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El moreno no iba a negar que se divertía un poco, pues había unas cuantas cosas que a él le parecían agradables, pero aún así, no podía evitar sentir incomodidad ante la situación.

-Algo te está molestando.- hablo Geno, que leía un pequeño tríptico que le habían dado en el hotel.

-Nada.

-Claro, cuando nada significa que todo te está molestando.- el albino del parche dejo de lado su lectura y se concentro en acariciar los cabellos violetas del más pequeño de sus hermanos, pues Fresh se había quedado dormido después de haber ido a nadar y jugar con los gemelos en la playa.

-Solo estoy pensando, basta de querer sacarme la verdad a la fuerza.- el moreno se había puesto a la defensiva, dándole la espalda a sus dos hermanos.

-¿Es sobre Ink?.- con solo escuchar ese nombre, sus nervios habían aparecido cómo por acto de magia.- ¿Sabes? Él y yo, hablamos un poco al respecto.- Error no dijo nada, pero escuchaba atentamente.- Si todo lo que está por suceder en un futuro muy cercano no estuviera por, bueno, por ocurrir, Ink se hubiese mantenido firme, distante contigo.- por alguna razón, el tono maternal que siempre tenía Geno está vez era muy serio.- tampoco es cómo si hubiera una razón para perdonarte ¿No?. En fin, a lo que voy, deja de sentirte miserable, al menos en frente de todos ellos. Ink comento que trataba de arreglar las cosas porque, al momento de marcharse quiere descansar en paz ¿Lo entiendes?.- el Crayon del medio aún seguía dándoles la espalda, no por que estuviera molesto. Sabía perfectamente que sus hermanos no lo veían como antes. Todo lo había arruinado. Pero se mantenían con él al ser familia y por los niños.

Un nudo en su garganta se formó, no lloraría, no tenía por qué hacerlo. Solamente se levantó y salió de la habitación, dejando a su hermano mayor confundido.

Afuera comenzó a caminar, realmente sin un rumbo fijo. Solamente entró al elevador y comenzó a subir. Había escuchado que había una terraza bastante acogedora y la vista desde allí era muy bella. Tal vez despejarse le sería útil.

Cuando llegó no había gente, algo que agradecía ya que no quería lidiar con nadie. La verdad es que era muy bonito el lugar, había sillones y bancas puestas para poder conversar, tiras de luces para la noche y plantas exóticas muy llamativas acomodadas de forma vistosa.

Se acercó a la baranda, viendo la costa y sintiendo el aire, notaba a las familias felices, muy unidas y pareciendo no tener ningún problema. ¿Sus hijos cuántas veces no soñaron con un ambiente así?

Se sentía frustrado, se sentía inferior a todos y no le gustaba, por qué cualquiera podría hacerle lo que se le dé la gana y él no replicaría, ni tenía derecho a hacerlo…

Tal vez si saltara…”

Volvió su vista hacia abajo, el edificio era muy alto. Tal vez si se atreviera… Descartó la idea de inmediato. No se merecía un descanso. Se alejo lentamente de la baranda y se fue a sentar a una banca, llevando sus manos a su cabeza y después cubriendo su rostro con desesperación. ¿Qué seguía después de la falta del pintor? No podía ni consolarse a él mismo y no estaba listo para ser el soporte de alguien más.

-Me gustaría que las cosas hubiesen sido distintas.- hablo para él mismo, analizando realmente toda su vida la había desperdiciado. No tenía a nadie, estaba completamente aislado de los demás y no merecía consuelo alguno.

-A mí también.- esa voz le saco un tremendo susto. Haciendo que se levantará rápidamente de su lugar y se alejara un poco. El pintor estaba cerca, le volteó a ver con tranquilidad mientras él sentía su corazón querer salir corriendo. Primero el susto y ahora los nervios, el latir de su corazón resonaba en sus oídos, sinceramente.

-Pensé que estabas con los chicos.

-Están algo cansados y se quedaron dormidos después de ver una película.- respiro profundamente, dejando que el aire de la playa llenará sus pulmones.- ya no tengo tanto tiempo. Pero a diferencia de antes, ya no tengo tanto miedo.- dijo el albino, de forma tranquila y con un volumen de voz algo bajo. Error no quería hablar sobre eso, pero no sería correcto ignorar al contrario así como así. Solamente tomo asiento a su lado, un poco separados solo por precaución.-  quería estar algo solo. Ya no es lo mismo estar con ellos ahora que sé que me iré en cualquier momento.

-Te ves cansado, tal vez deberías de ir a descansar también.

-Ah, odio la cama. Esté o no descansando, mi cuerpo no deja el malestar. Es un maldito infierno. Me siento tan débil.- un rato de silencio los inundó a ambos. A pesar de que las olas se escuchaban a la lejanía, no quitaba lo pesado que era el ambiente.

El moreno quería decir algo, buscar las palabras necesarias para expresarse. Pero cada que sentía que podía hacerlo, una excusa o la culpa le invadían, haciéndolo guardar silencio.

-Error, no quisiera sonar egoísta. Pero ¿Me harías un favor…?- el azabache volvió a mirarlo, asintiendo silenciosamente.- ¿Te quedarías conmigo cuando sea el momento? No me gusta estar solo… No quiero que nadie me vea- Ink sonrió por esto. Agradecía todo lo que estaban haciendo por él.

-Los niños… ¿Ellos no tratarán de buscarte?

-Aunque lo hagan, ya no podré calmarlos por qué ya no estaré con ellos.- el albino comenzó a toser un poco, tapando su boca con su mano derecha. La misma que había manchado de sangre en ese momento. Error estaba aterrado, no sabía con exactitud si el albino se estaba despidiendo justo ahora o solamente eran los síntomas que le recordaban que tiempo ya no tenía.- Error, cuando sea el momento, quédate conmigo. Abrázame contra tu pecho, por favor. Que mi alma vuelva a ti y encuentre las fuerzas para poder ir hacia la luz.- El mayor estaba temblando, un pánico horrible comenzó a recorrerle todo el cuerpo, y su respiración comenzaba a acelerarse.

Sin quererlo comenzó a llorar, fue presa del pánico y la ansiedad fácilmente. Haciendo que el albino guardara silencio y desviará la mirada. El moreno no quería eso, que horrible castigo tener que soportar ver morir a alguien entre tus manos. Pero el pintor no estaba haciendo algo malo realmente, solo quería descanso.

-E-Está bien.- Ink le miro atento, notando cómo el moreno trataba de limpiar desesperadamente sus lágrimas y calmar sus sollozos.

Con algo de cansancio, estiró su mano hacia el contrario y tocó su hombro para llamar su atención. Una vez que los llorosos ojos del azabache estuvieron posados en él, le sonrió con gentileza y le puso entre sus manos otro pañuelo de tela, así como aquella vez que compraron provisiones para su fogata en la playa.

-Je, debería volverse costumbre entre tú y yo cargar pañuelos para ti.- comento con burla. El mayor lo tomo sin esfuerzos está vez, limpiando un poco sus ojos con una esquina. Error había notado que las manos del menor estaban frías, a pesar de las cálidas temperaturas del lugar.- lamento hacerte sentir todo esto.

-No importa.- contesto rápidamente el llorón de a lado, abrazando sus rodillas contra su pecho.

-Error…- el nombrado volteó a verle, rogando por favor que ya no dijera algo que pudiera ponerle mal.- Tengo hambre.- ante está declaración, el moreno comenzó a reír bajito. Eso realmente era inesperado. Después de un golpe de emociones y que el albino le recordara sin querer y sin intención toda su miseria, eso era su salvación más rara.

El mayor se levantó, estirando su mano al contrario con algo de inseguridad. Pero en cuanto el pintor la tomo, solo pudo jalarlo para que este pudiera levantarse.

-Creo que puedes con el buffet del hotel tú solo.- hablo con algo de gracia, caminando para bajar al comedor.

-Podemos apostar a qué puedo con eso y más.

-A puesto a que no puedes ni con la sección de postres.- habían cambiado el tema a uno más ameno, en algo estaba de acuerdo los dos: no se atormentarían el uno al otro con el tema, no hasta que llegara el tiempo.



Nota del autor: lamento que estuvieran esperando mucho. Mis planes no salieron como quería y la universidad consumió excesivamente mucho tiempo.

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