“Si te critican físicamente, es porque no encontraron defectos en tu personalidad.”
La obligo a terminar con su café, luego come unas galletas que compré, pero hasta ahí acepta y yo tampoco quiero presionarla para que coma. Al mirarla a los ojos la veo indefensa, pero ella me distrae diciendo cosas sin sentido, que me hacen sonreír. Opto por preguntarle si quiere no volver al colegio y yo me encargo de llevarla a su casa, pero ella niega enérgicamente con la cabeza y luego pone mil y una excusas.
-¿Por qué debemos volver?
-Porque debes aprender, Niall –me dice jugando con sus manos.
-Voy todos los días, con que falte uno o dos, no pasa nada.
Alza la vista y la fija en la mía, luego sonríe levemente. Le devuelvo la sonrisa y me pongo de pie.
-Voy a pagar y vengo.
Asiente y se queda allí sentada jugando con las mangas de su buzo. La observo desde el mostrador, nuevamente se toca las muñecas, pasando un dedo de izquierda a derecha, con una mueca de dolor, y luego la vuelve a esconder detrás del pedazo de tela. Pago y vuelvo a su lado.
-¿Nos vamos?
En completo silencio se pone de pie y comenzamos a caminar. Va con la cabeza gacha, como siempre que camina en los pasillos del colegio, no quiero tomarle mucha importancia porque sino terminaré preguntando de más y ella va a optar por alejarse de mí.
-Entonces… -murmuro-, ¿eres de aquí o…?
-Si, de aquí –dice en un susurro-, ¿tú?
-De Canadá.
Alza la cabeza y voltea a verme. Sonríe levemente.-¿En serio?
Asiento enérgicamente y ella explaye su sonrisa. Le sonrío también.
-¿Has ido?
Junta sus labios en una línea y niega con la cabeza.
-Bueno, algún día podrías acompañarme.
Sonríe y alza las cejas.
-¿Tienes familia allá?
-Mis hermanos y mi papá.
Ahora alza una sola ceja y detiene su paso.
-¿Estás solo aquí en Atlanta?
-No –niego con la cabeza-, vivo con mi mamá. Mi papá vive en Canadá con mis dos medio hermanos.
Ahora asiente mientras comprende las cosas. Seguimos parados en medio de la acera mientras ella tiene cara de ganas de preguntar. Me río levemente y hago un gesto con la mano, alzo la barbilla invitándola a hablar.
-Soy muy curiosa –admite bajando la mirada.
-Yo también lo soy –me río-. No volvamos al colegio, ¿Quieres? Vamos al parque.
-No lo sé, Niall –me dice pensativa.
-La falta ya la tienes –digo y me echo a andar.
Se queda un rato quieta y luego avanza corriendo hasta igualarme.
-¿Has decidido venir conmigo?
Asiente rápidamente con la cabeza y miro hacia otro lado para sonreír sin que me vea. Es otro punto a mi favor. Cruzamos en la siguiente calle y le propongo jugar una carrera hasta las hamacas. Ella se ríe divertida y echa a correr. La sigo y aminoro mi paso para que llegue primera. Al hacerlo, se siente poderosa y mientras se sienta me saca la lengua divertida. Me río.
-No te pases de viva –canturreo.
Ella se vuelve a reír y comienza a balancearse lentamente, moviendo los pies hacia delante y atrás.
-Una pregunta por otra pregunta –digo rompiendo el silencio.
Frunce el entrecejo y tuerce la mirada. Me río levemente.
-Tú me haces una pregunta, yo respondo y luego yo pregunto y tú respondes.
-Una condición –me dice alzando un dedo al aire-, puede ser cualquier pregunta.
-Cualquiera entonces –digo divertido.
Ella se ríe nuevamente y a continuación se balancea un poco.
-Tú primero.
-¿Por qué vives aquí en Atlanta y ya no más en Canadá?
Fácil. No me ha hecho una pregunta que nunca antes nadie me haya preguntado. Me balanceo hacia atrás, soy conciente de su vista sobre mi rostro, alzo la cara y la observo.
