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—¿Pero estará bien? —cuestionó Israel a Alan.

—No te voy a mentir —suspiró— Todo puede pasar

—Pero... —no pudo terminar

—¿Familiares de José Alfredo Pacheco Leyva?

—Nosotros —contestó Iván

—Su ritmo cardíaco se ha controlado, es un milagro que por los litros de alcohol no se haya inducido a un coma o algo peor

—¿Eso quiere decir qué está bien? ¿Podemos verlo? —cuestionó Israel

—No, por ahora no es posible, estará en observación, veremos como evoluciona esta noche. Por lo que me dicen toma mucho —ellos asintieron— ¿Han pensado en anexarlo?

—Siendo honesto si —contestó Alan e Israel lo miró— Pero aún no he tenido el valor, por él, su hermano

—Deben de tenerlo en cuenta, vuelvo a decirles es un milagro que siga aquí —les entregó un folleto— Lo mejor que podrían hacer es ir a descansar y mañana volver. Que tengan buena noche

Alfredo había estado en un bar, efectivamente no le importó lo que dijo Alan, mejor dicho, no lo recordó. Pensaba que todo había sido un sueño, así que ignoró eso.

Salió a tomar, combinaba cualquier bebida y obviamente el bartender con tal de ganar dinero no lo impedía, el alcohol se combinaba y se le "subía" cada vez más

—Quiero un... tequila

—No cree que debería ya parar... —preguntó una de las chicas que estaba detrás de la barra

—¿Quién se lo va a tomar? ¿Tú o yo? —el tequila se lo entregaron y lo tomo de un sólo trago

—¿Quiere otro?—cuestionó aquel chico con chaleco azul brillante.

—Basta Rogelio, no exageres, este chico va a sufrir una congestión alcohólica

—Al cliente lo que pida, ¿no?

—No mames, no son ni las once de la noche y ve como está—contestó muy enojada la chica

Era verdad, todavía no daban las 11 y Alfredo ya estaba bastante mal y si seguía así para la hora que acostumbraba irse estaría en un hospital, pero a el tal Rogelio no le importó y siguió dándole alcohol, al punto que el estado de ánimo pasaba de feliz a triste en segundos, el ritmo cardíaco de Freddy comenzó a bajar, todo le daba vueltas y cayó al suelo. Fue llevado al hospital, ahí llamaron a Israel, él muy asustado le llamó a Alan y junto con Ivan pasaron por él para ir al hospital. Pudieron observar que el menor estaba muy asustado, pidieron informes de Freddy pero no se los daban.

Después de que el doctor se retiró, tomaron la decisión de irse y llevar a Israel a la casa de los Navarro, estando ahí trataron de subirle el ánimo, pero fue imposible

—Verás que se pondrá bien —le dijo Karen abrazandolo

—¿Y si no? ¿Qué voy a hacer

—No hay que ser pesimista, hijo —habló la abuela de los Navarro— No estás solo, tienes a tus primos y a mi, que me puedes considerar como abuela

—Gracias

Obligaron a que el menor cenara y después le dieron un lugar donde dormir y en el cual lloró y pidió porque su hermano viviera.

Me soltaste| f.lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora