Retos, retos, desafìos y ejercicios para que ustedes como escritores se conozcan, ejerciten, inspiren, desahoguen y diviertan.
También para solo lectores, que mejor comienzo es hacerlo jugando e internarlo.
Anímense a participar al menos cada cie...
Era una mala idea. No entendía cómo es que se había dejado convencer. Él que era de preferir quedarse en casa y burlarse de las malas películas de miedo en su sofá. No era un chico de Halloween. Nunca se había considerado un "hombre valiente" o algo por el estilo, por más que sus hermanos mayores se burlaran, el terror nunca había sido lo suyo y no creía que fuera a cambiar pronto.
Menos con la experiencia a la que estaba siendo sometido.
Era su culpa, había ido impulsado por sus bajos deseos. En pocas palabras, su estúpido corazón y sus hormonas adolescentes.
El rechinido de una reja lo hizo temblar, miró a su alrededor, pero estaba oscuro. Ni siquiera las curiosas calabazas con velas dentro lograban iluminar lo profundo del cementerio. ¿Quién había pensado en colocarlas ahí?, ni idea, pero solo aumentaban lo terrorífico del lugar. Se abrazó y se maldijo, haber caído tan bajo por seguir al chico que le gustaba tendría que ser la cosa más cliché que había hecho en su vida. Buscó alrededor por sus amigos o al menos, por el mentado amor platónico, ni siquiera había disfrutado de la vista, todos habían corrido en diferentes direcciones cuando escucharon la voz del guardián del cementerio.
El viento sopló con fuerza haciendo que sus ojos lagrimaran por el frío. Frotó sus brazos buscando generar calor. La noche se había tornado demasiado helada. Escuchó unos pasos acercándose, se arrastró en cuclillas alejándose, sus manos temblaban mientras se aferraba a las lápidas.
Hizo una mueca al sentir como su tobillo cedía y sin que pudiera hacer mucho, cayó de lado soltando un grito ahogado.
—Maldición —masculló en voz baja.
Se había golpeado la rodilla contra una de las lápidas, su mano escocía y su tobillo palpitaba. Pegó la rodilla contra su pecho y se quejó al tocarla. Esa noche solo iba mejor y mejor.
—¿Te encuentras bien?
Dio un salto al escuchar la profunda voz, alzó su mirada y se quedó mudo de la sorpresa. Ante él tenía que estar el hombre más hermoso que hubiera visto en su vida. Ojos verdes que resplandecían, cabellos largos oscuros y, lo poco que podía ver gracias a la luna llena, la piel era tan blanca que parecía papel.
El hombre se acercó, sus ojos brillaban tal cual felino.
—Parece doloroso, ¿es grave?
Negó.
—Yo... solo me doblé el tobillo, la rodilla... se hinchará.
—Te ayudaré, ¿cuál es tu nombre?
Las delgadas manos se movieron a su alrededor, sin que pudiera apartar su atención de ese hermoso rostro. Fue alzado en los fuertes brazos, su mano herida sobre el pecho que apenas se movía. Estaba cautivado.
—Dany...
Todos se removieron en silencio, sus ojos llenos de lágrimas y tratando inútilmente de soltarse. Gritarle que estaba siendo engañado, pero era inútil. El hombre se volvió ligeramente, el espacio que Dany miraba con devoción no existía. Se encogió de hombros, había encontrado lo que había estado buscando.
Un nuevo compañero.
Fin.
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Palabras: 498
Ilustración asignada para este reto literario:
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