrá. Abigail dejó secuelas en New Hope y debemos repararla —Lanza un suspiro —. Lo que viene no será fácil ni agradable.
—¿Qué vendrá exactamente? —cuestiona mamá.
En ese instante suena el timbre y mis sentidos lobunos se activan en una sensación de desconfianza. Hay personas en la puerta esperando a que sea abierta y mi instinto sabe que son los cazadores. Que los dioses me den fuerzas para enfrentarlos. Mi sed de sangre es insaciable. Quiero matarlos por ponernos en otra situación complicada.