3: Jack y los Piercings

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El torturado samurái había pensado que nada podría ser más cruento que aquella fatal tortura que había enfrentado cuando Aku le había colgado con aquel gancho atravesando la carne y los huesos de sus manos, en un dolor que si no hubiera sido por un experimentado y resistente guerrero como él, le habría dejado inconsciente. No obstante, Jack había tenido que soportarlo, aquella vez pensó que su cuerpo había quedado arruinado para siempre sobre todo su ano. Sin embargo, se había equivocado, los reparadores de Aku habían regresado su cuerpo a la normalidad a pesar de que pequeñas cicatrices permanecían apenas perceptibles como recuerdo de aquella tortura. Pero lo que ahora Aku había preparado para él era simplemente satánico.

En esta ocasión el shogun del dolor en su forma de Ikra había puesto un grueso collar de acero en el cuello de Jack, jalándole violentamente haciendo que el samurái se retorciera de dolor, el cuerpo del pelinegro estaba lleno de heridas, laceraciones profundas y sangre cubriendo todo su cuerpo, incluso el kimono que Ikra le había dado para vestir como una mera prenda de decoración, pues claramente no le ayudaba ni otorgaba ni abrigo ni protección.

La piel del samurái era de una mezcla de violáceos, verdosos, amarillentos y azul rojizos colores, pero también en algunas secciones de su piel tenía colores negros lo que indicaba clara señal de gangrena por el tejido muerto de las heridas infectadas que portaba en aquellas secciones específicas de su cuerpo. Sin embargo lo más extremo, infernal y doloroso eran los clavos que habían sido insertados de brutal manera en el miembro ensangrentando del samurái, pues en su miembro se podía apreciar claramente una abundante hilera de clavos que habían sido martillados con saña en el pene del samurái atravesándole internamente.

Los clavos habían sido puestos de manera tan profunda que apenas se podían ver sus cabezas y si se miraban atentamente se podía contar alrededor de 14 cabezas a lo largo de su pene. No obstante, no era lo único atravesando su pene pues en la totalidad del glande, un grueso piercing ampallang le atravesaba y en sus extremos una cadenas eslabonadas continuaban hasta sus pezones, jalándolos forzadamente hasta estirar a más no poder su piel.

Por otra parte en su uretra tenía un piercing estilo Príncipe Alberto que atravesaba su glande y uretra, todas estas decoraciones habían sido forzosamente puestas en Jack sin anestesia ni compasión hechas de manera brutal, con el único objetivo de hacerle agonizar de dolor y sangrar.

E Ikra, Ikra sólo se regocijaba disfrutando del delicioso placer de pisarle la cabeza al samurái o jalar la correa que tenía sujeta a su cuello con su descomunal fuerza, más aun sabiendo que Jack era incapaz de caminar, pues en sus tobillos una barra horizontal separaba duramente sus piernas forzándole a adoptar aquella posición dolorosa y visiblemente incómoda para el sádico disfrute de Aku, tan satánico que por el bienestar de esta historia, debía ser censurado, omitido y borrado, pues cada una de las torturas que se sucedieron fueron cada vez más crueles, más dolorosas, más agónicas, traumáticas, inhumanas, humillantes, descriptivas, demenciales, nauseabundas y aberrantes.

Las vejaciones a las que fue sometido, el alguna vez valiente guerrero, conocido como Samurái Jack eran simplemente demasiado enfermizas para detallarlas como en su versión no censurada, pero consistían en que Jack había sido en numerosas ocasiones, mutilado, privado de cada uno de sus miembros, piernas y brazos por igual para ser dejado como un simple torso humano, obligado a arrastrarse como un miserable y patético rastrero gusano, incapaz de poder expresar algo más que gemidos, pues su lengua había sido cortada y sus dientes extraídos, tampoco podía oír nada, la bestia demencial de Aku le había arrancado las orejas privándole de la audición, razón por la que se encontraba desorientado. También el pelinegro se encontraba en total oscuridad, pues el shogun del dolor, había reventado sus globos oculares, cegándolo, forzándolo a una penumbra total, y como si eso no bastara, le había obligado a tragar una pestilente mezcla de fluidos, semen, saliva, orina, excrementos humanos, animales no importaba el fluido, Aku le había torturado forzándole a degustar las basuras pútridas más repulsivas que pudieran ser imaginadas.

