Los días pasaron y transcurrieron, Jack estaba increíblemente delgado y casi desnutrido, Johnny se encargaba de cuidar a su chico bonito, le bañaba delicadamente, movía sus extremidades para evitar que la falta de movimiento de su samurái, las atrofiara, lavaba cuidadosamente su cabello, lo secaba con delicadeza y lo peinaba con agrado. Johnny hacia lo imposible por mantener a su chico en buen estado, pero lo único que no podía lograr era que este comiera, cada vez que Johnny traía un plato de comida y una cuchara para alimentar a Jack no había forma posible que este abriera la boca para tragar y Johnny estaba desesperado, no entendía, no comprendía no sabía cómo podía hacer para recuperar a su samurái. Sin embargo, para poder mantenerle con vida había recurrido a la enorme sabiduría de Suzy, quien le había ayudado para colocarle un suero y los nutrientes necesarios para que pudiera seguir aunque a duras penas sobreviviendo.
Y el samurái, valiente guerrero, que alguna vez había sido, solo seguía en su estado muriendo, sin moverse, sin expresar palabras como un caparazón vacío, sintiendo como su alma moría porque todo traumaba al samurái...
En la casa de Johnny, no había un solo objeto que no le recordara a Jack alguna tortura; botellas, latas, tenedores, cuchillos, cucharas, velas, lámparas, tazas, tijeras. Todas las cosas mencionadas, en un punto u otro, habían sido insertadas en sus hoyos, y las mesas, los muebles, todos le recordaban a los aparatos, en los que Aku, le había posicionado para violarle, incluso los aparatos eléctricos, televisor, radio, todo lo que tuviera un cable le recordaba a Jack las amarras que Aku había empleado su cuerpo, y al ver las bolsas sentía que perdía el aire, al recordar como Aku le había privado de éste, asfixiándole tantas veces.
Por otra parte, el agua, los líquidos todos ellos le recordaban a las sustancias inmundas que había sido obligado a ingerir, el samurái estaba fatalmente jodido, tan jodido, que por lo mismo llevaba días sin probar bocado, pues todas las comidas que ese Johnny falso, traía para él, en algún momento, en sus pesadillas habían sido mezcladas con horribles ingredientes.
Y continuaba muriendo, ignorando que ese estado, era producto, de lo que, a pesar del tiempo, que había pasado, desde que había derrotado a ese maligno ser conocido como Aku, había permanecido en su interior corrompiéndole poco a poco.
Porque sí, dentro del interior del samurái, residía una pequeña parte de aquella esencia maligna de Aku, que había regresado para transmitirle el mensaje de que Aku se vengaría de aquel que le había derrotado, y esa esencia maligna contenía todos el odio, toda la maldad, toda la perversidad del propio Aku, y de la única forma que había podido consumir al samurái era torturándole en la parte más profunda de su subconsciente, ahí donde nacían sus sueños, transformándolos en pesadillas para destruir su mente, y mientras esa esencia, esa sombra con forma de Aku existiera aun en su interior, el samurái poco a poco moriría, en algún momento, cuando las torturas, el sufrimiento, la agonía del samurái fueran suficientes para que su mente se destruyera por completo. No obstante, la mente del samurái y su propio cuerpo, entrenado por años en las diversas ramas de combate hacían que fuera resistente, por eso la esencia maligna continuaba mandándole tortuosas pesadillas, con la esperanza de que una de ellas, fuera suficiente, para por fin, destruir, en su totalidad, su mente...
Mientras tanto, Johnny Bravo, conforme pasaban los días, continuaba intentando traer de vuelta en vano a samurái, pues ni todas sus dulces palabras de cariño, ni cuidados eran capaces de devolverle su estado, y al ver que día a día, la desnutrición de Jack era más evidente, consideró que era el momento de actuar. Si él no podía encontrar la clave para ayudar a su lindo papacito Jack, entonces alguien más lo haría, por eso acudió a la primera persona que pensó que tal vez podría ayudarle, dado que de él, había aprendido prácticamente toda su gran sabiduría.
Johnny había recurrido al maestro Hamma, desesperado. Cuando su maestro lo vio, quedó impactado. Johnny su alumno más idiota y torpe, jamás había lucido tan sepulcralmente serio, desesperado y demacrado como en ese momento, en que había acudido, en búsqueda de su ayuda, pues esta vez Johnny le buscaba no para pedirle una cinta de color para elevar su categoría en el karate, sino por el contrario para poder recuperar a su perdido amado, y para ello desesperado se había arrodillado a sus pies, diciéndole:
"Por favor, por favor maestro Hamma, ayúdeme! ¡Haré lo que sea!"
Le había suplicado el rubio, y al maestro Hamma, se le había partido el alma, sabía que su alumno era un idiota por naturaleza, y el dilema en el que se encontraba y la vida de su amado que pendía de un hilo no era algo en lo que él pudiera ayudarle. No obstante, aun así, había escuchado alguna vez de una técnica milenaria para sincronizar los sueños y compartirlos, quizás si le enseñaba a Johnny a como concentrarse lo suficientemente para llegar a su mundo interno, y encontrar su paz interior y enfocarse en sus propios sueños, el muchacho podría lograr conectar su mente con la de su amante e introducirse en sus sueños para rescatarle.
Hamma le había hablado de esto a Johnny, y jamás en su vida había visto a su alumno tan atento a cada una de sus palabras. Ambos entrenaron hasta el cansancio, y Johnny se había retirado aunque aún desesperado y perdido, decidido a hacer lo imposible para reencontrarse con su amado samurái, en el único lugar donde sabría que podría rescatarlo: En sus sueños, por eso recurrió a la segunda persona, que Johnny esperaba pudiera ayudarle.
- ¡¡CARL!! - Gritó Johnny golpeando como demente la puerta de la casa de Carl, hasta que el chico salió a recibirlo.
- ¡Hola Johnny! ¿A qué debo tu visita? ¿Johnny? ¿Eh que sucede? - Le preguntó Carl a su amigo al ver lo horrible que lucía con ojeras en sus ojos, con su típico copete todo desordenado, Johnny lucía destrozado y el chico de anteojos claramente vio que algo andaba mal con su amigo rubio.
- ¡¡Oh cielos Carl! Tienes que ayudarme, ¡¡eres mi única opción para salvarlo!! - Lloraba Johnny, ya a esta altura postrado a los pies de Carl completamente desesperado al borde de un colapso.
Carl quedó en shock al ver a Johnny en semejante estado. Sin embargo, escuchó atentamente cada una de las palabras del rubio y al enterarse de lo sucedido no pudo más que sentir compasión de su amigo, más aún porque Johnny especialmente le solicitaba su ayuda, y él como el científico experto que era, le ayudaría a conectarse con los sueños del chico samurái, incluso si eso significaba ayudar a su rival, pero por Johnny haría lo que fuera. Por ello, tomó de la mano al desolado rubio y lo condujo hasta su instalación para la investigación del sueño, la misma en la que había estado el día en que había conocido a la que fue la sexy rubia de los sueños de Johnny en uno de sus tantos experimentos...
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Dolor, Tristeza y Sufrimiento
FanficSamurái Jack se encuentra cautivo del demente monstruo de Aku, sometido a sus vejaciones más oscuras, retorcidas, trastornadas, enfermizas y nauseabundas. El samurái es cruelmente torturado, en un ciclo de extremas torturas infinitas, obligado a las...