Capítulo cuarto

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Como de costumbre el aura se encontraba en el centro comercial, eran las doce del medio día, cuando escucho que una avalancha de gente viene al lugar de comida, muchos salían a almorzar, y era la hora de irse al balcón a observar gente, Yoongi se sentó en aquella baranda de metal, observaba las conversaciones, niños, familias felices, discusiones, trabajos, etc, cuando noto a un dinosaurio verde pasar, creyó que era parte de alguna tienda, pero vio que seguía a una mujer de cabellera negra y un niño muy de cerca, decidió ir a ver de que se trataba. Le parecía familiar el rostro del dinosaurio, levitando, se fue hasta chocar con su mirada, el menor grito del susto, asustando a su madre y al fantasma, junto al niño menor. Su madre le regaño y le pidió que se quedara en una banca mientras ella iba a cortarle el cabello al otro niño, el aura se asusto y se fue a esconder detrás de un arbusto artificial, ya que nunca nadie en lo que llevaba de estar en ese centro, lo había notado.

–Que te quedes aquí Jimin ¡¿No entiendes acaso!? —Dijo la mujer molesta— Vuelvo en una media hora, estamos aquí al frente —Sin más, se fue con el pequeño peli negro llamado Jihoon de tan solo unos 9 años de edad.—

Jimin se quedó pálido, sentado en dicho lugar, con sus manos entre las rodillas junto a su mandíbula tensa por el miedo de ver a dicha cosa nuevamente.

Yoongi salió del dichoso arbusto, observando a Jimin desde lo lejos con curiosidad, sin saber la razón del porqué su grito, nadie nunca lo había visto, con miedo, aún levitando, se dirigió hasta donde estaba, exaltando a Jimin, no grito, si no que soltó un suspiro de miedo y sorpresa, mordió su labio inferior después de abrir un poco la boca, temblaba mucho, esa era un dato curioso de Jimin, cuando tenía miedo, su labio temblaba, lo había desarrollado con forme avanzaban los años, ya que sentía miedo seguido.

–¿Puedes verme? —Pregunta el alma, perdido en su mirada. —

Jimin se limitó a contestar, estaba callado.

–¿No puedes oírme? Si es así asiente con la cabeza. —Yoongi necesitaba saber, algo le decía que era importante—

Jimin asintió de forma lenta, sin apartar su mirada de él.

Yoongi sonrió.

–No temas, no pienso hacerte daño. —Sonrio sin mostrar sus dientes de forma calida, transmitiendo confianza. —

–¿Como estoy seguro de ello? —Dijo Jimin un tanto serio, Yoongi cambio de expresión, a una sorprendida, no creía que fuera a reaccionar así. Estaba nervioso.—

–Por qué eres el único que puede verme.

Jimin cambió de semblante, miro al rededor y todos los que pasaban lo observaban raro, no solo por su traje de dinosaurio siendo un adolescente, si no que habla a la nada, le hablaba al suelo, desde la perspectiva de la gente, Jimin en cambio no sabía el porqué le veían mal.

–¿Sólo yo puedo verte? —Pregunto con curiosidad. —

–Sí, nunca nadie me a visto aquí en el centro. —Continuó con confianza—

–¿Cómo te llamas? —Dijo Jimin ahora sonriendo ante creer tener una ventaja sobre los demás.— Yo soy Jimin.

–No tengo nombre —Yoongi miro al suelo un tanto decaído.— Morí y no recuerdo mi nombre.

–Oh —Jimin hizo un puchero, muy leve pero era notable, Yoongi sonrió de ternura formando sus ojos dos líneas perfectas.— Entonces... ¿Como te gustaría llamarte? —Tomando en cuenta que es él quien tendrá el nombre, quiso tomar su opinión.—

–Oh, bueno... Siempre me gustó el nombre de Yoongi, es lindo, lo he escuchado solo una vez en la televisión de la tienda de electrónica de arriba, es lindo ¿Puedo llamarme Yoongi? —Pregunto con curiosidad y cuidado—

–¡Claro! De hecho, mi hermano se llamaba Yoongi, es un nombre muy lindo.

El pequeño fantasma se sorprendió ante la confesión, no sabía que tenía un hermano. Quería averiguar sobre ello.

–¿Tenías un hermano?

–¡Sí! Antes de que muriera, mi madre dijo que murió por un automóvil, yo estaba muy pequeño, no recuerdo mucho de él.

–Lamento mucho tu pérdida, Jimin.

Jimin sonrió tranquilo.

–No te preocupes, Yoongi, no conocía mucho de él.

–Bueno, si no pudiste conocer a ese Yoongi, ¿Lo harías conmigo? Es la primera persona que me habla desde que morí, no recuerdo la última vez que sentí el calor humano, al menos que sea en palabras.

El corazón del dinosaurio se conmovió, sentía mucha lástima por lo que le pasó a aquel chico atractivo de cabello oscuro y ojos gatunos, tenía que admitir que se parecían a los de su madre, pero en cambio, estos transmitían cariño y mucha dulzura, cosa que nunca vería en la mirada de Sunhie, la que se hace llamar su madre.

Los minutos pasaban y la conversación aumentaba entre ellos, Yoongi se sentó junto al muchacho de ojos miel y cabello rubio, escuchando de sus palabras y sus experiencias, era agradable hablarle, nunca había hablado con alguien, al menos desde su accidente.

A las cuatro y cuarenta de la tarde, la mujer salió junto al pequeño de cabello rubio igualmente, ahora corto y sonriendo con una paleta.

–Vamos Jimin, necesito que cuides de Wozzi mientras no estoy. —Dijo de forma demandante y con mucha prisa, Jimin se sobre exaltó ante la petición y la voz repentina, sintiendo que con la única persona, corrección, cosa con la que pudo hablar desde que cambió de colegio, dejando a sus amigos atrás, a su verdadera familia, se alejaba poco a poco, Yoongi lo siguió flotando, para poder despedirse, ya que la mujer tomó a Jimin del brazo y lo arrastró de forma cuero y brusca.

–Lo siento —susurro muy bajo al estar detrás de ella, mientras el alma caminaba junto a él observando todo en silencio.—

–No te disculpes —Dijo Yoongi, mientras sonreía tranquilo— nos veremos luego, Jimin, sabes donde estoy.

–Sí vuelvo ¿Me buscarás? —pregunto con miedo.—

– Trae el disfraz y me verás contigo nuevamente.

Finalmente trataron de cerrar el trato juntando sus manos, pero ambas fueron atravesadas, la de Jimin siendo atraída por la gravedad y la de Yoongi permaneciendo en su lugar.

LostDark |YM| [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora