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Mi mejor amiga, Nathalie, ha venido desde Palma para poder maquillarme y hacerme el peinado de mi graduación. Es la segunda vez que se encarga de ello, se le da genial.
Hemos cambiado de peinado tres veces, no ha podido hacer bien el que quería así que probó con otros distintos, pero al final nos hemos decantado por el que me hizo en mi última graduación, la del instituto.
Me pinta una sombra de ojos de tono rosaceo, rimel y, bueno, la verdad es que he perdido la cuenta de todos los "potingues" que me ha echado en la cara. No estoy acostumbrada a tanto, siempre que me maquillo me pinto con cuatro cosas y acabé, soy muy sencilla, aunque debo de admitir que estaba deseando poder arreglarme y sentirme guapa al menos por una noche. No soy una chica que destaque precisamente por su amor propio ni por un alto ego, pero sí me gusta sentirme guapa en ocasiones como ésta.
Vamos un poco tarde y a penas he cogido el móvil, así que me pongo apreguntarle a Kyle como va mientras me abrocho los tacones con una manoun poco a ciegas. Suelto el móvil y por fin, saco a la luz el vestido, que permanecía encerrado en la bolsa de plástico que aparentemente lo mantiene protegido. Es precioso.
Me lo coloco con cuidado, me abrocho la cremallera y termino ajustándome los tirantes. La colonia que he dejado reservada para hoy es mi preferida, de un olor dulce y muy agradable.
Voy con Nathalie hacia el instituto, en su coche, y mi madre llegará un poco más tarde con dos titas mías. Es la primera vez que me subo con Nathalie, no conduce nada mal.
Había mucha gente y aparcar fue misión imposible, nos costó muchísimo. Avancé por la carretera, junto a Nathalie, a paso ligero. Los pies no me dolían a pesar de los tacones, notaba como el vestido bailaba entre mis piernas. La gente me miraba. No podía parar de sonreír, me sentía como una auténtica princesita; supongo que ésto es lo agradable de las ocasiones en las que nos arreglamos, que nos sentimos totalmente deslumbrantes y únicos.
Me pareció que un mechón de mi pelo se estaba cayendo, me lo arreglé como pude y seguí hacia delante.
La calle de mi centro estaba totalmente saturada. Había muchas caras conocidas pero no consigo encontrar a mis compañeras, ni a Kyle. «¿Dónde están? ¿Y Kyle? Quiero verle, abrazarle, besarle, verle y que él me vea a mí.»
Cogí el móvil y les escribí a todos mientras intentaba encontrarles al mismo tiempo con la mirada. Al parecer, Rocío, Ana y Marta estaban ya dentro. No sé por qué pero los profesores y los miembros de la jefatura de estudios, habían decidido que hiciesemos una especie de entrada triunfal, en doble fila, pero para ello teníamos que rodear todo el centro, por orden de clases y lista, por su interior atravesando numerosas escaleras.
Me cogí el vestido para bajar del escalón en el que me encuentraba y avanzar por la carretera para poder entrar al edificio. Miré hacia la derecha, no venía nadie; miré hacia la izquierda, Kyle.
- ¡Kyle!- Pareció que el me vio antes. Lucía una enorme sonrisa. Iba tan guapo... Descendí el escalón y giré mi cuerpo hacia él para poder hablarle entre tanto ruido. - Voy a subir ya arriba, ahí están todos. ¿Vienes?
- Estoy buscando a mis padres. Me separé un segundo de ellos y ya no sé dónde están. Ahora iré, ¿vale?.
- ¡Vale! Mira, ella es Nathalie.
Se presentaron con dos besos muy amablemente. Me tranquilizó que Nathalie estuviese sonriendo, le había caído bien Kyle, o eso creo.
- Vas muy guapo. -Le susurré a Kyle al oído con una sonrisa.
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Más allá de mis sentimientos
RomanceAlicia es una chica del pueblo de Alaró, que estudia Bellas Artes en Palma de Mallorca. Sus compañeros de clase son estupendos. Tiene un novio maravilloso del que se encuentra totalmente enamorada; o eso cree, hasta que aparece una nueva persona en...