Amazing world » Marvel One Shots

020. PERSONAJE ESPECIAL

AMBIENTADO EN INFINITY WAR
"¿Eres... realmente tú?"

Todos estamos asustados, por más que ninguno quiera admitirlo.
Peleamos contra esas cosas monstruosas y luchamos por mantenernos con vida; la verdad me siento desganada, como si vivir fuera muy pesado.

Y sí lo es.

A diferencia de todos aquí a mi lado, yo no tengo nada por lo que luchar.

Wanda lucha por Visión.

Tony vive por Pepper.

T'Challa cuida su nación.

Steve defiende el mundo.

¿Y yo? Solo ayudo a salvar el universo, aunque realmente no me encuentro motivada.

Solía ser una vengadora. Me reuní con Stephen, ya que lo conocí cuando era cirujano, y en ese momento fue cuando regresó Bruce a la Tierra, y no podía ignorar la amenaza simplemente.

Supe que estamos perdiendo cuando el doctor Banner fue derrotado por Thanos. Y el antes nombrado esta frente a mis ojos.

Extrañado, se inclina hacia mi, a lo que yo permanezco inmóvil.

—Nada... No tienes nada por lo que seguir adelante, ¿cierto, pequeña? —quería gritarle y negarle aquello, que lucho por salvar este planeta, que no quería dejar a nadie caer, pero no puedo hacerlo. Bajo la mirada, derrotada.

—Lo único que me mantiene con vida no respira —suspiro, tratando de aguantar las lágrimas.

Él parece entenderlo, ya que me regala una mueca.

—Lo entiendo, lo entiendo. ¿Quieres verlo de nuevo?

Mis ojos lo miran directamente, ¿debería hacerlo? ¿Hacerle caso a un ser genocida?

—Sí —musité.

Él sonríe. —Espera aquí.

Asiento y caigo sobre mis piernas, puedo ver a Wanda llorando después de que Thanos reconstruyera a Visión y lo destrozara por segunda ocasión.
Haciéndome sentir egoísta, porque no lo detuve.

Sin embargo, Thor llegó y le apuntó al pecho.

—Debiste apuntar a la cabeza —menciona el hombre del guantelete, y chasqueó los dedos.

—Ven pequeña, toma mi mano—susurra y puedo ver que todos me observan, confusos.

Indecisa, me acerco.

—¿¡Qué haces!? —grita Thor, niego con la cabeza y rápidamente tomo la mano de Thanos.

Entramos por un portal extraño y simplemente cerré los ojos cuando sentí que estábamos en tierra firme.

—¿Dónde estamos? —pregunté.

—No lo sé... —dice, disfrutando la vista de lo que parece ser una granja. ¿En serio? ¿Destruyes la mitad del universo y vienes a una granja?

—¿Acaso no lo viste venir? —musita una voz que no escuchaba hace mucho tiempo.

—¿...Pietro? ¿Eres... realmente tú? ¿No eres una ilusión?—cuestiono, mientras mi cara está llena de lágrimas.

—¿Qué ilusión, princesa? Prometo que no volveré a dejarte sola otra vez.

Y su presencia me recibió con un cálido beso, acompañado de un abrazo.

No lo volveré a dejar caer.