Cuentos

123 6 0
                                    

Nunca me contaron
que, a veces, nuestra cabeza dibuja historias,
pinta retratos vívidos de lo que
podría haber sido.

Los cuadros que pinta son impactantes,
y tan, tan, dolorosos
que cabe preguntarse:
¿A dónde queremos llegar con esto?
¿O lo que buscamos es sólo relamernos la herida?

El placer insano de flagelarse a uno mismo hasta que ya no queda más por sangrar.

Hasta que sigue doliendo, arde, escuece, pero ya no sangra.

Quizás hasta que no caigan más lágrimas,
hasta que el recuerdo se convierta en un hecho vivido que cause placer,
no dolor.

Quizás pintamos cuadros porque nos ayuda fingir el pensar cómo podrían haber salido las cosas,
porque aún no estamos listos para enfrentar la realidad.

O quizás
simplemente
sea sólo una forma de llorar una pérdida.

Pensar en lo que pudo,
pero no es.
Añorar lo que no,
sólo para comenzar a apreciar lo que sí.

Odiarse para quererse;
hasta que amarse sea un sentimiento tan fuerte
que ya no quede espacio para el dolor.

Tan humana que dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora