El problema es
que yo no quiero un mientras tanto,
porque soy un desacierto contradictorio
y una duda constante.
Primero tropecé y después aprendí a caminar.
No creo en las alas,
porque son las piernas las que nos impulsan hacia adelante.
No hay nada más bonito
que caminar sin rumbo fijo.
La anticipación es una cárcel
—los pájaros nacieron para ser libres—
Sólo sé fluir.
No creo en los encierros,
y sí en que el alma necesita entregarse por completo.
Aunque duela.
Me enseñaron que el mañana asusta,
pero los amaneceres me resultan hermosos;
que el amor se mide en números,
pero sólo sé medirlo en latidos;
que es imposible no anticiparse,
pero creo que es más divertida la certeza de que algo va a pasar,
sin saber qué es.
Me enseñaron, me dicen.
Y mi único objetivo es desaprender todo lo que me dijeron.
Porque el amor es ciego,
no se elige,
lleva tiempo
y duele.
Y no hay nada más lindo que no saber.
Sólo cerrar los ojos y echar a andar a andar.
¿Qué es lo peor que puede pasar?
Tropezarse.
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Tan humana que duele
PoésieEN CORRECCIÓN a la fecha del 24 de marzo del 2022. Poesía. O eso intento hacer. Aprovechando esa humanidad que, a veces, tanto nos hace doler quiero hacerle llegar a aquellos/as que se sientan solos/as el sentimiento de que alguien los entiende. Que...