Y Jack, Jack rogaba por la muerte o el infierno, sentía que el infierno sería incluso una mejor opción que toda esa literalmente mierda a la que le sometía Aku, pero Aku, el demonio, el portador de la oscuridad no lo permitiría, no le concedería el descanso eterno. Porque ahora la existencia de Aku se enfocaba únicamente en torturar a Jack y el infierno por que el samurái anhelaba, no era más que un paraíso en comparación a lo que él le haría.

Pues sádicamente, Aku en su forma de Ikra, habia convertido a Jack en reiteradas ocasiones en una letrina animal y humana, por lo mismo, Jack ahora, en el segundo que lees esto, en su estado cautivo, encerrado, incapacitado pero una vez más con todos sus miembros a causa de los reparadores, sentía como lo único que deseaba en ese momento era la muerte. La degradación, el nivel de perversión inhumana al que había sido reducido era demasiado para él.

Jack no podía soportarlo, quería morir, quería desaparecer, en vano había intentado cortarse las muñecas con el largo de sus uñas, pero desafortunadamente estas no eran demasiado largas, había intentado localizar en el suelo algún tipo de roca filosa por más pequeña que fuera con el único fin de poder intentar cortar sus muñecas, pero era en vano, ese malévolo demonio torturador de Aku se había encargado de eliminarlas todas, quizás previendo que podría ser capaz de intentar eliminarse. Por lo mismo, Aku no sólo había eliminado las rocas de aquel lugar, sino también le había quitado todas y cada una de sus uñas, y el samurái lloraba desconsolado, agónico, sus llantos no parecían sollozos sino gemidos guturales por la impotencia que le causaba estar en semejante situación patética...

Lo que Aku le había hecho no podía compararse con nada y ¿cómo?, ¿Cómo un ser podía ser tan endemoniadamente cruel? Jack solo lo atribuyó a que Aku no poseía corazón, porque ninguna alma sana sería capaz de someter a otro ser, a aquella depravación extrema, porque en ese momento el samurái, se encontraba como mayoritariamente con grilletes aprisionadores en sus manos y en sus tobillos incapaz de poder escapar de su agonía, incapaz de poder hacer nada, pues en las siguientes torturas que Aku tenía proporcionadas por él se incluian enemas forzados con líquidos irritantes que hacían sentir su ano arder al máximo como si este fuera internamente quemado. Y el samurái solo agonizaba, mientras Aku, en su forma de Ikra, reía diabólicamente disfrutando cada segundo de la agonía del samurái humillado, y torturado. Y Jack, Jack en silencio, continuaba avergonzado, derramando lágrimas, con su cabeza gacha tocando el suelo, con su corazón atormentado, su espíritu humillado y su alma destrozada al máximo.

Pero eso no fue todo, oh no lo fue, las torturas seguían y seguían como si Jack estuviera atrapado en un ciclo infinito. Las torturas variaban, pues no sólo consistían en ser anal y oralmente desgarrado, o recibir inserciones extremas en su destruida uretra, además de ser obligado a ingerir todo tipo de desechos y fluidos de diversos tipos o ser violado CON y POR todo tipo de objetos o seres vivos. Sino que también consistían en recibir el castigo físico que Aku, con su forma sádica de Ikra le propinaba como tal era el caso en ese nuevo momento, en que Jack sentía los fuertes golpes de Ikra, las patadas con sus duros tacos, romperle el rostro, el cuerpo, todo.

"NO" "NO" "NO" - Gritaba desesperado Jack en su mente, incapaz de poder oponerse a tal maltrato. Por lo mismo Jack hizo lo único que podía hacer en semejante patético e indefenso estado, se puso en posición fetal recibiendo todos los golpes, siendo el saco de boxeo para la ira desquiciada de Ikra, y fue con todos esos golpes en su cuerpo, que en algún punto no pudo resistir más la agonía, y entonces por fin cayo en la total inconsciencia...

Dolor, Tristeza y SufrimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora