Dolor, Tristeza y Sufrimiento

9: Johnny vs Aku

El musculoso rubio se encontraba completamente sumergido en sus sueños, inducido por un prototipo experimental de la máquina de investigación de sueños, que Carl había creado.

El rubio se encontraba junto a Jack en la misma cama, donde había dejado a su hermoso chico bonito, intentar descansar, pues ese prototipo experimental tenía la forma de un casco portátil, que Johnny había podido utilizar, apenas había regresado a la mansión Bravo.

Inducido por los sueños, Johnny intentaba recordar las palabras del maestro Hamma, cuando le había enseñado a mantener la concentración, y entonces el rubio, recordó su voz:

"Despeja tu mente, debes aprender a concentrarte, encontrar tu centro interior, sentir la iluminación observa, mira y escucha" - Le había dicho Hamma con su voz llena de sabiduría.

Y Johnny intentó concentrarse, intentó encontrar su propio centro interior, mientras podía escuchar la respiración de Jack a su lado, y los latidos casi inadvertidos de su corazón, y en ese momento de concentración extrema, fue cuando el rubio pudo sentirlo.

- ¡Puedo sentirlo! - Expresó Johnny cuando vio como un túnel con una luz se extendía a su paso, al ver aquella luz, el rubio, corrió, corrió para ir al otro extremo del túnel y entonces llegó...

De alguna manera, su fuerte amor por Jack le había conducido a aquel mundo oscuro de pesadillas de su amado, un mundo futurístico oscuro, plagado de lugares sombríos, nada más iluminado por luces futurísticas, la clara copia de lo que era el mundo de Jack cuando había llegado por primera vez al futuro creado por Aku.

Al ver ese tétrico mundo Johnny tragó duro, aquel lugar le causaba escalofríos, pero Johnny tenía su resolución clara, tenía que salvar a su hermoso papacito, confundido sin saber a dónde dirigirse, temeroso, Johnny corrió como demente, sintiéndose frustrado, sintiendo el nerviosismo de su corazón alborotado, sintiendo su corazón golpear como un caballo desbocado, sintiendo el sudor de las palmas de sus manos, y el dolor de sus pies por correr tanto, y fue entonces que de pronto pudo escuchar unas voces, unas voces femeninas, melodiosas, llenas de luz.

- "Johnny" "Johnny, Johnny" "Johnny" - Repetían una y otra vez en un melodioso cantico.

- ¡Oh cielos! ¿Quién está llamando a Johnny? - Se preguntó a sí mismo Johnny confundido, mirando hacia todos lados, mientras intentaba recuperar la respiración, debido a lo agitado que se encontraba por haber corrido, apresurado.

"Johnny" "Johnny" "Johnny" - Repetían aquellas melodiosas voces...

- Sigue nuestro canto y encontrarás el camino... camino... - Resonaban sus voces.

Johnny no entendía, quienes eran las que le hablaban, solo podía escuchar esas diferentes voces de esas mamacitas ¿debía confiar en ellas? ¿Debía dejarse guiar por ellas? Johnny si bien era cierto era increíblemente incrédulo, dudó por un segundo de ellas.

- ¡Un momento! ¡Esto es una trampa! ¿Son sirvientas de ese demonio? ¿No es así, nenas? ¡No engañaran a Johnny! - Grito Johnny deteniéndose por completo, ignorando aquellas voces tapándose los oídos para no escucharlas. Después de todo, el rubio tenía que ser cauteloso, si quería rescatar a su hermoso chico samurái, debía dudar de todo, pues Jackie era su prioridad.

Las diosas ofuscadas por la estupidez de Johnny, no pudieron más que sentirse frustradas aquellas místicas deidades, siempre estaban pendientes como ángeles guardianes del samurái, pero su poder no era nada, en comparación, al inconmensurable mal del poderoso Aku. Por eso, tan solo podían sufrir en silencio con el samurái, y ayudarle a conciliar pronto el sueño, porque en todo este tiempo de torturas, ellas eran las únicas que le habían otorgado el cansancio y la inconsciencia al samurái, aunque arrepentidas, pues sabían que incluso si podían otorgarle esa pequeña ayuda a su protegido, el samurái tan solo despertaría para una nueva sádica tortura. Y cuando fueron conscientes de como el rubio intentaba ayudar a su protegido, no pudieron más que interceder ayudándole, incluso si, hasta solo ese momento, habían permanecido en el anonimato.