Juntos

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Las siguientes semanas pasamos bastante tiempo juntos, Daniela tuvo vuelos dentro de españa por lo que nos vimos en Madrid.
Cada minuto que pasaba con ella me daba más cuenta de que era la mujer de mi vida, reíamos, compartíamos gustos en la comida y en la forma de ver las cosas importantes de la vida.
Teníamos una química bestial en la cama, nuestros reencuentros acababan con poca ropa.
Me volvía loco la forma en que me miraba mientras me desabrochaba el botón de mi pantalón con su cara a la altura de mi pelvis. Aquello desemboca en su lengua recorriendo mi entrepierna y mis manos ansiosas arrancando su ropa para poder acariciar sus pechos, y acabar con mis dedos dentro de ella.

Como era posible que en tan poco tiempo Daniela se hubiera convertido en la persona más importante en mi vida, nunca había tenido una relación que durara más de dos días, no porque ellas no quisieran sino porque yo perdía todo interés.
"Adrián, estoy tan bien contigo que muchos días cuando estamos cada uno en nuestras vidas, separados, creo que todo esto es un sueño" me sorprendió con sus palabras mientras cenábamos en su apartamento.
Me levante de la silla y la abracé, la abracé tan fuerte como pude entre sus risas. "Si esto fuera un sueño no te abrazaría tan fuerte" "Te quiero" me salió del alma. Hacia años que no le decía a nadie esas palabras, Daniela me miro intensamente sin apartar sus ojos de los míos y me respondió con un té quiero que me emociono, la bese, fue un beso tierno y suave a la vez.
"Faltan muy pocas semanas para la boda de María y Rafa, te gustaría acompañarme?" Dije mientras me sentaba de nuevo en la mesa para continuar cenando.
"Por supuesto, miraré la planilla del trabajo, pero si hace falta pediré los días" sentenció.

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