El Rey Y La Reina

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El camino a las celdas de cuarentena fue acompañado de un silencio muy incómodo. La crueldad de Estela hacia nosotros no tiene límites... Pero en verdad merezco eso. Por unas horas, estando en este lugar fingí no ser un monstruo y cuando hablé con Sarah por un breve momento regresó mi yo pasado y ese monstruo miserable se desvaneció en la nada, pero volvió cuando Estela dijo... Siempre volverá, por el resto de mi vida será así, es mi condena eterna y la merezco.

— Dentro de quince minutos la cocina abrirá, ustedes tendrán el permiso de salir a comer, así que ya saben a dónde ir, ya terminé con ustedes reclusos y por su bien será mejor que se comporten o conocerán mi lado malo — Si ese es su lado bueno, seguro el lado malo nos mata. Me senté en la orilla de la cama con ambas manos en las rodillas mirando el suelo, pasaron varios minutos en silencio.

— Vaya ¿El día comenzó un poco agitado no crees? — Frank trató de romper el hielo para entablar una conversación, pero lo ignore, seguía mirando el suelo, no quiero verlo a la cara, un monstruo como yo ¿Puede sentir pena? — Ese tipo Héctor, que sangre pesada, tan engreído, yo no escogeré su taller ¿Y tú? — Realmente se esfuerza para eliminar la tensión que hay alrededor de nosotros.

— Sabes — Sonrió — De saber que eres un chico tan rudo yo...

— ¿Rudo? ¿Ahora vas a tratarme diferente solo porque has escuchado la razón por la cual estoy aquí? — Me levante de un salto, puedo sentir como me arde la sangre entre mis venas... Es un sentimiento que conocí solo una vez antes de esto ¿Porque me enloquece otra vez? Frank levantó las manos a la altura de los hombros y camino hacia atrás hasta topar con la pared del fondo, se colocó en medio del mueble y la ventana.

— Tranquilo Rig, solo quería hablar, es todo — Se ha puesto nervioso, pero odio que me traten por lo que soy, todas esas personas en el juzgado, mis padres... Es una ira, no sé exactamente cómo explicarlo.

— Desde que llegué aquí, tú no has querido hablar, te has burlado de mí, me has acosado, eres una molestia ¿Y ahora quieres hablar sobre mí? ¿Porque no hablamos de ti? ¿Porque no pides que agarre tus bolas como ayer? — Con mi mano derecha tomé la entre pierna de Frank, sentí un bulto, lo apreté y alcé mi antebrazo izquierdo para ponerlo en su cuello asfixiandolo, no lucha contra mi parece querer que lo hiera — ¿Te gusta Frank? ¿Que se siente estar del otro lado y que te molesten? — Esos ojos en Frank, su mirada, es como la de aquel hombre que me pidió ayuda, tiene miedo, me aparté y Frank empezó a toser, que estoy haciendo yo nunca haría algo así ¿por qué?

— Estoy solo... No hay nadie para mi afuera — Decía entrecortado, tosiendo aún.

— ¿Porque me dices eso?

— ¿Quieres hablar sobre mí, no? — Frank me miro — Al igual que tú yo no quería que nadie supiera, nadie me espera afuera, ni un alma, es más... Estoy seguro que de no estar aquí estaría durmiendo en algún parque y comiendo de la basura; mi mejor amigo me tendió una trampa, estoy aquí porque él y yo nos dedicamos al lavado de dinero, estafas, el me culpó de todo y el muy hijo de perra se fugó con mi ex esposa; no tengo padres, crecí en un orfanato y nadie me adopto así que, al cumplir los dieciocho me echaron... No tengo hijos... — Pude sentir la pena de Frank y por instinto lo abracé.

— Lo siento, Frank — Susurre.

— No quiero tu lastima, no la necesito y mucho menos la merezco — se apartó de mí — Por mi culpa hay gente durmiendo en la calle mientras yo estoy aquí, donde tendré dos platos de comida y una cama caliente, a veces la justicia se disfraza de maneras muy extrañas... Estela se equivoca tú, no eres el peor, tú no destruiste tantas vidas como yo.

CRIMINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora