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No soltó la perilla de la puerta, de hecho, la apretó más.

Era obvio que no se apartaría.

-Tu lo quisiste....3.- se escucho un disparo y el sonido seco de un cuerpo callendo al suelo.

Aunque, Ink seguia de pie frente a la puerta, solo se limitaba a ver como un joven de piel morena le había hecho fallar el tiro al sujeto desconocido y ahora se encontraban peleando en el piso.

-Eres un imbécil!.- grito el azabache.

-Y tú un traidor! Se suponía que ayudarías!.- cuando menos sintió el moreno, un cachazo se le fue propinado en su cabeza con el mango de la pistola, haciendo retroceder al moreno del dolor, pues le había causado una herida que ahora estaba sangrando, por suerte no lo desmayo.- y en cuanto a tí.- el albino nuevamente se vio amenazado por aquella arma.

Aunque, está vez, fallo y a la vez no.

La policía había llegado, logrando sujetar a los dos sujetos.

Pero eso no fue impedimento para que nuevamente el sonido de una pistola de escuchará nuevamente por todo el lugar.

Ink tocó su pecho, y observó sus manos que comenzaban a pintarse de rojo vivo.

Un sabor metálico invadió su boca y pronto su visibilidad se volvió borrosa.

Lo último que vio fue a los dos sujetos que habían ido para ocasionar caos siendo arrestados y al moreno que le había protegido del primer disparo acercarse a él para ayudarle a detener el sangrado.

-un médico!.- escucho el pintor, como si estuviera muy lejos de lo que antes había sucedido.

Solo se limitó a sonreír al saber que sus dos pequeños estaban a salvó.

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