-Mis padres se divorciaron cuando yo tenía diez meses, luego mi mamá se vino hasta aquí en busca de trabajo.
-¿Y tus hermanos son hijos de otra mujer? O sea, ¿comparten padre, pero no madre?
-Oye, es mi turno.
Frunce la boca y se ríe a la par mío.
-Vamos, respóndelas.
-No, así no es el juego –digo en un cantito.
Bufa sonoramente y deja sus pies colgando sobre la tierra. Se asegura de que sus muñecas estén cubiertas y luego vuelve su mirada hacia mí.
-Bueno, vamos, pregunta.
No quiero ir directo a una pregunta que la vaya a asustar. Simplemente debo preguntar tan inocentemente como ella. Bajo la mirada a sus manos hechas puños sujetando el buzo y la siento suspirar.
-No lo hagas.
-No lo haré.
Pienso rápidamente en algo que pueda preguntar, lejos de sus mangas apretadas dentro de sus puños. Algo personal, pero no tanto como aquello.
-¿Tus padres están juntos?
Y rápidamente me arrepiento cuando veo sus ojos vidriosos.
-No respondas.
-Sería injusto.
-No, _____, perdona.
Se queda callada por un minuto, baja la cabeza y observa el suelo. Me siento doblemente culpable, primero por las magulladuras en su cuerpo y luego por la pregunta que la ha hecho llorar. Su vida se ve difícil y yo he llegado para arruinarla, lo mejor será que me aleje de ella y deje de joderle la puñetera vida que ya llevaba.
-No tengo padre –murmura.
Y ahora me siento la peor mier.da. Aunque yo no lo sabía, nadie me lo había dicho antes, tan solo ha sido una pregunta que creí inocente.
-Perdona, yo…
-No, tú no sabías –me dice rápidamente.
Alzo la cabeza y la veo mirándome, con una sonrisa de lado y las bolsas bajo sus ojos, dan ganas de abrazarla y prometerle que todo va a estar bien.
-¿Cuándo es tu cumpleaños? –Decide seguir con las preguntas.
No voy a dejar que la culpa me corroya todo el día, debo dejarlo ir tal cual ella hace.
-El primero de marzo.
Me sonríe.
-Mi hermano cumple en marzo.
Ha sido un comentario inocente para distraerme de mis pensamientos. Se lo agradezco mentalmente, aunque no debo culparme, lo sigo haciendo.
-¿Cuántos años tienes?
-Diecisiete –responde rápidamente-, ¿Cómo se llaman tus hermanos?
-Jazmyn y Jaxon, ¿haz estado de novia alguna vez?
La veo sonrojarse y me río levemente. Se coloca el cabello tras la oreja y vuelve a alzar la mirada.
-Nada serio, ¿tú?
-Una vez y nunca volverá a pasar.
Se ríe algo fuerte y luego se cubre la boca como si hubiera dicho la peor de las palabras. Observa a su alrededor y junta sus labios apretados. Vuelve la vista a mí y se ríe levemente.
-¿Tienes segundo nombre?
Niega con la cabeza y se acomoda en su asiento.
-¿Eres el hermano mayor?
Asiento con la cabeza y sonrío levemente.
-¿Eres la hermana mayor?
Dice que no, negando con la cabeza.
-Tengo un hermano más grande y uno más pequeños.
Piensa en una pregunta mientras observa al cielo.
-¿Tú tienes segundo nombre?
Asiento con la cabeza
-¿Cuál es?
-Esa ya es otra pregunta –me burlo de ella.
Se ríe tiernamente mientras yo me concentro en pensar una nueva pregunta.
-¿Mañana te sientas conmigo en clase?
-Prefiero sentarme sola.
Alzo una ceja.
-Oh, vamos, no fastidies.
Me río.
-Piénsalo.
Ahora ella se ríe con ganas y rueda los ojos.
-¿Cuál es tu segundo nombre?
-Drew.
Me mira divertida y alza una ceja, luego cruza sus brazos y me observa con seriedad. Asiento para decirle que va en serio. Se desestabiliza y casi cae, pero se agarra de las cadenas que sostienen la hamaca, dejando al descubierto sus muñecas.
Oh, no…