Retos, retos, desafìos y ejercicios para que ustedes como escritores se conozcan, ejerciten, inspiren, desahoguen y diviertan.
También para solo lectores, que mejor comienzo es hacerlo jugando e internarlo.
Anímense a participar al menos cada cie...
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He escuchado y leído que hay que hacer algo por los menos treinta días para convertirlo en hábito. A veces puede funcionar como también no, pero solo lo podrán saber al internarlo.
Si quieren escribir hay que generar el hábito (si yo misma hiciera caso a lo que comparto jajaja).
No es necesario que los compartan, ni siquiera tienen que ser textos terminados. No le tengan miedo a los borradores. Lo importante es que los empiecen, se dejen llevar y disfruten esa media hora diaria, para encontrarse con el papel y lapicero o con la pantalla y el teclado y con ustedes mismos. Nada más.
A continuación les dejaré algunas indicaciones para que se guíen en como hacer algunos ejercicios.
Día 2: Escribe un fragmento de tu autobiografía y miente en algunas cosas.
Sé bien específico, acota tu biografía en el tiempo, puedes concentrarte en una edad, año, década, evento importante, rasgo de personalidad. Relata eventos que viviste, desde los más banales hasta los más extraordinarios, e inventa con mucho detalle cosas que nunca hiciste, personas que nunca conociste, conflictos que no existieron. También puedes escribir acerca de una edad a la que todavía no llegaste como si ya la hubieses vivido. Pon todo en un mismo texto, sin aclarar lo que es verdad y lo que es mentira. La escritura sirve para mostrar mundos internos y para crear mundos imaginarios. Tienes el poder de escribir tu historia y de ser quien quieras.
Día 3: Desde donde estás sentado, escribe diez cosas a las que no les habíasprestado atención.
Escribir tiene mucho que ver con aprender a estar presente. Natalie Goldberg dice que: primero la situación real —ir al mercado, cruzar la calle, dar un beso, comer, pelearse— y luego el registro escrito de esa situación. Escribir es volver a vivir un momento, es estar otra vez ahí, y para eso no hace falta tener buena memoria sino saber prestarle atención a la realidad. No es fácil ser consciente de cada momento —de esto se trata el mindfulness—, la vida cotidiana suele ponernos en piloto automático y hace que no registremos esos detalles que son, justamente, demasiado cotidianos. Pero la atención es algo que se entrena y la escritura es una herramienta excelente para esa gimnasia.
