Capítulo 10: Eres mi mujer

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Abraham

Reviso los últimos papeles que me quedan por firmar. Miro de nuevo el reloj y por primera vez en mucho tiempo, siento la necesidad de llegar a casa. Intento no pensar demasiado en todo lo que nos ocurrió anoche. Las risas que hace tantos años, tenía guardadas en mi interior.

-¿Ocupado? -Levanto la vista y veo a Thomas mirándome.

-¿Teníamos una cita? -pregunto sorprendido.

-No, solamente quería ver si estabas muy ocupado. He venido de hablar con mi abogado sobre el negocio que me propusiste. -Le miro esperando que siga, pero no dice nada más.

-¿Tienes alguna duda respecto al contrato? -Intento no sonar demasiado nervioso.

-Ya tendrás noticias mías. ¿Y tú maravillosa esposa? -No puedo evitar la sonrisa estúpida que invade mi rostro.

-Estupendamente. Ayer tuvimos un pequeño accidente con el agua del baño después de que te fuiste... -No puedo creer la forma en la que estoy hablando ahora mismo de la mujer con la que comparto el pequeño piso en el que casi ni cabemos.

-Eres afortunado chico. Y si me permites un consejo... no dediques tanto tiempo a trabajar y céntrate en ella. Que sienta que la valoras u otro hombre lo hará por ti. -Sus palabras me hacen recordar los celos que siento cada vez que ese DJ de la emisora está demasiado cerca de ella.

-Tienes razón, voy a regresar a casa ahora mismo. -Cojo las cosas y salgo con Thomas del edificio. Cada uno sube a su coche y voy directo a casa. Ahora es cuando me doy cuenta de que las cosas no han cambiado tanto como yo creía. Parezco ese joven que se enamoró de la mujer más maravillosa del mundo.

Abro la puerta y escucho ruidos en el interior. Sonrío y me acerco lentamente, sin hacer ningún sonido. Quiero sorprenderla, así que voy a la habitación y el sorprendido soy yo. Observo como Gema está metiendo sus cosas en la maleta y en las cajas que trajo con ella.

-¿Gema? ¿Qué sucede? -pregunto preocupado. Un nudo se instala en mi garganta e intento tomar aire mientras espero su respuesta. Ella se vuelve lentamente hasta que sus ojos se quedan anclados en los míos. Reconozco la tristeza y la determinación en ellos.

-Me voy a mi casa -dice cerrando la maleta y rompiendo la conexión visual entre nosotros.

-Gema, esta es tu casa. -Cojo una de sus manos deteniéndola. Intenta soltarse de mi agarre, pero se lo impido.

-¡Esto es una farsa! Lo siento, pero no voy a perder nada más. Ya me perdí a mi misma hace años y a mis padres poco tiempo después de eso. No voy a ser capaz de... -Las lágrimas inundan su rostro y yo las limpio con mis manos mientras acaricio sus mejillas. -Tu madre ha venido aquí y me ha dejado claro lo que piensa hacer respecto a esto -dice señalándonos a ambos.

-¿Mi madre? ¿Qué tonterías te ha dicho? Gema, ella no va a poder hacer nada para...

-Ya nos separó una vez. No creo que sea complicado para ella volver a hacerlo. Utiliza su dinero y poder para conseguir lo que quiere. Lo que más me duele, es que soy consciente de que no hay nada gratis en este mundo, pero el amor sí lo es. Y consiguió arrebatárnoslo. Es mejor terminar ahora que todavía estamos a tiempo. Puedes decirle a Thomas cualquier cosa que se te ocurra. -Decido soltarla para no hacerle daño. A mi mente vienen todas las dificultades que pasamos por culpa de Margaret, cómo terminamos separados por la presión que ella puso sobre mí. La rabia me invade y todavía más cuando acepto que no todo fue culpa de mi madre. Yo me dejé manipular y llevar por ella demasiadas veces.

-Esto no se va a quedar así. -Paso por el lado de Gema y me pongo delante de la puerta. No voy a dejarla marchar, nunca más.

-Abraham... -dice intentando que entre en razón, pero no lo hago. Saco el móvil y marco ese número que conozco de memoria. Ella no tarda demasiado en responder.

Cuando te vea de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora