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Ahí está de Nuevo.
La chica que vez todos los días en la cafetería en la misma mesa de todos los días, siempre pide lo mismo: chocolate caliente con unas tostadas de queso de papa mientras leía un libro, siempre cambiaba de libro.
Hoy llevaba el cabello recogido y tenía un bonito vestido azul cielo con unas botas negras y una bufanda blanca por el frio que hacia afuera se veía realmente hermosa.
Tu nunca le hablabas solo la veías, te gustaba ir a esa cafetería antes de ir a la universidad, pero desde que la viste ahí quedaste impregnado por su delicadeza y belleza.
No es que fueras un maldito hostigador solo que es imposible de olvidarla.
Sabes que le gustan los conejos por el simple hecho que su cartera o mochila siempre tiene un llavero de ese conejo famoso.
Sabes que su color favorito es el violeta ya que siempre tiene algo de ese color.
Sabes que a veces tiene un mal temperamento ya que cuando viene con sus amistades se molesta de algunas cosas que ellos le dicen.
Sabes que le gusta dibujar ya que cuando no está leyendo está dibujando algo en una libreta.
Sabes que tiene unos hermosos ojos porque más de una vez haz cruzado la mirada con ella
Pero lo que no sabías era su nombre.
Más de una vez has tratado en acercarte a ella pero cada vez que te acercabas te desviabas, ya que no te atrevías.
Si tan solo fueras valiente para acercarte a ella; tan solo para preguntarle la hora.
—¿deseas ordenar algo?—te pregunto la mesera amablemente
Te percataste que ella estaba de hace rato esperando tu orden.
—¡quiero café y un bizcocho de chocolate!—le dijiste avergonzado mientras leías el menú rápidamente
La mesera asintió y se retiró
Dirigiste de nuevo la mirada para aquella mesa, pero te sorprendiste al ver a la chica que te miraba; tu alejaste la mirada rápidamente sonrojado y nervioso, cuando la volviste alzar ella estaba de nuevo fija en su lectura.
Ya era las 10:00 am
Era la hora en que ella se levantaba, paga su orden y se iba y no la volvías a ver hasta mañana a la misma hora
-.-.-.-
Era otro día
Y de nuevo la veías en la misma mesa y comiendo lo de siempre, esta vez estaba escribiendo algo lo que parecía ser un diario.
Y así siguieron pasando los días.
Admirándola de lejos.
En silencio.
Un recuerdo paso por tu mente
Era el aniversario de la muerte de tu madre y como todo los años fuiste al cementerio con tu familia
Tu padre siempre ha sido un hombre alegre y alocado pero cuando llegaba esta fecha cambiaba por completo siendo un hombre serio
—nunca olvidare el día que conocí a tu madre
Lo escuchaste decir
—recuerdo que no me atrevía acercarme a ella y solo la admiraba desde lejos
Te sorprendiste porque parecía que te estuviera espiando
—pero un día fui valiente solo por 7 segundos; me acerque a ella y le dije: "hoy te ves hermosa" recuerdo que ella me miro raro—sonrió por el recuerdo—pero luego sonrió, y esa sonrisa de verdad era demasiada hermosa, desde ese entonces la invite a salir y desde ese día me ha hecho feliz todos los días de mi vida.
Te coloco la mano en el hombro
—por eso hijo mío te digo que seas valiente por solo 7 segundos y aprovecha la vida porque nunca sabes cuándo será demasiado tarde.
Esas palabras jamás abandonaron tu cabeza
Te llenaste de determinación y valor.
Te levantaste de tu asiento y empezaste a caminar hacia ella
1
Empezaste a contar en tu mente
2
Recordaste que tenías que ser valiente solo 7 segundos
3
Te sentías nervioso
4
Sentías ganas de vomitar
5
Sudabas frío
6
Hoy era el día que te acercarías a ella
7
Por fin hablarías con ella después de mucho tiempo, por fin sabrías su nombre
Te paraste al lado de ella junto a la mesa; ella alzo su mirada y te vio, comprobaste que tenías de verdad unos ojos hermosos
—¡Hola!—la saludaste con los nervios a flor de piel
—¿en que te puedo ayudar?—te preguntó algo extrañada
—solo quería saber ¿cómo te llamas?—ella parpadeó muchas veces extrañada, te dijiste idiota mentalmente ahora sí que había perdido—¡lo siento!—te diste la vuelta para alejarte, los 7 segundos de valentía se te habían ido.
—Rukia.
Escuchaste y te volteaste
—Mi nombre es Rukia Kuchiki—te sonrió—¿el tuyo?
Tú no pudiste evitar sonreír
—Ichigo...Ichigo Kurosaki
—¡un gusto en por fin conocerte Ichigo!
Tú te quedaste sorprendido
–siempre te veo en la otra mesa mientras bebes café con un pastel de chocolate—sonrió apenada—creí que nunca vendrías a preguntarme cual era mi nombre
Te quedaste sorprendido ella también estaba pendiente de ti, también estaba esperando a que te acercaras.
—sabes cada mañana tengo la opción de desayunar en casa pero siempre vengo a esta cafetería—te sonríe de nuevo sonrojada
Tu no pudiste evitar sonreír, te sentaste en la silla vacía que estaba frente de ella
—sé que aún no nos conocemos y sonara un poco atrevido de mi parte pero... ¿quieres salir conmigo algún día?
Ella te sonrió
—¡por supuesto!
Y desde ese día, agradeces todos los días de haber sido valiente por solo 7 segundos.