Capítulo Quinto

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–¡ParkJimin! —Gritó la mujer de cabellera negra con furia— ¡Te dije que no usaras el maldito comedor! ¡Vienen visitas y está limpio! Ahora vas a limpiar el resto de la casa, eso te pasa por inútil.

Jimin temblaba en su habitación, con miedo de salir y que su madre estuviera con la mano levantada para darle una cachetada o con la escoba para pegarle con el palo de ésta. Al escuchar silencio, abrió la puerta y observó al final del pasillo, el cuarto de su madre abierto con la televisión encendida y las luces apagadas, supuso que ella estaba ahí, pasó de la forma más rápida posible, su corazón latía fuerte, tenía miedo de que saliera de la nada a comenzar a golpearlo.

Al instante de llegar al piso de abajo, se fue al patio, tomó la escoba para comenzar a barrer la casa, desde la cocina, hasta el piso de arriba, paso más de treinta minutos limpiando, pero terminó, la cocina estaba llena de platos sucios y comida, suspiro profundo dándose motivación propia, dejó la basura recogida en el basurero para disponerse a lavar los platos con la mirada perdida en cualquier lugar del jabón que resbalaba por sus manos, a  los minutos, finalizó, llamaron a la puerta. Las visitas llegaron, su madre reviso la casa y salió bien vestida, sin reprochar nada, solo gruñió bajo, dejo pasar a la gente, pero cuando sonreía de forma hipócrita, Jimin sonreía, su madre era preciosa sonriendo, sus ojos achinados y su sonrisa con colmillos marcados, era muy bonita, aunque su sonrisa era falsa, le encantaba verla feliz... Ella nunca sonrió desde que conocía a Jimin, desde que Jimin llegó a la casa.

A los minutos de estar sentado en la sala leyendo un libro de forma tranquila, Jimin fue llamado por su madre al patio, el menor trago pesado, cerró el libro para ir con ella, diciéndose a su mismo que nada pasará, pero, como siempre, sus motivaciones, eran en vano.

–Toma —dijo de forma seca, tirándole su traje de dinosaurio a la cara, éste solo se asustó tomándolo torpemente— Largate, vete al centro comercial o has algo por tu vida, no te necesito aquí, vuelve a las 7, tendremos problemas si no vuelves.

Jimin solamente asintió, corrio por su dinero y salió por el patio, obviamente con su traje puesto, era como el mejor descanso que le dio la mujer, vería a Yoongi, al menos él esperaba verlo.

Al llegar después de los treinta minutos de caminar, ya que no deseaba gastar nada aún, llegó por fin a su destino, la gente lo veía raro, pero eran ignoradas por el muchacho que caminaba con sus audífonos felizmente, hasta llegar a la fuente. Se sentó en la orilla esperando al chico de ojos gatunos que levitaba por el lugar. Hasta que sintió un escalofrío en su espina dorsal, se removió los audífonos, para poder ver a todos lados, sentía al chico de cabello negro azabache cerca, sentía su corazón acelerarse al igual que la última vez. Después de varios segundos, escucho esa dulce y gruesa voz.

–¿Jimin? —Preguntó el fantasma— ¡Estás aquí! —Exclamó— Estoy feliz de verte, ya pasaron casi dos meses desde que no vienes ¿Como estas, pequeño T-Rex? —El aura estaba sumamente emocionado de ver al menor, sonrió grande en frente de él, parecia un pequeño felino—

–¡Hyung! Sí, estoy aquí —Sus ojos se achinaron, al ver al chico tan emocionado, parecía agotado pero su sonrisa y aura brillaba fuertemente, la felicidad era evidente— Lo sé —Comentó decaído— Lo lamento muchísimo, desde que no nos vemos, mi mamá y yo hemos tenido muchos problemas, no me dejaba venir, salir era prohibido para mí, Yoongi, lo lamento mucho.

El muerto en sueño descendió y su sonrisa se fue borrando de a pocos al escuchar las palabras de Jimin, cargadas de tristeza y nostalgia, el menor al notarlo, se retracto de inmediato.

