¿Felicidad?

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No somos más felices sin ti–soltó de repente "ricitos", estaba acostumbrado a que le llamarán por su nombre, pero Rantaro solía hablarle con ese sobrenombre que ya después le empezó a gustar.

¿Eh?–fue lo único que salió de la boca de su amigo.

Tu eres la razón por la que somos amigos–respondió el azabache–Nos fuiste invitando de uno por uno hasta que finalmente los cinco junto con Shu nos volvimos más unidos

...Amigos...–sus ojos se habían iluminado, a tal grado de sentir algo en su interior, un sentimiento que hace tiempo no experimentaba, eso que siempre le hacía sentir el albino antes de irse lejos. Era raro, no recordaba lo que era la ≫¿Felicidad?≪ Si es que así se llamaba aquella emoción.

Los hermosos orbes cafés del peli-azul comenzaban a llenarse de aquella agua salada que, de un momento a otro, comenzaron a bajar por sus mejillas.
Se acercaron con alegría para consolar a su amigo. Por fin, después de varios meses habían podido resolver aquella duda que tenían sobre el comportamiento de Valt pero... Había algo que no encajaba, ¿Por qué Shu se fue sabiendo que él era la causa de la sonrisa del de cabellos puntiagudos?
Tal vez irían al extranjero en busca de Shu, lo acorralarían y lo terminarían amenazando para saber la razón, pero de inmediato los cuatro descartaron la idea mientras negaban con la cabeza.

¿Quieren ir a entrenar un rato?–pregunto Audaz.

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3, 2, 1–gritaron todos al unísono con cierta emoción–¡Let it rip!

Era la segunda batalla, Valtryek iba ganando por un punto contra Wyvron. Ninguno estaba dispuesto a ceder un solo punto, finalmente el bey de Valt hizo su movimiento característico dándole la victoria.

Final explosivo–habló el otro rubio mientras apuntaba al peli-azul–Valt te ganó, ricitos

Mientras Valt celebraba haciendo un baile extraño, Wakiya se dedicaba a pelearse con Rantaro, como siempre solía ser, pero en el fondo muy, muy en el fondo; Daigo y Ken sabían que ambos rubios se querían y mucho.

Ya era algo tarde por lo que decidieron irse a sus casas, no sin antes acompañar al de cabellos azules a su hogar. Habían decidido algo, no le dejarían solo nunca más, eso era algo que todos querían y  esperaban cumplir, pues no querían que su amigo sufriera más.
Estaban más callados de lo normal, era extraño pero a la vez relajante después de todo el drama de hace unas horas, acordaron que al día siguiente, luego del horario de clases seguirían hablando, pues aquella conversación aún no llegaba a punto final. Tenían que resolver ciertas dudas que les había quedado a los cuatro chicos.

Cuando llegaron a su destino se despidieron, dispuestos a separarse para finalmente tumbarse un rato en la cama.
Por su parte Valt, saludó a su mamá más alegre que nunca; esta lo recibió con su comida favorita y se quedaron hablando sobre lo que hicieron en todo el día.

Solo ||Valt Aoi||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora