Resurrección

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No me reconozco de una pieza, porque suelo hacerme añicos.
Es curioso como quien ayudó a destruirte tiene el mismo significado que un pelo en el saco;
como quien juró amarte
te lastimó hasta lograr que te saliera sangre por los poros.

Pero todo pasa.

Y las grietas que te hicieron,
que te hiciste,
te las curaste vos sola.

Te relamiste las heridas como quien pone sal donde acaba de perforar la bala.
Castañeaste los dientes hasta hacerte doler la mandíbula
y no poder abrir las fauces.
Te quebraste los huesos a martillazos tratando de sacarte ese clavo que tanto estaba molestando.
Preferiste golpearte la cabeza hasta sangrar,
sólo para recordarte que es mejor estar viva.
Te diste cachetadas por el placer de mantenerte despierta
hasta hacer que te ardieran los ojos,
porque dormir implicaba soñar con lo que jamás tendrías.
Te mordiste los labios hasta sangrar
para comerte palabras que creías que no tenía sentido decir.

Llegaste a llamarte fea, tarada, estúpida, idiota, infeliz, mierda, cuando lo que realmente querías decir era
me amo
me amo
me amo.

Todavía no es mañana,

Y la sangre te recorre el cuerpo
y las lágrimas siguen cayendo como la primera vez.

Todavía es hoy.

Seguís con los huesos rotos,
las uñas comidas y el corazón a mil galopes por segundo.
Y con un dolor parecido al que sentiste cuando perdiste a alguien que querías
por primera vez.
Pero lo bueno de que sea hoy
es que va a llegar mañana.
Y vas a encontrarte entera, recolectando la piel del piso, pegando los huesos,
y secando la sangre.
Y vas a decirte a ti que estás bien,
que llorar sana,
que el tiempo cura todas las grietas.
Que el dolor es una mierda pero que sos tan valiente que preferís sentirlo a fingir que no pasa nada.

Y lo bueno de que llegue mañana
es que llegará pasado mañana;

Y cada día sólo te recordará
que el dolor hace a los valientes
mientras los débiles buscan una transparencia que finge que el dolor pasa
como al sacarte una curita,
rápido y con eficacia.

A la mierda la transparencia,
estás hecha de grietas y quien te ame no verá a través de ellas, sino que preferirá sentirlas.

Porque quien se anima a enfrentar el dolor tiene un fuego que arde, con tanta intensidad,
que hace al amor propio imbatible.

Tan humana que dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora