Veinticinco

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Querida Sam:

  Desde que subiste a ese taxi no volví a verte durante una semana.

  Ahora estas aquí esperando por tu orden. Te observo de reojo mientras limpio una mesa recién desocupada, por un momento te atrape mirándome fijamente. 

Algo en mi interior empezó a moverse. Creo que voy a vomitar.

 Rápidamente volviste tu mirada al frente para agarrar tu café e irte. Estabas a unos centímetros de la puerta cuando te detuviste, solo tenías que salir por esa puerta y fingir que nada había pasado como has hecho los últimos meses. Sin embargo, giraste sobre tus talones y con la cabeza en alto te dirigiste hacia mi dirección. 

Me hubiera encantado haber prevenido el momento, para ser sincero, creía que olvidaste tu cambio o algo así, entonces seguí con mi actividad hasta que sentí que como una pequeña mano tocaba mi hombro para llamar mi atención

—Hola—fue tu forma de empezar tu conversación—. Se que me recuerdas. Quiero darte las gracias por todo eso, fue muy valiente de tu parte.

—Valiente y yo no vamos en la misma frase—soltaste una risa que fue como un susurro

—Bueno, pero lo que importa es que lo hiciste—dijiste mientras deslizabas tus dedos por la tapa de  tu vaso de café.

Poco a poco te fuiste acercando. Pude ver con más atención tu rostro  que la anterior vez. Eras como una muñeca de porcelana, hermosa por fuera y al mismo tiempo tan frágil. La distancia se seguía acortando para que terminaras  por darme un beso en la mejilla. Un gesto que sin duda recordaría. 

 "Gracias", fueron tus palabras antes de cruzar finalmente la puerta del lugar sin mirar atrás. 

con amor Steve,

Tu chico del café


La chica del Café [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora