Capitulo 8: Las minas

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Al llegar al otro lado de las minas Dulce y Roy se ofrecieron para distraer a los guardias mientras los demás investigaban dentro, al principio no estaba segura de eso pero viendo su determinación acepte que lo hicieran.

Después de que se fueran solo observamos como creaban una distracción lo cual funciono casi a la perfección, una parte de los guardias fueron a inspeccionar la zona por donde se encontraban Dulce y Roy dejando solo a unos seis guardias vigilando la mina, solo tenían un soldado mas que nosotros pero igual debíamos inmovilizar al mismo tiempo a todos los guardias o soplarían el cuerno a sus refuerzos, así que un ataque simultaneo para derribar a los seis era la única opción.

—Bien chicos, recuerden que deben ser precisos al atacar, no podemos permitir fallar —dijo Brigitte intentando estar calmada.

—Y-Yo, no puedo hacerlo... —comento Diana con la mirada abajo.

—Pero que dices Diana, yo se que puedes hacerlo, no tengas miedo!! 

—N-No es eso, Yo... D-De verdad no puedo, soy hechicera, no guerrera, lo mas probable es que falle y mi magia de ataque es muy llamativa si la uso nos descubrirán, pero puedo ayudar con algo de magia de utilidad...

En ese momento pensé que eso no funcionaria y que terminaríamos capturados pero no había otra opción mas que intentarlo, debíamos atacar ahora.

—Bien, hazlo!! 

—De acuerdo! Oh luz, por el poder que se me ha otorgado, que la divina protección este contigo: Speed!

Después de recibir el hechizo no sabia que clase de poder tendría, me sentía todavía normal hasta que comencé a notarlo.

—Vaya, me siento un poco mas, ligera! Que clase de poder es este? —pregunto Brigitte asombrada.

—M-Muy bien Brigitte, con este poder puedo aumentar la velocidad de una persona por un corto periodo de tiempo, c-creo que sera suficiente para que ataques a tres soldados mientras el resto se encarga de los otros —respondió Diana algo cansada.

—D-Diana que te sucede? 

—Los hechizos gastan energía y este en particular si consume lo suficiente para debilitarme un poco, pero no importa estaré bien si me quedo aquí y descanso un poco, ustedes vayan que no hay tiempo, ahora!!!

Entonces nos acercamos para atacar simultáneamente al enemigo, cuando di la orden comenzó el ataque, les llegamos por sorpresa así que no les dio tiempo de reaccionar y fueron cayeron uno a uno, en un principio pensé que seria complicado atacar a tres pero realmente me equivocaba, los derribe rápidamente y todos lo logramos, ahora solo faltaba entrar y descubrir la verdad. 

Después de derribar a los guardias Gabo fue por Diana, mientras nos quedamos enfrente de la mina un momento y antes de entrar Sardo sugirió que quizás era buena idea ponernos las armaduras de los guardias que ademas de protección nos serviría para engañar a los demás soldados del imperio. 

Aceptamos esa idea e inmediatamente cada quien se puso la armadura a excepción de Diana que se negaba rotundamente porque decía que los hechiceros no usaban armaduras, así fue hasta que por fin acepto solamente llevar armadura por un rato, al entrar a las minas no encontramos nada sospechoso, solamente había metales y roca, realmente todo se veía normal, entonces Diana uso de nuevo un poco de su magia para encontrar alguna puerta secreta lo cual funciono pero debilitandola mas de lo que estaba, lo que provoco que se quitara su armadura y decidiendo que se quedaría vigilando el pasadizo secreto para descansar mientras nosotros entrabamos a investigar.

Después de entrar por el pasadizo encontramos algo completamente diferente a lo que vimos antes, había gente transportando metales raros, excavando mas túneles, incluso vimos como transportaban los cuerpos de las personas que ya no podían seguir, era una completa locura, también estaban mas guardias dispersados vigilando que nadie holgazaneara, no podía creer lo que estaba viendo pero debíamos darnos prisa antes de que nos descubrieran, Gabo regreso para ayudar a Diana mientras nosotros buscábamos rostros conocidos o alguna pista.

El Imperio GreytilianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora