Almien I. Fuera de Órbita 🌌 (KaiSoo)

5. Sueño 👽

Me hundo en la superficie mientras
Alcanzo las estrellas
El mundo está fuera de foco como los autos pasando
Respirando la temperatura
Que se filtra por tu bufanda
Es más grande que algo molecular
Es todo lo que somos
Bebé, a donde sea que vayamos
Respira un poco más cerca
Conduce, directo a la tormenta
Y desaparezcamos en la noche
Sabemos el cómo, abrázame fuerte
Una hermosa alianza
Baja las ventanas
Sí, tenemos el tiempo
Seremos una ciencia.

Science, Allie X.

🌌

Aunque ya tenía sueño, JongIn por sobre todo tenía hambre. Después del incidente con el ramen, tal vez parecía que había perdido tiempo con la plática de KyungSoo en el baño, pero no lo sentía así en lo absoluto, sino que era como detenerse; detenerse entre su tiempo y el de ese tal Almien; y su mundo Almien. Allí donde todo sucedía muy rápido y que comparado con la Tierra, según le decía, todo era extremadamente lento.

JongIn estaba abrumado, porque no importaba qué tan lento fuese su propio tiempo, la información que recibía increíblemente rápido del Almien, ya no sabía cómo procesarla; éste iba a la velocidad de la luz al hablar de temas sobrenaturales que él desconocía.

Y quizá no debería ser nada del otro mundo todo lo que oía; pero lo de KyungSoo, también podían ser puras palabras que cualquier charlatán filósofo diría en una clase de facultad. No obstante, para él en esos momentos, sí tenían una gran diferencia sus palabras; porque nunca había tenido filosofía, ni a nadie que le dijese esas precisas y profundas cosas. Probablemente ningún filósofo iba a tener nunca la misma experiencia que él, hablando con un supuesto ser que se expresaba de a ratos en otra lengua; que tenía ojos en forma de universos; piel de luna y labios pasionales color Marte.

Eran palabras de un joven que parecía de su edad pero tenía miles de años más, y él jamás los alcanzaría ni reencarnando doce veces, ni dándole una vuelta completa a la misma rueda astral y pasando por todos los karmas habidos y por haber. Eran las frases más sabias que había oído en toda su vida, y estaba seguro de que era un completo estúpido por estar escuchándolas de un completo extraño.

De alguien o algo que tocando su pecho, había adivinado que no estaba, sino que también se sentía solo. Su casa apenas era habitada por sí mismo, las personas que lo rodeaban diariamente, sólo lo hacían por escasas horas. Todos estaban muy ocupados en sus trabajos y estudios, concentrados en el futuro, como para salir a algún lado a divertirse y distraerse un rato.

Estar solo lo llevaba a sentirse solo, creía JongIn. Sobre todo si no era un amante de la misma soledad.

Si “solo”, sólo era una costumbre.

Recordaba cuando su madre seguía viva, y sabía que estar junto a alguien, no era sinónimo de verdadera compañía. Su madre estaba con él, pero les faltaba su padre. Y sí, en ese entonces también se sentían solos. Una madre deprimida no era algo fácil con lo que lidiar. ¿Quién llenaba la sensación de soledad en él entonces? Si con quien más quería poder pasar tiempo y compartir, parecía refugiarse en un mundo de sueño en la habitación.

Un día parecía estar feliz de la vida, y al siguiente profesar que deseaba desaparecer del mundo. JongIn encontraba difícil tratar con aquello, él también necesitaba contención. Y aunque hubiese llamado, e intentado hacerla acudir al psicólogo, nada funcionaba. Porque al día siguiente ella estaba contenta.

Entonces creía él también, al igual que ella, que volverían a estar bien para siempre.

Aún cuando sólo era un ciclo repetitivo y sin fin.