–¡Pero estoy bien! No te preocupes —Sonrió en grande, pero el fantasma no estaba muy convencido. —

–Mientes muy bien, Jimin, pero tu ematoma en esas mejillitas blancas no dicen eso —Dijo el mayor, acercándose a paso lento ahora que sus pies aparecieron, haciendo ver a un chico bien parecido, alto, como de uno setenta calculó Jimin, tratando de tocar su mejilla, pero su mano fue atravesada por la ligereza de ésta, él se decepcionó mucho y suspiro— Lo siento Jimin... —Su voz era un poco triste— deseo abrazarte, pero no puedo, es inútil... Soy inútil... —El menor abrió los ojos con sorpresa y se acerco al chico, pidiendo que lo mirase. —

–No diga eso, hyung, usted no es inútil, no sé quién le hizo creer eso antes de que muriera, pero usted no tiene la culpa de haber muerto, y mucho menos de ser una persona desafortunada, usted se ve sumamente útil y alguien que solamente tuvo mala suerte, pero estoy seguro que no lo es —Sonrió grande tratando de transmitir tranquilidad y cariño, el pequeño fantasma de dieciocho años le agradaba.—

–¿En serio piensas eso de mí? Es... Es muy hermoso, Jimin. —Su sonrisa volvió a aparecer, junto a su característico brillo.—

Ambos se dieron cuenta que tenían mucho en común, pasaron hablando horas y horas, hasta que el reloj de Jimin en su celular sonó, seis y treinta de la tarde, era hora de irse, tenía que llegar a su casa a las siete. Una risa contagiosa se escucho por parte de Yoongi, un lindo y tierno "Jajaja" salió de su boca, logrando que Jimin riera igual, a los segundo se silencio, cosa que la curiosidad del fantasma se hizo presente.

–¿Qué ocurre, Jimin? —Su preocupación era evidente—

–Tengo que irme, Yoongi... —Comentó cabizbajo—

–Oh... —El mayor igual se entristeció, pero sonrió después— ¿Y si voy contigo? —Pregunto con entusiasmo—

–¿Puedes salir del centro? —Jimin se sorprendió—

–No lo sé, dejame ver —El mayor comenzó a levitar, para poder salir por el tragaluz del mall, pero se le fue imposible, algo lo retenía ahí dentro, no podía salir del edificio, bajo lentamente hasta llegar donde Jimin con una triste mirada.—

–Hey, no te sientas mal ¿Sí? Volveré, lo prometo.

–¿Me dejaras sólo nuevamente como hace dos meses? Venía todos los días... A ver si te veía, para observar a la gente, ver una mínima señal de tí... Los sesenta días... Vine y no estabas, era debastador ¿Sabes? Creí... Creí que te habías olvidado de mí... Qué te cansaste, al igual que mi madre se cansaba de mí.

Esas palabras hicieron un puño el corazón de Jimin. Este comenzó a llorar, cosa que preocupo al mayor.

– ¿Por qué lloras, Jiminnie? ¡Perdoname! No quería hacerte sentir dolor. —se disculpo con rapidez y nerviosismo—

–No hyung, solo, solo siento que le hice mucho daño, no físico pero si emocional, no era mi intención. De verdad lo siento... —Su voz era débil y algo callada. Seís y cuarenta.—

–Oh pequeño, no digas eso, ahora sé que la razón no era esa, era por tu madre. Yo comprendo perfectamente, ahora ve, que no quiero que esa linda y suave piel, tenga más moretones, te vez bonito sonriendo y sin dolor ¿sí?

El menor limpio sus lágrimas, sonrió, y se despidió del chico, tomo su mochila, para comenzar a correr tenía que llegar a casa en menos de veinte minutos, si no, habrá consecuencias.






Feliz navidad y año nuevo les desea su servidora, les di un capítulo más largo de regalito. <3

LostDark |YM| [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora