Tu Sonrisa || K.TH

¿Aceptará?

—¿Qué? ¿Es en serio?

—Sí, pero...

—¿Pero...?

—Puedo cancelarla y salir contigo —Sonreí.

—Mmm...

Dudó un par de segundos, seguro estaba pensado en qué pasará si acepta.

—Pues, bien —Sonrió— ¿paso por ti?

—Sí, pero... ¿puede ser en otro horario?

—Obviamente, también te iba a preguntar eso. Me gusta dormir los fines de semana, algo que me contagió mi primo Suga —Rió.

Reí— Bien, a las 16:00 ¿te parece?

—Sí, bien. Ahora vamos a tu casa, debo acompañarte.

Fuimos hasta mi casa, la verdad, el camino se me hizo muy, pero MUY, corto. Estar con él hacia que las cosas no existieran, era como si el mundo estuviese vacío y sólo nosotros dos estemos en él.

—Bien, llegamos —Suspiré, la verdad no quería que llegásemos.

—Oh, qué rápido —Rió— Bien, nos vemos mañana Adelia.

Dio un beso en mi mejilla y se fue, quedé impactada. Hoy no duermes Adelia, hoy no duermes...

Narra TaeHyung...

¡Dios, qué emoción! ¡Al fin le di un beso! En la mejilla, ¡pero fue un beso! Ya, ya cálmate Tae, ya pasó, ¡ya pasó! ¡No puedo dejar de pensar en eso! ¡Diablos!

No sé cuándo comencé a correr y a saltar de la emoción, la gente me miraba... pero meh, ser normal no es divertido, por cierto, debo contarle a YoonGi lo que hice. Tengo una sonrisa estúpida, pero qué le voy a hacer.

Minutos después...

—¡YoonGii! —Estiré la última vocal de su nombre.

—¿Qué quieres?

—Le di un beso en la mejilla a Adelia.

—No te creo —Rió.

—Pues debes creerme, porque lo hice —Sonreí victorioso.

—Dime, ¿tienes pruebas?

—¿Adelia cuenta como prueba?

—Sí, mañana le mandaré un mensaje y le preguntaré.

—Okey, voy a mi cuarto, adiós.

—Adiós.

Horas después...

Estaba aburrido en mi cuarto, jugando con mis lápices y gomas, tenía dos de cada uno, un lápiz se llamaba Tuti y el otro Nombi, y las gomas se llamaban Gaga y Roni.

Me gusta jugar con ellas, la verdad es entretenido. Bien, al caso. Estaba jugando con mis cosas hasta que alguien llama a mi puerta.

—Tae, soy Suga.

—¿Qué sucede?

—Alguien vino a verte.

—¿Quién?

—Sólo sal.

Obedecí a Suga y salí a ver quien era, con una sonrisa en mi cara. Cuando llegué al marco de la puerta, mi sonrisa desapareció, era Mark.

—¿Qué quieres? —Dije seco.

—Adelia canceló su cita conmigo, me dijo que iba a salir contigo, ¿es cierto?