El té estaba un poco amargo, me gusta suave y dulce. Siempre vengo a este café de la quinta avenida, los postres aquí son deliciosos y el lugar es acogedor con ese techo de madera, además, aquí trabaja una chica linda, es muy bella, siempre vengo aquí la observo un rato con disimulo, mientras leo un libro, no quiero que piense que soy un acosador, hay días en los que me gustaría proponerle una cita, pero no tengo el valor, nunca eh tenido suerte con las chicas, Sarah me daba consejos, pero, no funcionaban muy bien, el chico malo, el chico buena onda, el chico fiestero, todos fracasaron. Todo apunta a que moriré virgen.
— ¿Quiere más té? — Sonrió con amabilidad, es ella, es tan hermosa, con esos ojos grandes color miel y pestañas risadas, una piel suave como la porcelana, nariz pequeña y respingada, bendecida con unos labios carnosos y sensuales, su cabello es largo y color chocolate claro, ahora lo tiene atado en una coleta con una cita color azul celeste y porta el uniforme del café — Yo lo preparé — Agregó con entusiasmo.
— Sí, está muy bueno, te quedó muy sabroso — La verdad, sabe mal, pero lo hizo ella, así que es perfecto, sonreí nervioso.
— Me alegro que le gustara, es la primera vez que preparo té — Dijo mientras con la tetera llenó mi taza — Es un lindo libro.
— Ah... Gracias... Lo es — ¿Quiere platicar conmigo?
— De que trata, se ve interesante, su portada es muy colorida — Si, ¡Quiere platicar conmigo! No sé qué decir o que hacer, okey Rig, tranquilízate, no te pongas nervioso.
— Es sobre historia del arte, es muy aburrido — Mi corazón está acelerado.
— Si, es tan aburrido ¿Por qué lo lee? — Dejo escapar una pequeña risa ¡Dios! es tan linda.
— Porque quiero — Maldición, eso sonó cortante, pero no sé qué responder.
— Oh, ya entiendo, la tarta de queso con limón que pidió estará lista en un momento, con permiso — Lo fastidie, estúpido.
— Espera amm... ¿Trabajas aquí? Eso es obvio... Yo amm... — Estúpido, estúpido, estúpido, lo estas estropeando — Quiero decir... ¿A qué hora entra?... No eso no... Yo...
— A las seis — Interrumpió mis balbuceos estúpidos — Salgo a las seis de trabajar.
— Eh... ¿Cómo te llamas? — ¡Oh por dios! ¡Oh por dios! En verdad está pasando.
— Meryl, mi nombre es Meryl ¿Y el tuyo?
— Rig... Me llamo Rigardo.
— No tengo nada que hacer después del trabajo, así que... — Sé encogió de hombros, está sugiriendo que... — ¿Te gustaría salir?
— ¡SI!... Quiero decir... Yo... Esperaré aquí — Sarah no va a creer cuando le cuente esto.
Esa tarde, fuimos al parque, compramos helado y mientras lo comíamos caminamos hablando de nuestros gustos, música, películas y comida, sobre nuestros sueños, ella quiere viajar por el mundo, yo ser un mesenias del arte y abrir mi propia galería. Hablamos por horas hasta tarde, entre más la conocía, más me gustaba, su risa, lo infantil que puede ser, el pequeño tic que tiene al pasar su mano por su cabello y colocarlo de lado mientras habla, cuando la llevé a casa, me dijo que deberíamos repetirlo, me dio su número de teléfono y también le di el mío, me beso en la mejilla, bajo del auto y camino hacia la puerta... Yo solo pensé que tal vez, solo tal vez, ella podía ser la mujer de mi vida.
— Pero, soy tan estúpido — El pequeño ratón al cual llamé Mochi, come la comida que está en el suelo, en una bandeja, ha sido mi único compañero desde que estoy encerrado aquí, en un principio me temía, pero después se acostumbró a mi presencia, sé que han pasado semanas, mi barba está muy crecida y mi cabello seguro perdió la forma de su corte, casi no como la asquerosa comida que pasan por la rejilla en la puerta de metal, una vez al día, a veces como, otras veces se lo doy a Mochi, quizás por eso esté tan gordo, subió de peso el tiempo que llevo aquí. La habitación es muy pequeña, tiene una ventana superior pequeña que deja entrar un poco de luz, es así como me guío con los días, la cama es pequeña, sobre salen mis pies un poco, es dura y está hecha de metal, no tengo una almohada, justo al lado de mi cama hay un retrete también hecho de metal y junto a este un lavabo del mismo material, tras este es donde está el hogar de mi pequeño amigo peludo.
ESTÁS LEYENDO
CRIMINAL
General FictionRigardo, es un joven que alguna vez lo tuvo todo, familia, amigos, amor y sobre todo un futuro prometedor en los negocios, todo cambio en un pestañear, ahora, su destino está condenado a pasar gran parte de su vida en la prisión Toluca, un evento pe...