“Si alguna vez sientes que no le importas a nadie… Háblame. Por mucho que no te conozca, me terminarás importando.”
Suena la campana y me importa una Oops! el libro en el piso. Corro hasta el casillero de ella y le obstruyo el paso. Me intenta esquivar casi sin hacer caso de mi presencia, la tomo por la muñeca y saca su brazo tan rápido y gritando tan fuerte que me deja sorprendido. Estoy perplejo.
-¿Qué te pasó?
-No te importa –dice duramente.
-Ven aquí…
-No, Niall.
Los alumnos comienzan a andar para entrar a sus salones correspondientes, ella quiere llegar temprano. Me vale nada lo que quiera hacer, yo siento la necesidad de saber qué le ha pasado, porqué está así.
-Salte de mi camino, llegaré tarde.
-Tú y yo vamos a hablar.
-No molestes, no me conoces. No pretendas que te importo. Vete por donde haz venido. Al fin y al cabo, si me conocieras, te alejarías como si nada.
Las lágrimas punzan en sus ojos.
-Yo sé que no te conozco, pero…
-Solo déjame.Quiere seguir caminando por el pasillo, vuelvo a tomarla de la muñeca. Nuevamente ese grito de dolor y se zafa casi en menos de medio segundo.
-Te quiero lejos de mí. –Aprieta los dientes.
-Solo quiero ayudarte.
-Nadie puede hacerlo, estoy perdida.
La dejo seguir con su paso, sus palabras me habían golpeado duramente. Tomo aire y la persigo. No me importa si quiere llegar temprano o si no quiere contarme.
-¿Qué te ocurrió?
-No te metas en mi vida.
-No me obligues a agarrarte por la muñeca. ¿Qué es lo que escondes, ______?
-Déjame en paz, te dije.
Me pongo en su camino y rueda los ojos, me agacho la subo a mi hombro. Ella ahoga un grito y se abandona al llanto. La sostengo de las piernas. Siento el rugido de su estómago y abro bien los ojos mientras recorro el pasillo para salir del colegio.
-Te invito a desayunar.
-Tenemos clases.
-Me importa nada, ¿hace cuánto no comes?
-¿Puedes bajarme por favor? –Solloza.
Me quedo en silencio mientras pienso dónde podemos comer algo. Bueno, ella. Pues yo ya he desayunado con mi madre en casa.
-Si prometes no escaparte –respondo luego.
-Yo no hago promesas.
-Pues te quedas allí arriba.
-Intentaré no escaparme –murmura después de unos minutos-. No voy a escaparme, aún así no prometo nada.
La dejo en el piso. Se queda estática por un momento y luego da media vuelta para llevarme la contra. La agarro por el codo, para no tocarle la muñeca y la atraigo hacia mí. Dije que vamos a desayunar y no dejaré de molestar hasta que la haya visto comer algo. Suspira y deja caer sus brazos al costado de su cuerpo, luego se enjuga las lágrimas en los puños de sus manos, obviamente, que sostienen firmemente el buzo.
-No tengo dinero.
-Dije que yo invito.
Nos sentamos en un café de allí cerca. Ella se niega a pedir, así que pido por ella. Un café cortado con leche para ella y uno normal para mí. Al cabo de unos minutos nos lo traen a la mesa. Aunque al principio se niega a tomarlo, luego accede a regañadientes y va tomando de a sorbos. Veo las lágrimas rodar por sus mejillas y caer sobre la fría madera de la mesa. Aunque estoy que muero de intriga por preguntarle qué le pasa, no lo hago, sé que a veces es peor cuando la gente pregunta qué es lo que ocurre, y es aún peor si es un completo desconocido, aunque mi intención es tan solo ayudarla.
-Voy a morir –murmura-, culpa tuya.
No respondo, solo revuelvo el café con mi cuchara de plástico y tomo un sorbo.
-No puedo seguir faltando al colegio.
-Lo que no puedes es llegar así al colegio.
-De igual manera, nadie se da cuenta.
-Liam y Zayn se quedaron con la boca abierta.
-Porque estaban contigo –susurra-, nadie más lo notaría.
-Yo si lo noté.
-Ya está, Niall. Tú y tus dos amigos, nadie más.
La observo detenidamente, ella tiene la vista clavada en la mesa y las lágrimas siguen rodando por sus mejillas. Me parte el alma Oops! así, que piense que nadie la tiene en cuenta, que nadie la quiere y sobre todo, que a nadie le importa su vida.
-¿Qué te ocurrió?
-No te importa.
-¿Crees que si no me importara te estaría preguntando?
-No quiero contarte.
-¿Te golpean en tu casa?
Ella niega con la cabeza. Pasan unos minutos hasta que ella decide hablar.
-Fue en la calle –murmura.
-¿Luego de irte de mi casa?
Ahora la veo asentir y mi corazón cae al suelo. La he dejado irse sola cuando la noche estaba ya casi en su totalidad. Me siento culpable, si lo soy, soy total y completamente culpable de que ella esté así. Me entran ganas de llorar, pero simplemente intento reprimirlas.
-No es tu culpa, es mía.
-¿Por qué tuya?
-Siempre es y será culpa mía, Niall. La culpa de todo lo que me pasa, la tengo yo.
-¿Y que es lo que te pasa? –pregunto sintiéndome un gran metido en temas personales.
Se queda completamente callada, asumo que no quiere contarme, está bien, no tiene por qué hacerlo. Termino mi café mientras ella tarda una eternidad, tiene la mente fuera de lugar, está pensando en algo que le hace mal. Lo veo en su mirada, en las lágrimas que ruedan por sus mejillas. Bajo mi mirada a sus manos, tiene las mangas nuevamente sobre la mitad de sus manos. La intriga me carcome por dentro, pero si en serio quiero acercarme a ella, debo ir lento y con cuidado, no asustarla. Ya está demasiado mal como para que un extraño llegue a arruinarle algo más su vida.
-¿_____? –La llamo en un susurro.
Ella alza la vista, sus pestañas están perladas en lágrimas y su labio inferior le tiembla levemente. Sorbe su nariz mientras me presta atención.
-Si alguna vez sientes que no le importas a nadie… háblame. Por mucho que no te conozca, me terminarás importando.
Veo como reanuda su llanto y cierra los ojos, como si le doliera mucho. Hago a un lado mi pequeña taza vacía y me pongo de pie, me siento a su lado en el asiento acolchado y paso un brazo por sus hombros.